- Preocupa mucho en Oion y desde hace ya mucho tiempo la mala costumbre de abandonar vehículos en la calle, especialmente en la zona industrial, y, con bastante frecuencia, procedentes de Logroño. Fuentes fiables, corroboradas por el propio Ayuntamiento, explican que en estos momentos hay alrededor de 15 coches abandonados€ solo en Oion, porque también los hay en Laguardia, Labastida y Elciego. Esas mismas fuentes señalan que la razón de los abandonos puede estar en que "son coches muy viejos, que los propietarios dejan abandonados para no tener que ir a dar de baja" y eso que "dar de baja un coche de forma definitiva es gratis".
También ocurre -añaden- que "hay talleres de dudosa fiabilidad, que arreglan coches de cualquier manera poniendo piezas de unos coches abandonados en otros que todavía tienen uso. Luego los dejan en cualquier sitio o en el mismo donde lo abandonó su propietario y allí terminan por perder aceite y otros líquidos, les rompen los cristales y espejos retrovisores, les pinchan las ruedas o acaban incendiados, como ha sucedido en Oion en más de cuatro ocasiones". En definitiva, "es un peligro potencial que muchos ayuntamientos dejan pasar y pese a estar frecuentemente denunciados por la Ertzaintza por no tener seguro y no pasar la ITV y tener un aspecto evidente de abandono, siguen durante años en las calles".
Por su parte, el alcalde de Oion, Eduardo Terroba, señala que "es un problema para el Ayuntamiento, por lo que supone de residuos peligrosos abandonados en la calle y por los gastos que nos ocasiona". El Ayuntamiento, al tener noticia de alguno de estos vehículos, contacta con Tráfico para conocer la identidad y dirección del propietario. Le envía una carta dándole un plazo de un quince días para retirar el coche y aguarda. Lo normal es que no haya respuesta, lo que demuestra la intencionalidad, aunque en otros casos ha servido para localizar un vehículo sustraído.
Al quedar el problema en manos del Ayuntamiento, éste inicia un expediente para proceder a la baja del vehículo y, una vez aprobada la retirada, se avisa a una empresa de desguaces, que lo retira para destinarlo a chatarra. Pero entre unas cosas y otras, la solución se demora varios meses. Ésa es una de las medidas que se adoptan. La otra que se podría tomar es aplicar la normativa que desarrolla la Ley de Residuos y multar al propietario con hasta 3.000 euros por abandono de vehículo, a lo que habría que sumar la grúa y cualquier otro gasto realizado por el Ayuntamiento, algo que sale más caro que dar de baja al coche, que no supone coste alguno, y avisar a una empresa de desguaces que hasta podría dar algo por su achatarramiento.
Además de la multa, habrá que afrontar los gastos. Todos los que se originen a consecuencia de la inmovilización y de la retirada del vehículo abandonado se le cargarán al conductor infractor, el habitual, el arrendatario o el titular. Además, habrá que pagar la grúa y los costes de estancia en el depósito municipal. En los casos más extremos, incluso se podría afrontar una multa de 30.000 euros si la consejería de Medio Ambiente considerase al vehículo un residuo nocivo para la salud y el medio ambiente.
El ya tradicional abandono de vehículos en Oion, procedentes de La Rioja principalmente, ha dejado tras de si una estela de sucesos delictivos, en los que el fuego ha sido protagonista.
Dos personas fueron imputadas como autores de un intento de estafa, al abandonar e incendiar su propio vehículo con la intención de cobrar el seguro. El suceso ocurrió en el verano de 2008, cuando estas personas llevaron su coche hasta la calle Malpica y lo incendiaron, con tan mala fortuna que el varón sufrió quemaduras de las que tuvo que ser atendido en primera instancia en Miranda y posteriormente en Cruces, a donde fue trasladado. Mientras curaba sus heridas, la mujer acudió a la comisaría de policía de Logroño para interponer una denuncia por robo. El incendio fue detectado por una patrulla de la Ertzaintza y sofocado por los bomberos, pero la investigación dio como resultado la confirmación de la intencionalidad del incendio para poder cobrar el seguro y se tramitó como un delito de estafa.
Otro de los momentos que despertaron inquietud entre los vecinos ocurrió en febrero de 2013, cuando desde la calle Ultraia, cerca del viejo cementerio, un vecino dio la voz de alarma al estar ardiendo un coche. De inmediato se avisó a los Bomberos y a la comisaría que acudieron para sofocar el incendio, aunque el vehículo quedó totalmente destruido por las llamas y fue retirado de ese lugar al día siguiente.
Los equipos de emergencia estaban todavía en el lugar, cuando fueron avisados de que había un segundo vehículo ardiendo, en el polígono, en la calle El Plano, detrás de la firma Argraf, en una zona que tiene una serie de pabellones donde solo hay trabajadores en horario laboral. También allí acudieron para apagar las llamas, aunque tampoco se pudo hacer nada para evitar la destrucción total del vehículo, un todoterreno del que solo se sabía que los trabajadores de la zona lo habían visto por la mañana al llegar. Hubo intencionalidad, según comprobó la Ertzaintza, aunque no se hizo público el resultado de la investigación, que apuntaba la autoría a un taller. Más casos de esta índole se han ido sucediendo en los últimos años, pero la gota que colmó el vaso fue cuando el Ayuntamiento de Oion, en 2017, tuvo que tomar la decisión de suspender el servicio de retirada de residuos en la zona industrial.
Los ayuntamientos no tienen ninguna obligación de prestar ese servicio en las zonas industriales, ya que es un deber de las empresas el contratar la retirada de sus residuos a través de gestores autorizados para el reciclaje. Sin embargo, en Oion, se retiraban esos residuos en la confianza de que lo que se arrojaba a los contenedores eran productos típicos de las limpiezas de las oficinas o restos de alimentos. Pero la realidad distaba mucho de que así fuera. A los coches abandonados se sumaban filtros de maquinaria, cartones, parachoques, amén de un largo etcétera de objetos que son abandonados por personas que vienen de otros lugares y que sin respetar los criterios de residuos abandonaban en los lugares de recogida escombros, baldosas y hasta farolas y señales de tráfico. Se trataba de una situación ajena a las grandes empresas de la localidad, donde es evidente que cuentan con contenedores especiales que se llevan periódicamente. Pero las sospechas recaían sobre algunas pequeñas empresas de la zona y especialmente de personas que llegan de otros lugares son la intención de abandonar sus basuras por la noche con total impunidad.