- Antoñana no deja de ser un pequeño pueblo de 156 habitantes. Para ellos, eso no es un argumento para dejar de crecer, especialmente generando bienestar entre los vecinos y mayor calidad de vida. Para ello, desde la Junta Administrativa de la localidad, que actualmente preside Esteban García Campijo, aunque lleva años formando parte del equipo el concejo, se han ido acometiendo muchos proyectos: desde ser el lugar de la oficina de turismo de la comarca a ser centro de interpretación de la vía verde del Vasco-Navarro. Y hasta tratar, ahora, de ser la prueba piloto para que sea posible habilitar comedores para los mayores para que sigan viviendo en Antoñana.

Cuenta el presidente de la junta que “el número de personas mayores cada vez es más numeroso, tanto en Antoñana, como en general en el medio rural”. Matiza que analizando su forma de vida “vimos que hay mujeres y hombres que viven solos y, aunque hay algunas de esas personas que se van a Santa Cruz de Campezo o a Maeztu y comen en los restaurantes, hay una mayoría que no puede desplazarse”.

Para Esteban García Campijo, muchas de esas personas “no comen con fundamento porque se preocupan lo mínimo por la alimentación”.

Y fue cuando a los responsables de la junta se les ocurrió que “tenemos unas instalaciones profesionales, porque el centro social del pueblo tiene un equipo de cocina y bar como cualquier restaurante. La verdad es que podíamos acondicionar el centro y dar servicio a esas personas que viven solas, para que puedan tener una dieta equilibrada y lograr así el alargar aún más la estancia de los mayores en Antoñana, en sus casas, antes de tener que ir a centros de día o residencias. Ellos mismos cuentan que mientras puedan estar mínimamente atendidos en sus casas, ellos prefieren quedarse en sus domicilios”.

De esta manera, la junta preparó una memoria con la propuesta de creación de un proyecto piloto de comedor social para dar servicio a mayores de 65 años, que son el 22%/ y al 12% que superan los 75 años de edad. Esas personas viven solas y pueden tener necesidad de una asistencia y dieta equilibrada para poder lograr el objetivo de alargar su estancia en la vivienda particular y retrasar acudir a centros de día o residencias con el costo económico que supone a las administraciones públicas.

En el documento se especificaba que el padrón de habitantes de Antoñana había crecido, de los 140 residentes a los 156 en 2022, de los que el 57,49% son hombres (85) y el 45,51% (71) son mujeres.

El proyecto se presentó primero al diputado de Políticas Sociales, Emilio Sola, y también a la directora de Servicios Sociales, Marian Olabarrieta, según certificaban a través del boletín que edita trimestralmente la Junta de Antoñana.

Esteban García recogía el sentir de la Diputación y del diputado de que “también ellos van en esa línea, que el futuro de la asistencia sea domiciliaria siempre que se pueda. Y cuando ya no se pueda, utilizar los recursos de servicios sociales de la institución foral”. Y es que, además del costo económico que supone tener en pleno funcionamiento esos recursos en los centros de día y en las residencias, tener la asistencia domiciliaria cumple mejor las expectativas que tienen los mayores de permanecer en sus casas, en sus pueblos.

De momento, explicaba el presidente de la junta, aún no hay una decisión tomada, pero ambas instituciones están estudiando las posibilidades de ponerlo en marcha, incluso como una experiencia piloto que se podría trasladar a otros pueblos en la misma situación.

En Antoñana se trabaja en preparar cifras reales de usuarios de ese servicio y, de hecho, hay personas que están muy interesadas y, si se logra, habría ayudas de la Diputación que permitirían financiar parte del costo de las comidas en un porcentaje aún no establecido, con lo que los mayores ganarían al tener una alimentación equilibrada y adecuada a un precio asequible.