De no existir un sistema regulatorio como el de los embalses alaveses, por la cuenca del Zadorra habría bajado en dos días la misma cantidad de agua que consumen los hogares e industrias vitorianas en todo un año. El dato refleja claramente el papel crucial que juega la presa de Ullíbarri-Gamboa para evitar grandes avenidas aguas abajo del embalse.

Desde la Agencia Vasca del Agua, URA, explican a DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA que, por pura estadística, en los meses de febrero, marzo y abril pueden producirse episodios de lluvia fuerte, y por ello la Confederación Hidrográfica del Ebro ha optado por un desembalse controlado en estas jornadas que permita hacer frente a esos eventuales casos de precipitaciones intensas y minimizar sus consecuencias sobre viviendas, industrias y fincas.

Antes, en plena crecida, se optó por cerrar las compuertas y dejar que el embalse acumulara agua hasta un margen seguro, de tal forma que la cuenca del Zadorra, aguas abajo de la presa, no se viera desbordada.

Lluvias muy intensas

La cuestión es que las lluvias fueron muy intensas y eso provocó las inundaciones en el sur de Vitoria-Gasteiz, por la incapacidad de los sistemas de desagüe de la ciudad de evacuar todo el agua que llegaba de los Montes de Vitoria hacia el Zadorra, y no por un exceso de caudal en este río.

De hecho, al norte de la ciudad, el cauce aguantó la avenida de agua, que no llegó a inundar la calle La Presa de Abetxuko, no impidió la circulación del tranvía y, salvo casos muy puntuales, no causó daños en viviendas o industrias de la zona.

Si anegó, como muestran las fotografías publicadas ayer por este periódico, amplios espacios de fincas agrícolas en las áreas cercanas a la ribera del Zadorra, en Lopidana o Yurre, pero cabe imaginar hasta qué cota habría llegado el agua si el embalse no hubiera retenido los 16 hectómetros cúbicos que se quedaron tras la presa de Ullíbarri-Gamboa y que desde ayer se están liberando de forma controlada a la cuenca del río alavés, una vez la avenida de los últimos días ha bajado hacia el Ebro.

Obras en el cauce

Por otro lado, la capacidad de dicha cuenca es mucho mayor a la altura de Vitoria-Gasteiz desde que se acometieron las obras para hacer frente a las riadas en Durana, Gamarra o Abetxuko, y que se siguen desarrollando en sentido oeste hacia Astegieta o Crispijana. URA dio luz verde el pasado septiembre a la IV fase de estas obras de defensa frente al Zadorra, gracias a una inversión de 5,6 millones de euros.

Las actuaciones de protección del aeropuerto de Foronda serán objeto de un proyecto independiente de esta cuarta fase del plan, y quedará pendiente la parte más complicada de esta intervención, una fase III para la zona entre Yurre y Abetxuko, que contempla ampliar el puente de la N-622 para que no ejerza de muro de contención del agua.

A pesar de la mencionada ampliación de la zona inundable en Durana, Gamarra o Abetxuko, en diciembre de 2021 las lluvias que se prolongaron durante tres semanas sí comprometieron la capacidad de regulación de las avenidas del embalse alavés, dado que entraba en Ullíbarri-Gamboa más agua de la que salía por las compuertas.

Entonces, recuerdan desde URA, aquellas incesantes precipitaciones llegaron con el pantano en una cota muy alta, lo que obligó a desembalsar cuando el Zadorra ya llevaba mucho caudal y causó inundaciones de mayor entidad, que la limpieza de las riberas, señalan los expertos, no hubieran podido evitar. Al contrario, la vegetación frena la velocidad y la capacidad de transporte y erosión de las crecidas. En el caso de los puentes, el atoramiento de sus ojos puede provocar inundaciones en su entorno, pero en ningún caso, apuntan, es capaz de generar una mancha de agua como la que el pasado martes dejó la riada.