- Las personas mayores, las grandes damnificadas de esta tragedia, son las protagonistas de estas cartas, rindiéndoles tributo por escrito. Muchas veces los homenajes corren a cargo de los propios hijos. "Nunca tuve las manos tan limpias y el corazón más triste... Quizá cuando mi madre, mucho antes de esta horrible pandemia, nos machacaba como martillo pilón: Lavaos las manos, ya sabéis la cantidad de virus y bacterias que hay ahí fuera. Ella no es médico, ni enfermera ni siquiera terminó sus estudios de Primaria, pero es una de las mujeres sabias del mundo. Sabe cómo animarnos después de un día duro, sabe cocinar con cuatro granos de arroz y algo de la nevera. Sabe cuidar de todos y escribe como nadie porque lo hace con alma y corazón".
"Sí amatxu, tengo las manos limpias, tanto que por mi dermatitis atípica, están enrojecidas... pero prometo que jamás desoiré una de tus recomendaciones o advertencias. Incluso aunque resoplaba pensando ¡qué mujer! Ahora resoplo por no tenerte cerca. Estas allí en la casita del pueblo, cuidando desde la distancia a los tuyos. Y nosotros contigo, ama. Cuidaos mucho, aita y ama, porque pronto estaremos con vuestros nietos haciendo mucho ruido. Lo prometo". Firmado: Tu hija la pequeña.
En esta filial electrónica de Correos que Creando Redes ha montado, los homenajes a los mayores son recurrentes y las muestras de apoyo a su figura se multiplican. "Se está marchando la generación del lavadero y la cal, la del campo, la de la mar, la del pedazo de tocino y el mendrugo de pan, la que lo dio todo a cambio de ná, la de la guerra y la posguerra, la de la sangre, la de las lágrimas, la del sudor y la tierra, la del valor, la de los auténticos ideales y la precursora de los valores actuales, la que forjó a base de sacrificio nuestro estado del bienestar, la de las manos arrugadas. Se está marchando la generación a la que lo único que se le olvidó fue una cosa: disfrutar".
"Cada vivencia es diferente y es importante compartirla y transmitir aquello que sentimos"
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