Amurrio disfrutó ayer de la vigésimo novena edición del Artzain Eguna. La cita pastoril transcurrió bajo una agradable temperatura que animó al público a salir de casa, aunque durante la entrega de premios de en torno a las dos de la tarde, muchos huyeron en estampida al hacer acto de aparición una impertinente lluvia. Con todo, la práctica totalidad del programa pudo llevarse adelante, y Amurrio pudo rendir homenaje al ancestral oficio del pastoreo, gracias al cual se mantienen limpios nuestros montes, en la figura de cuatro pastores veteranos que lucieron radiantes: Miguel Ángel Polo, de la localidad de Okina; de Socorro Ramírez Alba, de Arriola; de Iñaki Ugarte Menoyo, de Respaldiza, y de Juanjo Ortiz de Zárate Ortiz de Pinedo, de Sarria.
Y es que si hay algo a lo que están acostumbradas las personas dedicadas a esta actividad es a mantener el tipo en las cumbres, cuidando de su ganado, brille el sol, llueva o nieve. Su llegada fue recibida con txalaparta y un aurresku y todos ellos fueron obsequiados con txapelas, pañuelos y makilas, además de con una exhibición de danzas vascas de la mano de Aiara Dantza Taldea, tras toda una vida dedicada a este ancestral oficio. Y a donde van los pastores llevan sus ovejas.
De hecho, el público pudo disfrutar ayer de en torno a 125 ejemplares de ovino de raza latxa de alta calidad, entre las que tampoco faltaron dos corrales de sasi ardi u oveja de zarzal. “Parece una oveja latxa, pero no lo es. Son más pequeñas y, desde 1997, está incluida en el Catálogo de Razas de Ganado de España, concretamente en el Grupo de Razas Autóctonas de Protección Especial, porque es un tesoro genético”, explicó su propietaria, Teresa Andrés Ponga de Karkamu.
No obstante, quienes volvieron a atraer miradas, sobre todo de los más txikis, fueron los integrantes de la asociación de Euskal Artzain Txakurra EATA, que llevan desde 2016 intentando evitar que, tanto los Gorbeiakoak como los Iletsuak, las dos variedades de perros pastor vasco, dejen de estar en peligro de extinción. Estos acercaron a la cita cuatro preciosos ejemplares.
En las cercanías se encontraban los ejemplares que conformaron la exposición de las mejores ovejas latxas en control lechero, así como del concurso interprovincial de ganado, en el que se dieron cita una docena de ganaderos que presentaron nueve carneros, 12 lotes de cinco ovejas, y otros nueve lotes de cinco corderas y un cordero. En el certamen, que repartió 1.620 euros en premios, resultó vencedor en todas las categorías Felipe Menoyo, de Amurrio; mientras que María Teresa Mendibil, de Belandia, se llevó los segundos de carneros y corderas, aunque el segundo de ovejas fue para Aitor Arzuaga, de Urkabustaiz.
A nivel provincial, la quesería Zabaleta de Munain se hizo con el cheque de 650 euros por tener el mejor rebaño lechero de cara rubia, con una media de 396 litros por oveja; mientras que la de Jose Ruiz de Zárate, de Abecia, obtuvo el mismo galardón en cara negra, con una media de producción de 265 litros.
Triunfador ayalés
Por su parte, la quesería Larrabe de Aguiñiga se embolsó otros 550 euros, por ser la propietaria del rebaño de ovejas latxas con mayor producción lechera del año en Ayala, con una media de 244 litros. De su rebaño, de cara negra, también salió la leche con la que se elaboraron varios de los quesos triunfadores de la jornada. Y es que la ayalesa se llevó el cheque de 200 euros reservado para el tercer clasificado del XVI Concurso de queso Idiazabal, dedicado a la memoria de Ruperto Casanueva, al que solo podían concurrir pastores alaveses propietarios de rebaños con un mínimo de 100 reses y quesos con una maduración mínima de dos meses. El certamen congregó a nueve participantes, de los que el segundo clasificado fue la quesería La Leze de Ilarduia (250 euros); y el primero, la de Azkarra de Galarreta (300 euros).
Ahí no se quedó la cosa, ya que el queso de Larrabe en Aguiñiga también fue elegido favorito por el paladar vecinal de entre las seis queserías que se asentaron en la Plaza Juan Urutia. Junto a estas también se instaló una bodega de txakoli, mientras la calle Larrinaga dio cobijo a una treintena de puestos artesanos y baserritarras. La cita se complementó con demostraciones de esquileo, hilado y elaboración de queso, degustaciones de productos derivados de la oveja, música ambiente a cargo de Amurrioko Txistuzaleak, y una exposición de fotografías locales antiguas, a cargo de Aztarna. Por la tarde, tuvo lugar el concurso de perros pastor memorial Justo Furundarena, aunque antes quien quiso pudo llenar el estómago con una bandeja de guiso de oveja, al precio de un euro, que corrió a cargo de cocineros voluntarios locales. Se elaboraron cien kilos de oveja, que se distribuyeron en 750 raciones.