Vitoria se ha despertado con ganas de fiesta y de respetar las tradiciones. Ni las pésimas previsiones meteorológicas han amilanado a miles de vitorianos y alaveses que están desde primera hora de la mañana en las campas de Armentia disfrutando del ambiente generado en las inmediaciones de la basílica.
Talos, sidras, trajes típicos, ganas de fiesta... San Prudencio ha llegado para dar un poco de respiro a sus ahijados tras dos años de sufrimientos por el covid.