La industria de la moda se ha convertido con los años en la segunda más contaminante del planeta por el auge del consumismo y de una fast fashion, barata y de usar y tirar, que se impuso definitivamente tras la crisis económica de 2008.
Sin embargo, también en este sector es posible hacer las cosas de otra manera, volviendo a los orígenes, empleando materiales naturales, sostenibles y de cercanía para elaborar todo tipo de piezas.
El último ejemplo lo personifica la diseñadora gasteiztarra María Clè, que ha confeccionado diez prendas de abrigo con un tejido obtenido a partir de lana de ovejas latxa locales.
Se trata de diseños únicos, versátiles y “atemporales”, según la creadora, que se conjugan con el saber hacer de la sastrería tradicional.
El centro cultural Montehermoso ha sido escenario este martes de la presentación de esta colección, que se enmarca en un proyecto piloto colaborativo de valoración textil en el que también han tomado parte el centro tecnológico Neiker, la asociación de desarrollo rural ADR Urkome y la cooperativa Latxa Esnea.
700 toneladas de lana sin salida
El problema que para las explotaciones ganaderas vascas genera todos los años la acumulación de 700 toneladas de lana de oveja latxa, a las que desde hace alrededor de una década no consiguen dar salida, sirvió como germen para esta iniciativa que “no acaba aquí”.
Sus impulsores, empezando por la propia Clè Leal, confían de hecho en que en el plazo de un año las prendas, ya producidas a mayor escala, puedan estar en el mercado.
La presentación ha contado con la participación del viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria del Gobierno Vasco, Bittor Oroz; Gorka Urtaran, alcalde de Gasteiz -que según Clè ejerció como “padrino” de este proyecto-; además de Miriam Pinto, investigadora de Neiker; Virginia Ortiz de Barrón, coordinadora de la cooperativa Latxa Esnea, y Yurre Peñagarikano, gerente de Urkome.