Este verano en Álava no se están registrando las altas temperaturas por las que, el año pasado, sí hubo que lamentar varios focos de incendios que arrasaron más de 300 hectáreas de terreno en la provincia, muchas de ellas sembradas de cultivos que dejaron sin cosecha y sin ingresos a nuestros agricultores. De hecho, en las últimas jornadas se puede decir que ha hecho hasta frío, para estar en pleno agosto, y las previsiones meteorológicas de cara a los próximos 15 días apuntan a la misma tónica con mínimas de entre 11 y 18 grados, y máximas de entre 21 y 33, con una excepción para este martes y miércoles (8 y 9 de agosto) que pueden llegar a alcanzarse unos inauditos 43 grados.

Sin embargo, el fantasma del fuego sigue ahí, porque la falta de precipitaciones de los meses estivales, en días que el mercurio se dispara, puede ser el detonante perfecto para que una simple chispa prenda y haya que lamentar males mayores. Consciente de ello, desde la Diputación Foral de Álava ya procedieron a finales del pasado junio a decretar la habitual normativa temporal, vigente hasta el próximo 18 de septiembre, que restringe el uso de los asadores existentes en los parques y áreas recreativas de nuestra provincia, bajo la advertencia de que quien no la cumpla puede tener que hacer frente a multas de hasta 1.000 euros, así como al pago de los daños y perjuicios que ocasione con su conducta.

Con todo, hay excepciones para seis parques públicos alaveses, que disponen de instalaciones cubiertas en su totalidad y dotadas de paredes y chimenea. Es decir, de asadores en los que llevar a cabo una barbacoa no se convierta en un riesgo de incendio y que, por ello, no se han precintado ni cerrado. Se trata de San Ginés en Labastida, Ostuño en Izarra, y Fresnedo en Santa Cruz de Campezo; a los que se suman otras tres ubicadas en la comarca ayalesa: San Roke en Amurrio, Santa Ana en Laudio y La Encina en Artziniega. En el resto de suelo rústico de cualquier clase, en montes públicos o de particulares, en parques naturales, en parques provinciales y locales de esparcimiento y en áreas de descanso de las carreteras, está totalmente prohibido el uso del fuego hasta que quede sin efecto la orden foral. Eso sí, la normativa podrá variar en función de las condiciones climatológicas del día a día, sobre todo cuando la ola de calor sea protagonista.

Embalse de Maroño

En el listado de áreas con barbacoas que, en Aiaraldea, otros veranos ha estado permitido su utilización, ya no figuran ni el parque de Garrastatxu en Baranbio (Amurrio), ni el del embalse de Maroño en Ayala. No en vano, en este último se está abordando un proyecto de acondicionamiento y restauración ambiental del entorno ribereño de su cola sur (la que limita al noroeste con carretera A-4613 de Amurrio a Agiñiga, y al sur y sureste, con el vial de acceso al Barrio Aranguren y al Parque de Letobarri, tras cruzar el puente sobre el río Idas), que fue aprobado por el ente foral en mayo, aunque no estuvo listo para adjudicación hasta el pasado 5 de julio, cuando se propuso encargar su ejecución a la empresa Euroservicios y Obras Forestales SA, en el precio de 113.198,02 euros (IVA incluido) y un plazo de ejecución de diez semanas.

La actuación se enmarca dentro de las acciones previstas en el convenio de colaboración firmado en diciembre del año 2022, entre la Diputación Foral de Álava y el Gobierno Vasco, en el marco del proyecto “Medio Ambiente y Movilidad Sostenible” incluido en el Plan de Actuación Inmediata de Aiaraldea, y tiene por objeto poner freno al mal estado de conservación de este ámbito, pues se encuentra actualmente degradado por la presencia de residuos y focos de vertido, intrusión ganadera, rodadas por acceso incontrolado de vehículos y procesos erosivos, entre otros, que afectan severamente a las condiciones del entorno ribereño.

Los trabajos proyectados incluyen, en primer lugar, la retirada de residuos y vertidos incontrolados; la ejecución de tratamientos de saneo y mejora de la vegetación ripícola; y aportes de tierra vegetal en zonas de sustrato deficiente, con siembras de las superficies resultantes y plantaciones de especies arbustivas y arbóreas autóctonas, para filtro verde en franjas ribereñas. Después se procederá al cerramiento de las riberas del embalse y a colocar una puerta metálica de cinco metros de anchura a la entrada del Parque Letobarri, para acceso de vehículos de seguridad y mantenimiento. La intervención finalizará con la instalación tanto de señales direccionales que indiquen los diferentes recorridos en la zona, como de bolardos que impidan el acceso rodado.

Patrimonio natural

De la importancia agroambiental del entorno del embalse de Maroño ya dejó constancia, en julio de 2017, el biólogo ayalés Enrique Arberas Mendibil, con la publicación del libro Maroño, un pueblo y un embalse, precisamante cuando se cumplió el 25 aniversario de la inauguración de esta presa, que abastece de agua a buena parte de las poblaciones de la comarca ayalesa, tales como Amurrio y Laudio.

La obra consta de casi 400 páginas donde la imagen y los dibujos tienen, también, un especial protagonismo. Se compone de cuatro capítulos que pueden ser leídos de forma completamente independiente. El primero hace alusión al pueblo de Maroño: su ubicación, sus barrios, su historia, sus paisajes, sus gentes. El segundo recoge la historia de la construcción del embalse de Maroño y el estado actual de conservación, vegetación y fauna.

El tercero da cuenta de los datos de las 56 especies de aves acuáticas que han visitado el embalse desde su construcción; y el cuarto es una descripción íntima y personal de las experiencias del autor en este entorno que, descritas mes a mes, muestran su pasión y profundo conocimiento del paisaje, la naturaleza y el modo de vida rural de Aiaraldea.