- El obispo de Vitoria apela a administraciones públicas, sector del campo e Iglesia a "trabajar juntos en un nuevo escenario que dignifique y dé cobertura legal a estos trabajadores, la mayoría inmigrantes". Como cada año por la festividad de la Asunción de la Virgen, el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, presidió la misa en la Catedral de Santa María. En calidad de responsable del área de migraciones de la Conferencia Episcopal española desde marzo pasado, quiso aprovechar esta cita para centrarse en la situación alarmante que viven miles de temporeros durante estos meses de verano, concienciar a la sociedad y apelar a quienes tienen competencias en su gestión directa.
Comenzó Elizalde recordando a los fallecidos por la pandemia y a los enfermos que están apareciendo en estos últimos brotes, recordando que "frenar una nueva situación de confinamiento y de medidas restrictivas reside en el uso responsable de nuestra propia libertad". Después centró su homilía en la situación que viven "miles de trabajadores llegados de otros países para hacer el trabajo que la mayoría de nosotros no queremos hacer". Aludió a la dura realidad de estas personas que recorren cientos de kilómetros, miles en algunos casos, hasta llegar aquí para ganar, en algunas ocasiones, "apenas 20 euros por jornadas de hasta 16 horas sin agua y bajo un sol abrasador, viviendo hacinados, sin un simple colchón, durmiendo en el suelo".
El obispo de Vitoria destacó como ejemplo a seguir el proyecto de la Unión Agroganadera de Álava (UAGA) para un temporerismo seguro ante la pandemia de la covid-19, que dota de condiciones laborales, de alojamiento y garantías legales en los contratos a los temporeros. Aquí, de cada 100 personas que se contratan para la vendimia, solo el 5% son españoles; el 95% de origen inmigrante. "Agradezco en nombre de la Iglesia a esos empresarios agricultores de toda España que cuidan y proporcionan lo necesario a estas personas para garantizar un trabajo decente", dijo.