Como cada 9 de mayo, las cuatro aldeas del Valle de Arrastaria –las localidades de Aloria, Artomaña, Tertanga y Delika, adscritas al municipio de Amurrio- acuden hoy martes en peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de La Antigua de Orduña para honrar a la que en 1639 eligieron por patrona.

Se van a cumplir con esta edición 384 años de fidelidad con la que no han podido ni los años de pandemia, ya que aunque la peregrinación y fiesta como tal no se llevaron a cabo en 2020 y 2021, los alcaldes pedáneos de cada aldea sí cumplieron con el compromiso heredado de sus ancestros, acudiendo a renovar el voto a puerta cerrada; mientras que en cada pueblo, una pareja de dantzaris se grababa bailando el tradicional baile de Las Entradillas para compartirlo al mundo, a través de las redes sociales.

Desde el año pasado la tradición ha vuelto a su cauce, y hoy la ciudadanía acompañará a sus respectivas autoridades a la cita de las 11.30 horas en la ermita del Buen Suceso de Orduña, desde donde –acompañados de estandartes, cruces y banderas, y a ritmo de un txistu que interpreta la marcha del compositor Rafael Madaria– partirán en procesión hasta el templo, donde se oficiará una misa a mediodía.

Se trata de una tradición de siglos que pocos vecinos osan perderse y que, en base al protocolo, dejará en manos de la máxima autoridad de Artomaña la renovación del voto a la virgen en nombre de todo el valle. Un ritual que consiste en el encendido de un cirio, la lectura del ancestral discurso de fidelidad a la Amatxu y la entrega de una simbólica aportación económica para el mantenimiento del templo, en nombre de todos los vecinos de Arrastaria. Un honor que rota anualmente entre los cuatro alcaldes pedáneos del valle; mientras fuera se tocan las campanas y lanzan cohetes.

A la salida, se bailarán las ya citadas entradillas. Un baile no menos ancestral que consta de una danza muy simple y breve, formada por una primera parte de contradanza y una segunda más movidita de arin-arin y marcha atrás, cuyo movimiento musical fue compuesto por el maestro Guridi tras recogerlo de las tradiciones populares. Es un baile típico y exclusivo de Arrastaria, ya que solo lo pueden bailar hijos y nietos del valle. Representar a cada pueblo es un honor que se transmite de generación en generación. Además, es un día especial porque supone el reencuentro de las cuatro aldeas.

Lo habitual es que esta danza la interpreten los más txikis de cada pueblo, aunque hay quienes con 40 años pasados, como Javier Ugarte de Aloria, se resiste a colgar las abarkas. De hecho, él se encarga de enseñar el baile en su aldea y chicas de Tertanga hacen lo propio en clases de danzas con las futuras generaciones de Arrastaria; aunque a la mayoría de los actuales profesores les enseñó los pasos Mari José Fernández de Orduña, retirada de las danzas desde una operación de pies en 2015, cuando recibió un reconocimiento por parte del Ayuntamiento de Amurrio por ayudar a mantener esta tradición. Ella misma tomó las riendas de mano del txistulari Joseba Mordarán en el cambio del siglo XX al XXI (años 2000) y recuerda que el baile primigenio “se ha ido perdiendo, porque los pasos solo han llegado a los más mayores gracias a sus abuelos, y cada pueblo tiene sus peculiaridades que es lo que yo intenté que mantuvieran”.

Tras el baile y como marca la tradición, las autoridades arrojan monedas y caramelos que los dan-tzaris más txikis se apresuran a recoger, mientras los mayores reciben de sus alcaldes los trofeos que demostrarán en el futuro su presencia en el evento. Después la comitiva se dirigirá al centro de Orduña (ciudad vizcaína que estos días celebra sus fiestas de Otxomaio) donde se procederá al intercambio de los bastones de mando de cada municipio, y tendrá lugar una comida de hermandad entre alaveses y vizcaínos unidos por su Patrona.

También los vecinos de la localidad amurrioarra de Saratxo honrarán a La Antigua el domingo 14, como vienen haciendo desde el siglo XVIII. La jornada, en este caso, arrancará a las 11.30 horas con el recibimiento e intercambio de makilas entre autoridades, frente al Ayuntamiento de Orduña, donde también se cumple con otro curioso ritual. Y es que el concejo de Saratxo entrega unos sacos de harina y dice “en recuerdo de nuestros y nuestras mayores aquí os traemos el trabajo de nuestros molinos, como símbolo de nuestra buena vecindad y el trabajo en común que hemos de hacer”. A lo que el Ayuntamiento de Orduña corresponde con un garrafón de vino diciendo: “en recuerdo de nuestros y nuestras mayores, aquí tenéis el txakoli de nuestra cosecha, para que disfrutéis de vuestro día y de la fiesta de la Virgen de la Antigua patrona de ambos municipios”.