La diócesis de Vitoria ha respondido a la llamada del Papa Francisco a orar por la paz y a ayudar a los afectados de la guerra de Ucrania. Por una parte, desde el viernes, habrá una jornada completa de 24 horas de oración ininterrumpida coincidiendo con la histórica celebración que hará desde la basílica de San Pedro consagrando a Ucrania y Rusia, y por otra, el anuncio de una gran colecta el domingo donde los donativos en todas las iglesias alavesas irán destinadas a Cáritas para ayudar a los ucranianos que siguen en su país, los que son acogidos en estados limítrofes y los que vendrán hasta aquí huyendo de la guerra.

El vicario general, Carlos García Llata, ha escrito una carta pública en la que da a conocer estas dos nuevas formas de mostrar la solidaridad con Ucrania. "Como creyentes, no podemos quedar al margen del sufrimiento y de la desolación de tantos ucranianos que, de repente, han perdido sus medios de vida, convirtiendo a muchos de ellos en refugiados que huyen de la guerra y que demandan protección en los países de Europa".

Con esta palabras comienza su misiva en la que recuerda que "el obispo de Vitoria, D. Juan Carlos Elizalde, ha promovido la creación de una mesa diocesana de coordinación para la ayuda a Ucrania -formada por Cáritas, Confer, Berakah, Migraciones, Salud y Comunidad Ucraniana en Vitoria-Gasteiz- y que además sirva como respuesta para otras crisis humanitarias futuras".

El maratón de oración

Llata invita a todas las personas que quieran a participar el viernes y sábado en una maratón de oración durante veinticuatro horas, respondiendo así a la llamada del Papa a la oración por la paz. Además, se iniciará a la misma hora -viernes a las 17.00h de la tarde- en la que Francisco, en la Basílica de San Pedro y de manera histórica, consagrará Ucrania y Rusia al Inmaculado Corazon de María "en esta hora oscura", tal y como afirma el pontífice.

Este gesto de respuesta a la llamada del Papa será en la amplia capilla pública del seminario de Vitoria finalizando el sábado a la misma hora que se inició. En esta oración ininterrumpida se "rezará especialmente por el cese de la guerra en Ucrania, por la paz y reconciliación de los pueblos y por las víctimas de esta crisis", además de "disponer nuestros corazones para la acogida de todos los que sufren las consecuencias de la guerra, no sólo la de Ucrania, sino también las de otros conflictos".

El vicario general anima también a que "en todas las parroquias, iglesias y capillas se organicen tiempos y espacios para la adoración al Señor, facilitando así a los fieles la participación en esta jornada promovida por el Papa Francisco para todo el mundo".

Donativos

Además, en su carta también impulsa la vía de la colaboración económica para ayudar a la población. "La gran crisis humanitaria la están sufriendo las personas que permanecen en el país y también las que han decidido huir de la guerra y se han convertido en refugiados que llaman a nuestras puertas". En este sentido, Llata apela a la "solidaridad con todos los afectados, con los que permanecen en Ucrania, con los que se han refugiado en países vecinos y con los que necesitan ser acogidos en nuestra tierra".

En todos los casos "nuestra solidaridad hace necesaria nuestra aportación económica", por lo que comunica que "en todas las misas que se celebren el 27 de marzo las colectas irán en favor de las víctimas de la crisis de Ucrania". En la carta insiste en que "el objetivo de estas colectas será ayudar a los ucranianos que permanezcan en su país o en los países limítrofes así como a aquellos que, como refugiados, se asienten entre nosotros huyendo de la guerra y de sus consecuencias".

Acogida de ucranianos

Finaliza sus palabras aludiendo a la "disponibilidad de los recursos diocesanos al servicio de la acogida de los ucranianos que se asienten en nuestro territorio" recordando así el anuncio que hizo el obispo de Vitoria a los pocos días del comienzo de la invasión.

"Permanecemos en diálogo con las instituciones para canalizar esta acogida", afirma mientras anima a "implicarse en ello con el fin de hacerla lo más humana posible, tal como corresponde a una Iglesia samaritana".