Amurrio afrontó ayer su quinta y penúltima jornada festiva en honor a San Roque, que tuvo su pistoletazo de salida a las diez de la mañana con la tradicional subida al santo, organizada por la Cofradía de la Santa Vera Cruz, desde la parroquia Santa María hasta la ermita del patrón, a la que llegaron alrededor de las 11.15 horas, tras una larga caminata. Y es que en las campas y aledaños de este templo se iba a centrar el principal acto festivo de la jornada: la ya popular feria ganadera del día de San Roque, que ayer cumplió su XXXVIII edición.

Desde primeras horas de la mañana, la txosna de bocadillos y bebida cercana al parking, daba la bienvenida a los fieles que se disponían a acudir a la misa cantada por la coral Mariaka.

Ajenos a estos menesteres y bajo la atenta mirada de los 18 ganaderos participantes en la feria, se encontraban los en torno a 145 animales que, entre vacas, caballos, ovejas, cabras y bueyes, conformaban la muestra ganadera del municipio. Todos ellos eran de una calidad insuperable, ya que “al ser exposición el ganado viene seleccionado de antemano y no hay concurso, sino que sus dueños –tras intentar buscar el mejor lote de cada raza– reciben un recuerdo y dietas de transporte por participar”, explicó Iñigo Mínguez, técnico del área municipal de Ganadería de Amurrio, que destacó que este año “han vuelto a la cita las Euskal Oiloak (gallinas vascas) y tenemos como novedad burros enanos de Las Encartaciones, aunque nos siguen faltando muchas razas de ganado vacuno como las frisonas”, matizó, en relación a las vacas lecheras por excelencia.

234 apuestas

Con todo el sector bovino estuvo más que bien representado por dos parejas de bueyes de arrastre, así como por ejemplares de las razas terreña, limusina, pirenaica y asturiana de montaña, que acercaron ganaderos tales como Leire Amundarain de Orozko o Asier Bolívar de Olabezar en Ayala; aunque se echaron en falta las semi-salvajes betizu, además de la voluminosa raza cárnica charolesa que, hasta la última edición previa a la pandemia, siempre acercaba el ganadero de Saratxo, Joseba Ibarrola. Éste, aunque sin sus gigantescas compañeras, sí acudió a la feria a apoyar a sus compañeros del sector primario que, en corrillos, comentaban “las cada vez más exigentes” normativas sanitarias a cumplir en el traslado de sus animales, dando el motivo por el que algunos estén dejando de acudir a este tipo de citas.

Así las cosas, por segundo año consecutivo, no se pudo contar con alguno de los imponentes novillos charoleses de Ibarrola para llevar a cabo la, de unos años a esta parte, más exitosa actividad de esta cita ganadera: el pesaje de un ejemplar, en torno al que se realizan apuestas. Con todo, el evento se volvió a llevar a cabo con un ejemplar de la explotación Aldama Landazuri de Lezama. En concreto, una elegante y preciosa yegua de siete años que alcanzó en el marcador digital la friolera de 641 kilos. Hubo un único acertante, que se llevó la recaudación integra de las 234 apuestas realizadas. “San Roke me da suerte, el año pasado este mismo día gané el Joker de la Primitiva y hoy la bolilla de la feria ganadera. Esto va a ser el karma ese, que no hace mucho me encontré una cartera con dinero y documentación y se la entregué a los municipales”, explicaba sorprendido el ganador, que también confesó que “el año pasado también aposté pero me pasé mucho del peso del semental que subió a la báscula”.

Respeto animal y danzas

Con todo, la mansa yegua protagonista del pesaje de este año no fue el único representante equino, ya que le acompañaron otros tres hermosos lotes de yeguas de carne y pottokas. La feria también contó en caprino, con cuatro lotes de las autóctonas azpigorris; y, en ovino, de siete lotes de raza latxa, provenientes de toda la comarca ayalesa y su entorno. Todos ellos contaron, a lo largo de la feria, con agua y comida dentro de sus boxes, pese a que la climatología fue muy benigna. “Se agradece este fresco, la verdad”, señaló el criador de la yegua, José Félix Aldama; a lo que Mínguez añadió que “llevamos ya varios años incidiendo en el respeto y bienestar a los animales. De ahí, los carteles de no tocarles”, detalló.

Asimismo, de forma paralela a la feria ganadera y en el exterior de la ermita, se desarrolló el LVII concurso de aurresku y jotas que organizó la asociación amurrioarra Aiara Dantza Taldea, pregoneras de la edición festiva de 2019. Al certamen concurrieron cuatro parejas en fandango y arin arin, y otros cinco dantzaris en aurresku y, una vez finalizado, la gente comenzó a retornar al centro urbano donde, a partir de las 18.00 horas, se fueron sucediendo desde el trofeo de fútbol en memoria del botillero del Amurrio Club, José Negrete, pasando por el divertido espectáculo Soñando magia de David Vega, hasta el concierto de Rumbo Tijuana que, con sus versiones de canciones mexicanas y vascas, hizo más leve la espera al desfile de carrozas a cargo de las Cuadrillas.

El broche de oro lo puso una romería con Akerbeltz y Dj Markelin. Esta medianoche tocará despedir a Iguarrako con una discoteca itinerante, pero antes queda toda una mañana de disfrute entre familia y amigos, en las campas del patrón, tomando parte en los concursos de tortilla de patatas y sukalki (guiso de ternera) que organiza el club de montaña Mendiko Lagunak.