Investigadores de la UPV/EHU han utilizado por primera vez la metodología input-output para calcular la huella energética a nivel regional y local, tomando como referencia el barrio gasteiztarra de Errekaleor, que es la mayor comunidad eléctricamente independiente de Euskadi.

El estudio demuestra, por un lado, que la metodología es adecuada para calcular las huellas energéticas a nivel de barrio, región, comunidad e incluso estado. Por otro lado, que la huella energética proporciona una medición más precisa de los patrones de consumo de energía. Y por último, que la forma de vida comunitaria alternativa genera una menor huella energética. Constata, por lo tanto, que la vida alternativa y comunitaria puede reducir el consumo energético debido a la importancia de la energía usada en los bienes y servicios consumidos. En concreto, estima que la huella energética por habitante del barrio de Errekaleor es un 24% inferior a la de la CAPV.

Según la universidad pública vasca, los resultados muestran que, “aunque el consumo energético de los hogares de los habitantes de Errekaleor (4,46 mw/h por habitante y año) es, por término medio, un 32% y un 15% superior al de la población vasca y de España, respectivamente, la huella energética de los habitantes de Errekaleor (31,10 mw/h por habitante y año) es inferior a la de los habitantes de la CAPV y España en un 14% y un 24%, respectivamente por término medio”.

Esta diferencia se debe al consumo indirecto de energía embebida en productos y servicios, que supone el 81% de la huella total de energía primaria en el Estado, el 75% en el País Vasco y el 66% en Errekaleor. Cabe recordar que la energía embebida es la energía total consumida, incluye la empleada en la fabricación, en el transporte y la utilizada por la maquinaria durante la ejecución de la obra.

“Esto demuestra que los principales factores que condicionan la huella energética están relacionados con el consumo material de cada persona”, aprecian los investigadores del estudio. En este sentido, destacan que la energía eléctrica procedente de la instalación fotovoltaica aislada de Errekaleor produce sólo un 0,6% de la huella energética total del barrio.

Energías renovables

Por último, observan que en el propio barrio, los distintos tipos de vivienda provocan grandes diferencias en la huella energética. Así, las personas agrupadas en familias producen una huella un 33,5% menor que los que viven solos (28,45 mw/h por habitante y año frente a 42,79 mw/h). El trabajo concluye que las personas que viven solas en Errekaleor tienen, por término medio, una huella energética superior a los habitantes de la CAPV.

Explica la UPV/EHU en su artículo de la publicación Campusa que la transformación global hacia sistemas de energía renovables pasa por la identificación de las necesidades energéticas de la ciudadanía y la consideración de los diferentes modos de vida y patrones de consumo de la ciudadanía. “El modelo de consumo ilimitado de la sociedad ha generado ya una crisis de energía y recursos; por lo tanto, es innegable la necesidad de reducirlo”, señalan los miembros de los grupos de investigación Ekopol y Life Cycle Thinking de la universidad pública vasca.

No obstante, conseguir esta reducción requiere utilizar los indicadores o medios adecuados para medir y comparar el consumo energético. Así, para cuantificar el consumo energético global y el consumo de un país se calcula el suministro total de energía primaria a partir de los datos proporcionados por la Agencia Internacional de la Energía. Es decir, la energía primaria total consumida en un país (hogares, transporte, industria y servicios). “Pero este indicador no tiene en cuenta los flujos de energía ocultos, esto es, la energía importada de otros países como bienes y servicios”, subraya la doctora Estitxu Villamor.

La huella energética, en cambio, no sólo tiene en cuenta la energía primaria que se debe asignar a cada país sino también los flujos de energía ocultos, es decir, la energía que se asigna a un país productor, aunque el bien se consuma en otro país. En opinión de los investigadores, este indicador es “clave” para “hacer un diagnóstico real del consumo energético de un país y, por lo tanto, para diseñar políticas de transición energética”, señalan desde la universidad pública vasca.

Detalles

El barrio. Surgido en la década de los años 50 del siglo pasado como barrio habitacional para las familias obreras llegadas a Vitoria en el primer desarrollo industrial de la ciudad, tras ser okupado, hoy es una de las mayores experiencias alternativas de autogestión desarrolladas en el Estado denominada Errekaleor bizirik.

La energía. Los responsables del proyecto de autogestión apuestan por la autosuficiencia energética y por ser una isla energética alimentada por una instalación de placas solares suficientes para cubrir las necesidades energéticas. De esta forma, Errekaleor abre un frente alternativo en la producción y uso de la energía.

La huella energética. Un estudio de los grupos Ekopol y Life Cycle Thinking Group de la UPV/EHU concluye que la vida alternativa y comunitaria puede reducir el consumo energético debido a la importancia de la energía usada en los bienes y servicios consumidos. Estima que la huella energética por habitante de Errekaleor es un 24% inferior a la de la CAPV.