Amurrio afrontó ayer su sexta y última jornada festiva en honor a Nuestra Señora de la Asunción y San Roke, con la subida de la temperatura como principal protagonista. Y es que, en líneas generales, y salvo dos o tres noches que cayó sirimiri, se puede afirmar que esta edición festiva ha gozado de una climatología agradable, hasta que al mediodía de ayer el mercurio se disparó, causando algún que otro susto a personas mayores que, en las campas del patrón, tuvieron que ser atendidas por los servicios de emergencias.
Ya se lo veían venir las personas participantes en los concursos de tortilla de patatas y sukalki, que había organizado el club de montaña local Mendiko Lagunak, en las campas del patrón. “El año pasado nos pilló la lluvia dando la vuelta a la tortilla y hoy, como no nos demos prisa en entregarla, nos va a atacar Lorenzo pero bien”, comentaban cuatro elegantes veteranas que, animadas por el viento norte de primeras horas, habían subido hasta el enclave antes de las nueve de la mañana para ocupar una de las mesas del parque.
Cazuelas, bombonas de butano, botellas de todo tipo de líquido, peladuras de patata y cáscaras de huevo regaban un recinto salpicado, aquí y allá, de los grupos de personas, de todas las edades, que acudieron tanto a disfrutar de la jornada gastronómica como a aprovechar las campas y sombra de este entorno natural para dar un merecido descanso al cuerpo.
Diez cazuelas
En total, el segundo certamen de sukalki reunió a diez participantes y el vigésimo segundo concurso de tortilla de patata, un total de 31. “Cada vez se anima menos gente a los concursos gastronómicos, pero no solo en Amurrio, es la tónica general en toda Euskadi”, aseguraba el orduñés Germán Urruela, uno de los jueces de ambos concursos, junto al cocinero del restaurante Antojo de Respaldiza, Jon García. De hecho, tras 43 años haciendo concurso de bacalao al pil pil, el año pasado se optó por cambiar a sukalki (guiso de ternera), a ver si su menor coste de preparación y al tratarse de una receta más sencilla, elevaba la participación, “pero ya ves, el año pasado lloviendo fueron nueve cazuelas, y hoy con sol, solo diez”, lamentaba Patri Aldama, desde Mendiko Lagunak.
Mientras todos ellos daban los últimos retoques a sus platos, antes de presentarlos a la una del mediodía, un poco alejados del barullo se encontraban los cocineros encargados de elaborar las paellas y morcillas de la comida popular. “Vamos a preparar unas 500 raciones. No sé los tickets al precio de 1,5 euros que se han vendido, aunque han dicho por megafonía que han subido 200 al recinto por si se anima alguien más a última hora”, explicó el mozo al frente de las cazuelas.
La que sí fue ubicada en las inmediaciones de la ermita, a parte de bien recibida –sobre todo, por las familias con txikis– fue la pastora ayalesa Ainara Gotxi, que ofreció una exhibición de esquileo tradicional. En total, llevó a cabo a tijera el esquilado de seis ovejas pertenecientes a la ganadería de Víctor Gotxi, que hizo menos tediosa la espera del resultado de los certámenes gastronómicos.
Ganadores
Éste llegó en torno a las 14.00 horas y en base a las puntuaciones que habían otorgado en la cata los jueces, la mejor cazuela de sukalki fue la de Beti gazte (125 euros, más trofeo y botellas de vino y cava), seguida de la del Txoko Gurugu (90 euros, más trofeo y vino); mientras que en categoría local se impuso el guiso del ya jubilado jefe de la Policía Municipal, Imanol Alaña; y en cuadrillas, El Boli.
Por su parte, la mejor tortilla de patatas fue la Roberto Aldama (85 euros), seguido de María Balado (70 euros) y Angelines del Valle (50 euros). En la sección de cuadrillas, asimismo, se impuso Paula Barceló de Euskotarrak, seguida de Bidane Zurimendi de El Boli.
Después de la comida popular hubo romería con el grupo Junda Jo, y luego se regresó al centro urbano para disfrutar del Dj Windows Media Player, que cerró el programa del txosnagune del parque. Con todo, los últimos compases llegaron de mano de un dantza plaza con Patxi Pérez y un toro de fuego, a la céntrica plaza Juan Urrutia donde, rozando la medianoche, llegó la hora de sumarse a la discoteca itinerante que, tras recorrer las calles Frontón, Jose Madinabeitia, Larrinaga, Iturralde y Elexondo, desembocó en la plaza para guiar y acompañar a Iguarrako en el vuelo de retorno a su guarida hasta el año próximo.