El coronavirus sigue marcando en Álava récords sucesivos de contagios en un contexto especialmente crítico, a escasos días de las celebraciones navideñas y cuando el sistema sanitario y sus profesionales están mostrando síntomas crecientes de agotamiento y hartazgo.
La incidencia del patógeno superó este pasado lunes 13 por primera vez en toda la pandemia la barrera de los 1.000 contagios por cada 100.000 habitantes en el territorio. Y se situaba ya el miércoles, última jornada con registros oficiales por provincias, en los 1.079,92, después de detectarse 339 nuevos casos a nivel local.
Es de esperar que la tasa vaya todavía a más teniendo en cuenta que Euskadi marcó ayer, de nuevo, su tope de positivos detectados desde que estalló la crisis sanitaria, con un total de 2.508. El índice de reproducción (R0) sigue igualmente desbocado en el territorio, en 1,20, y en consecuencia apenas cinco de los 51 municipios alaveses se encuentran ya fuera de la zona roja. Se trata de Añana, Baños de Ebro, Kripan, Leza, que no han registrado positivos desde hace al menos dos semanas, y Lanciego.
La situación en los hospitales también empeora y el plan de contingencia de las UCI de Osakidetza acaba de pasar al escenario tres de los cinco previstos, en un momento en el que 306 personas con covid se encuentran ingresadas en planta y más 99 en las UCI. Eran 207 y 55, respectivamente, hace solo dos semanas, con lo que la ocupación global de camas covid ha crecido un 55%.
Aunque el Departamento vasco de Salud no ofrece datos por centros hospitalarios desde el pasado mes de junio, los ingresos también están aumentando en el Hospital Universitario de Álava (HUA), que en las últimas semanas ha tenido que acoger incluso a pacientes con cuadros graves de coronavirus de la vecina Gipuzkoa, donde la incidencia supera ya los 1.500 contagios por 100.000.
El centro, que podría disponer en caso de necesidad de un importante stock de camas de UCI adicionales ya preparadas en el nuevo edificio de servicios centrales -que no abrirá, en principio, hasta enero-, se está viendo también tensionado por el habitual repunte invernal de cuadros respiratorios y la atención a otras patologías que no son covid.
Las sobrecargas también están marcando desde hace ya mucho tiempo el día a día en la atención primaria de Álava, cuyos profesionales se concentraron este pasado jueves a las puertas de sus centros para pedir más medios y personal. “La atención primaria hoy está en la UCI”, sentenció tras la protesta Yolanda Riaño, delegada por ELA de la Junta de Personal, que entre otras cosas denuncia las prolongadas agendas que debe atender el personal médico -hasta 17 consultas presenciales y 45 telefónicas al día-, el gremio de Enfermería -más volcado en el testeo covid y la vacunación, en detrimento del seguimiento de los pacientes crónicos- y también el administrativo, “primera puerta de entrada al sistema” y contra el que “la ciudadanía descarga”.
Sin más medidas restrictivas que la obligatoriedad de presentar el pasaporte covid para acceder a la hostelería, los eventos culturales, las instalaciones deportivas cerradas o los hospitales y las residencias, el temor a una explosión de casos durante y tras unas fechas de intensa interacción social como las Navidades cunden ya entre los propios profesionales de Osakidetza y los expertos, pendientes también del efecto que tendrá la rápida expansión de la nueva variante ómicrom.
El Gobierno Vasco va a presentar en los próximos días un documento con recomendaciones para tratar de atajar la imparable escalada de contagios, que se basarán en pedir a la población que en las próximas semanas reduzca y limite las reuniones y que estas se hagan con un número acotado de personas y sin variar su composición, y ha aconsejado ya, por ahora solo aconsejado, suspender las cabalgatas de Olentzero y Reyes.
Pase covid y recomendaciones al margen, Lakua sigue fiando la suerte de la CAV en su lucha contra la pandemia a la vacunación, cuya amplia cobertura entre la población está permitiendo estos días evitar males mayores. Hace un año y un mes -el 15 de noviembre de 2020-, en pleno pico de la segunda ola-, había 516 pacientes covid en las plantas de Osakidetza y 145 más en las UCI -661 en total, por los 405 actuales- con una incidencia de 824,81 casos por 100.000 en Euskadi -541,82 en Álava-. Y morían entre 80 y 90 personas a la semana, cuando ahora no llegan a 20.
Primeras, segundas y terceras
Al margen de seguir avanzando en la inoculación de primeras y segundas dosis a la población más joven y hasta ahora también más reacia a vacunarse, Osakidetza está volcada estos días en los primeros pinchazos a la población menor de 12 años todavía no hay datos oficiales, aunque ya han sido miles los niños de entre nueve y once vacunados y en extender la tercera dosis a la población más envejecida. Alrededor del 90% de los vascos mayores de 70 años han recibido ya la vacuna de refuerzo y, según los últimos registros oficiales, también el 53,2% de los de 60 a 69 años.