as calles de Vitoria han lucido distinto durante las no fiestas. Los lugares, tradicionalmente destinados a hacer las veces de punto de encuentro de vecinos y foráneos, han cambiado para adecuarse a las medidas de seguridad y prevención dictadas por el Ayuntamiento y por el departamento de Salud.
Los artesanos que cada año toman la calle para mostrar sus creaciones tampoco han podido participar en la tradicional feria, que ya el año pasado se trasladó a la renovada plaza de Santa Bárbara, dejando a un lado así su anterior ubicación. En esa edición, la localización fue la principal novedad del mercado, que abandonó los paseos de la Senda y de la Música de anteriores ediciones, para pasar a ocupar ese nuevo espacio urbano, reduciendo además el número de participantes para adaptarse al mismo, con un total de 40 puestos.
Este año, sin embargo, no se han podido ver las delicadas tallas de madera, ni los productos artesanales elaborados con mimo para el deleite de los paseantes que siempre se acercan, curiosos, a observar las creaciones y llevarse alguna a casa a modo de decoración o como un regalo fruto del trabajo que desempeñan sus autores, creando piezas únicas. Al fin y al cabo, y como dicta la campaña de prevención impulsada por el Consistorio gasteiztarra y Fundación Vital, este año no tocaba, pero el que viene volverán a traer consigo sus mejores creaciones, y los puestos volverán a llenarse de color y de vida, porque este es un año que se ha quedado en blanco para muchos artesanos.
Una de las creadoras que participa en cada edición de esta feria es Charo González Molina, de Pintatelas. En 2007 montó el taller, en el que se dedica a pintar en tela tanto para decoración como para ropa. "Puedo hacerlo con diseños propios, reproducciones o diseños que me propongáis, ya sea porque sea un dibujo que os guste mucho, combine con los azulejos de vuestra cocina, haga juego con un pantalón o lo que se os ocurra", explica en su página web. Todas estas creaciones las suele compartir en el mercado de La Blanca frustrado este año 2020, así como en el de Navidad, en Lantalan.
González Molina recuerda que es miembro de la Asociación de Artesanía de Álava - Arabako Artisau Elkartea (Artisau) desde el año 2008 y que lleva ejerciendo su labor como artesana desde el 78. "Son muchos años ya en la profesión", reconoce, al tiempo que asegura que suele participar en la feria de La Blanca porque no tiene muchas más ferias; "no me puedo mover mucho de Vitoria y con las tres ferias -las de navidades, primavera y La Blanca- me voy manteniendo". Aunque este año reconoce que está siendo "muy complicado y muy duro".
Y es que el hecho de que no se celebren ferias como ésta -reconoce- está dificultando más si cabe un año que, dadas las circunstancias, está siendo especialmente duro para este sector, que ya en los últimos años viene sufriendo los estragos de la crisis. La de no celebrar la feria de La Blanca no es una decisión -asegura González Molina- que les hayan consultado o de la que les hayan informado personalmente. "La dábamos por hecho dada la situación de crisis que estamos viviendo en estos momentos, y también porque no nos han mandado los papeles ni nada para rellenar. Por eso, lo dimos por sentado, pero comunicar lo que es comunicar no lo han hecho".
Asimismo, González Molina reconoce que esta no es la única feria que, por responsabilidad y para garantizar la seguridad de las personas, se ha tenido que cancelar dada la situación actual de crisis sanitaria producida por la covid-19. "Todo lo que hace referencia a fiestas de pueblos y demás se han cancelado", aunque en estos momentos se está celebrando alguna feria y miembros de Artisau están en varios puntos de la geografía española exponiendo y vendiendo sus productos. Sin embargo, la artesana recuerda que "somos muchos para muy pocos puestos. Entonces, claramente, no aceptan a todo el mundo".
Ella espera, con el fin de paliar las consecuencias que conllevan la no celebración de las ferias artesanales como ésta de La Blanca, que cada año sirve de escaparate para el sector, que los clientes "reaccionen y vayan a los talleres. El mercado estaba muy duro desde hace ya varios años, pero con esto se ha terminado de jorobar", asegura Charo además con pena.
No quiere perder la oportunidad de pedirle un deseo a Celedón, que este año ha tenido que dejar su paraguas a un lado, como lo han hecho también todos estos artesanos. A él le ruega que "se vaya el bicho. Mientras esté aquí, no vamos a poder hacer vida normal, así que eso es lo que le pido a Celedón, a La Blanca y a todo el mundo. Esto está siendo muy duro para todos", asegura, y también para ella, que confiesa que no sabe si podrá acabar el año con todo lo que está ocurriendo, y se está planteando jubilarse. "Después de tanto tiempo, da mucha pena tener que pensar en esto", subraya.
En el sector, al menos, no han visto una especial necesidad de reinventarse, porque afirma que la mayoría ya tienen perfiles de redes sociales y páginas web que posibilitan la compra de sus productos online, que es lo que están teniendo que hacer en estos momentos en los que no hay posibilidad de acudir a ferias como la de La Blanca. En su caso, tiene la opción de compra en su web, en http://pintatelas.com/, mediante la que hace envíos a todo el mundo, pero reitera su petición a la ciudadanía de que apueste por el producto local y elaborado, que colabore dado que las circunstancias impiden este tipo de ferias en las que exponer sus productos.
El actual presidente de Artisau, Gaizka Olarte Landa (Egurra Ukitzen), trabaja con mimo la madera, y reconoce, coincidiendo con Charo, que "han empezado de nuevo las ferias en algunos puntos, pero con menos puestos. Y el tema de desinfectar, dependiendo de qué producto tengas, es una historia". Él, desde navidades, no ha hecho ninguna feria y como hace madera y resina, recuerda que con alcohol no puede desinfectar, porque se dañaría. Por eso, de momento no tiene pensado participar en ferias. "Para la artesanía esta situación está siendo especialmente complicada. Hay que evitar las aglomeraciones y desinfectar, controlar el aforo, etc.", relata, respecto a los mercados.
Desde la responsabilidad, al fin y al cabo, no pueden dejar de mirar al futuro. Dado que no ha habido fiestas y que esta feria de artesanía de La Blanca se ha cancelado, están a la espera de lo que ocurrirá en navidades, para ver si pueden celebrar la feria de Navidad Lantalan. "A estas alturas, teníamos que tener todo organizado. Lleva mucho tiempo preparar una de estas ferias, porque hay que avisar a los artesanos, y tenemos que preparar todo el material", reconoce Charo.
Olarte asegura que ya están trabajando en ella y tienen varios inscritos. "Estamos trabajando en ello como que se va a hacer. Luego la situación dirá si se puede celebrar o no, pero de momento seguimos adelante", afirma. Por eso, Charo le dice adiós a esta feria de artesanía de La Blanca, uno de sus tradicionales escaparates, y no pierde la esperanza de que, si la situación mejora en los próximos meses, pueda reencontrarse con sus clientes en la de navidades.
"No me puedo mover mucho de Vitoria y con las tres ferias que se celebran me voy manteniendo"
Artesana