Todos los agentes que intervienen en la gestación y la elaboración del vino de la DOC (Denominación de Origen Calificada) Rioja coinciden en destacar el excelente estado de las uvas tras un año de calores y sequía y que a pesar de ello la inmensa mayoría de las bodegas llegarán a las producciones establecidas por el ente regulador en las normas de campaña, ya que las previsiones superan los 380/390 millones de kilos en general en toda la demarcación.

Jaime Ibáñez, jefe del Servicio de Viticultura y Enología en la Casa del Vino de Laguardia, de la Diputación Foral de Álava, junto a su equipo, han realizado un exhaustivo seguimiento de la maduración en todos y cada uno de los municipios de Rioja Alavesa y del txakoli alavés y recuerda que “al principio del seguimiento, es decir finales de julio y primeros de agosto la verdad es que las expectativas eran bastante preocupantes y se veía una gran diferencia entre lo que se había regado y lo que no bastante considerable. Por ello se temía un poco por la producción”.

Frente a esa inquietud, como elemento positivo, la sanidad de la uva era excepcional, porque al haber habido tanta sequía y tanto calor también las plagas se vieron afectadas. “El oídio casi ni apareció, al mildiu ni se le vio porque necesita humedad y no se habían producido las tormentas que aparecen todos los años… Con lo cual, el estado sanitario de las uvas era perfecto”. A esto se suma que como no hubo tormentas, ni pedrisco, ni nada parecido en septiembre, que son las que generan al golpear las uvas la entrada de botrytis, que suele ser el problema en la época de la vendimia, también favoreció a la sanidad, relata Ibáñez.

Recuperación en septiembre

Y cuando se temía una vendimia reducida resulta que a finales de agosto y principios de septiembre cayó algo de agua, “irregularmente repartida”, pero en general cayó por todos lados “y eso fue bueno para la viña, porque sirvió para recuperar bastante”. Por eso, las expectativas de producción aumentaron notablemente, por lo que “consideramos que no habrá problemas para llegar a los topes que ha marcado el Consejo Regulador y además la sanidad es excepcional porque no ha habido ninguna enfermedad este año”.

Cifra real de vendimia

Aunque los corquetes van dando ya los últimos cortes, aún queda tiempo hasta que se conozca la cifra real de uva vendimiada. Sin embargo, “el Consejo Regulador ha aumentado sus expectativas bastante”. Pero hay que tener en cuenta que, en cuanto a producción, este no ha sido de las campañas mayores. La sequía, a pesar de esa agua que cayó en agosto/septiembre, ha hecho mella. Gracias a ello, afortunadamente, el resultado no ha sido tan dramático, con lo cual la producción no va a ser como cuando el Consejo Regulador marcaba porcentajes del 100% o del 110%, pero se va a llegar a lo que ha marcado para este año 2022: 7.670 kilogramos por hectárea para variedades tintas y de 10.620 para variedades blancas.

Con esos volúmenes permitidos y con el trabajo de campo realizado por la Casa del Vino, aunque es difícil todavía calcular cuál será el volumen de esta vendimia, “en Rioja Alavesa, que siempre ronda en torno a los 80 millones de kilos, 85 ó 75, según los años, es posible que este sean 75/78 millones o por ahí. Pero es muy difícil de predecir aún”.

Más uva para el txakoli

Desde la Casa del Vino de Laguardia también se realiza un continuo seguimiento de la evolución de las variedades de uva con las que se elabora el txakoli alavés. En esa zona las condiciones climáticas han sido parecidas a Rioja Alavesa. “Han tenido altas temperaturas, han tenido falta de lluvia, sequía, algo parecido… Y sin problemas de enfermedades, aunque en esa zona suele haberlos de carácter endémico con el mildiu, pero en esta ocasión han sido bastante menos”.

Por ello, para Jaime Ibáñez, “en el txakoli la expectativa de producción es significativamente mejor, en porcentaje, que en Rioja Alavesa. Pero todavía es pronto para valorar. Hasta que no se tengan los primeros aforos es difícil calcular”.

Preocupación por los costes

Para el grupo mayoritario de elaboradores, el Grupo Rioja, que aglutina a las bodegas más grandes e importantes (en cuanto a volúmenes) de la Denominación, también resulta destacable la calidad de los frutos, pero inquietan los costes.

Iñigo Torres, director general de Grupo Rioja coincide en que la cosecha 2022 “ha estado marcada por una primavera y verano muy secos con temperaturas muy altas, aunque se ha compensado parcialmente con las lluvias de finales de agosto y principios de septiembre”. Como consecuencia de esta situación, “la primera fase de la vendimia registró una menor producción y una mayor irregularidad, solventadas con la recogida selectiva de la uva, mientras que en la segunda fase se ha recuperado la producción y se observa un buen equilibrio entre la madurez alcohólica y la fenólica. Cabe destacar la elevada sanidad de la uva en general y la gran evolución que ha tenido la calidad de la uva conforme avanzaba la vendimia”.

Otra cosa es cómo está evolucionando la comercialización de los vinos. Torres refiere que esta campaña se enmarca en un año que tampoco ha sido fácil. “Si por un lado parecía que finalmente dejábamos atrás la pandemia que afectó de forma muy relevante las ventas del año 2020 y 2021, la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha disparado los precios de la energía y la cesta de la compra”. En consecuencia, “esta escalada de la inflación ha reducido la renta disponible de los consumidores, afectando negativamente a las ventas, que empezaron el año con mucha fuerza y se han venido deshinchando durante los últimos meses”.

Con este panorama las bodegas están sufriendo de forma especialmente dura esta escalada de costes, ya que sus materias auxiliares como botellas, corchos, etiquetas o cajas, entre otras, muy dependientes de la energía, “han incrementado de forma intensa sus precios, y los repercuten de forma directa a las bodegas, mientras que estas lo tienen muy complicado para trasladar los incrementos al mercado, ya que este es un sector muy competitivo, donde la oferta supera con creces la demanda”.

A pesar de esta complicada situación, Torres explica que las bodegas de Grupo Rioja siguen cumpliendo de forma ejemplar la ley de la cadena, como lo ratifican las numerosas inspecciones que se están girando desde las administraciones competentes. El sector bodeguero del Rioja ha asimilado de forma rápida las exigencias de la ley en materia de contratos y de plazos de pago, como no podía ser de otra forma.

Vendimia larga en las cooperativas

Por parte de la bodega Covila, de Lapuebla de Labarca, integrada en el grupo de cooperativas de productores de Rioja Alavesa, Dolare, califican la campaña como “extraña”.

Pablo San Pedro, director general de Covila explica que esta campaña, lo primero por lo que destaca es por lo “extraña”, ya que venía muy adelantada, sobre todo en las variedades blancas, que “se han vendimiado mucho antes de lo habitual, en nuestro caso el día 2 sauvignon blanc y los días 7 y 8 la viura, ralentizándose la maduración en las tintas”.

Comenta que las bodegas han seguido dos estrategias diferentes. Por un lado las que han optado por vendimiar pronto, cuando se alcanzaba un grado determinado, habiéndose vendimiado uvas tintas en Laguardia hacia el día 10 de septiembre, frente a otras, “que hemos primado la maduración fenólica y apostado por esperar, a pesar de que, en ocasiones, las previsiones meteorológicas no eran halagüeñas…”.

Fruto de esa estrategia y en vista de que el tiempo acompañaba, muchas bodegas “han mandado detener la vendimia y cerrado la entrada de uva, para tratar de aprovechar esos días soleados con noches frescas, lo que está haciendo que la vendimia sea más larga de lo habitual”. Pone como ejemplo que en Covila “comenzamos el día 2 de septiembre y terminamos el 6 de octubre”.

En consecuencia, “estamos contentos con los rendimientos obtenidos, ya que, a pesar de la sequía que estamos sufriendo, las viñas han aguantado el tipo y hemos alcanzado los rendimientos máximos amparados en la mayor parte de las explotaciones”. En su opinión, en la mayor parte de Rioja Alavesa, la situación es parecida y probablemente habrá viñedos que se tengan que quedar sin vendimiar por haber superado el rendimiento permitido, en contra de los temores que había en agosto.

Ahora queda la nota final, sobre la que se espera que sea muy alta. Pablo San Pedro destaca que, a nivel cualitativo, “parece que la añada nos va a conseguir sorprender… Por lo menos en los casos que hemos conseguido sujetar los nervios y vendimiar un poco más tarde. Y es que los vinos tienen mucha fruta, buena estructura y color, si bien la acidez es inferior a lo normal y se está teniendo que corregir en bodega”.

Una vendimia de emociones

En el epílogo de estas valoraciones, el director técnico del Consejo Regulador, Pablo Franco, aseguraba que “esta es la vendimia de las emociones, es un sube y baja continuo, porque lo que estamos viendo al final casi de esta campaña es algo diferente a lo que hemos ido viendo durante el verano”.

Franco explicaba que ha sido un año muy marcado por las altas temperaturas o las constantes y continuas olas de calor, con temperaturas máximas que se han calificado de históricas y también muy condicionado a la falta de agua, a la ausencia de precipitaciones en el período estival. Sin embargo, “el verano no lo ha sido todo: en noviembre hubo un nivel de precipitaciones muy alto y se acumuló mucha agua en el subsuelo, y después, en el mes de marzo, fue un mes de gran intensidad de aguas. Con lo cual entramos en el mes de abril con unas condiciones de agua óptimas, y hay que recordar que la vid es una planta que resiste muy bien las condiciones extremas”.

En conclusión, se contempla una cosecha moderada, con un vigor menor de lo que puede ser un año medio. Pero “esto ha ayudado a la planta a que pudiera trabajar mejor y aguantar muy bien esas olas de calor sin daños o mermas considerables”.

Pero para Pablo Franco, para llegar a buen fin, “ha ayudado un factor muy importante, y aquí viene lo de la montaña rusa y el cambio de emociones y sensaciones” y es que “Rioja, que es diversa, que tiene 65.000 hectáreas que se han comportado de manera distinta cada una de las zonas. La parte de Rioja oriental, que tiene un clima más mediterráneo, ha podido conjugar las necesidades con el riego para poder conseguir una cosecha idónea. Pero eso ha supuesto un adelanto en la cosecha que se tuvo que iniciar el 10 de agosto, una fecha histórica para esta Denominación de Origen”.

La importancia de las lluvias

Esa situación contrasta con lo ocurrido en Rioja Alavesa y Rioja oriental, “ya que hubo unas precipitaciones en el mes de agosto y de septiembre (y conviene recordar que el mes de agosto ha sido tradicionalmente un mes húmedo), con lo cual hemos tenido un verano muy seco y estas aguas han llegado en el momento del envero y el de la maduración, momento óptimo para la absorción de esta agua enfocada hacia el fruto y no al desarrollo de la planta”.

Eso ha significado que se produjera “en las últimas semanas un cambio completo de tendencia en la parte alavesa, en la oriental y en Rioja Alta. Estamos teniendo uvas con mucho equilibrio, uvas que vemos con un aspecto formidable, tersa y con buenos racimos y que está bien formada. Y lo que es más importante: con una maduración muy positiva”.

Pablo Franco también destaca la sanidad que “es de lo mejor que podemos recordar y esto ayuda a una mejor vinificación. El año 2022 será de una gran diversidad y lo más importante será el ensamblaje que se pueda realizar en bodega. Pero ahora mismo hay satisfacción completa por que estamos teniendo y estamos alcanzando el potencial que se estableció en las normas de campaña. En estos momentos, los agricultores tienen una sonrisa de felicidad bien diferente que al inicio de la campaña”.