- La actividad académica continúa detenida en todos los centros de Álava desde que el 9 de marzo se decretó el cierre de todos los colegios del territorio. La jornada de ayer hubiera supuesto el regreso de alumnos y profesores a las aulas, pero la decisión de alargar el estado de alarma hasta el 11 de abril y la orden del Departamento de Educación del Gobierno Vasco de suspender las clases hasta nuevo aviso, siembran la incertidumbre entre la comunidad docente.
Esa es la palabra que los responsables de Escolapios y Marianistas repitieron ayer en la conversación con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA al referirse al panorama de la recta final de este extraño y ya inolvidable curso 2019-2020. "Todos éramos conscientes de que era una situación que podía suceder", concreta Alain Ruiz, como portavoz del colegio Marianistas. La situación es de "incertidumbre total y sin saber qué es lo que va a pasar", deja en el aire Esther García, directora académica de Escolapios.
La decisión de retrasar hasta el 11 de abril el confinamiento de la población y suspensión de actividades es la primera piedra que aparece en el calendario. Ese segundo sábado de abril es el ecuador de las vacaciones escolares, que tienen por delante la semana de Pascua como periodo de inactividad en la docencia. Hasta el 20 de abril, en el mejor de los casos y a expensas de la determinación de Educación, no podrían reanudarse las clases. Esa es la única semana completa con cinco días de clase, de lunes a viernes, que contiene abril. La última del mes está trufada con las festividades de San Prudencio, martes, y el 1 de Mayo, viernes, que la convierten en periodo no lectivo y tanto Marianistas como Escolapios la declararon festiva en su calendario lectivo de este curso. Esta periodización lleva al lunes 4 de mayo y sitúa al curso en su recta final de poco más de un mes y medio hasta las vacaciones estivales. "Hay unas seis semanas por delante y existe tiempo suficiente para poder recuperar los días de asistencia presencial perdidos", desvela una optimista Esther García. Hay que tener en cuenta que hasta la fecha del obligado frenazo del curso por el Covid-19 los alumnos ya habían superado la primera y segunda evaluación lo que supone "tener completado dos tercios ya del curso", concreta la responsable académica de Escolapios.
Entre la comunidad docente se valora una posibilidad, que es una carta en la manga que pudiera guardarse el Departamento de Educación. En función de la contención de la pandemia y del avance en el calendario, podría ordenarse la finalización del curso en las semanas finales de junio, habida cuenta de que todo el profesorado tiene que permanecer en su puesto hasta el último día de ese mes cumplimentando labores burocráticas aunque las clases finalicen bastante antes. En condiciones normales las fechas entre el 12 y 16 de junio aparecen como días en los que la mayoría de los estudiantes pondrán el punto final a este curso 2019-20. La medida podría conllevar alargar un par de semanas más la presencia en las clases y completar la mayor parte del temario curricular de cada curso. "Es un escenario sobre el que no nos pronunciamos en Marianistas al no haber nada decidido", explica el portavoz de Marianistas a este diario. Ambos representantes consultados remarcan la importancia de "disponer de una fecha concreta a partir de la cual empezar a planificar la recta final del curso", apuntan desde Escolapios y Marianistas.
La mayor preocupación se concentra en los alumnos de segundo de Bachillerato, que están en plena carrera por lograr la mejor nota posible en el curso y llegar a la prueba de evaluación de acceso a la universidad (EVAU) que les enfile a su nueva etapa académica. Las fechas del 10, 11 y 12 de junio inicialmente previstas ya han sido descartadas y ahora son todo conjeturas respecto a cómo se reorganiza el calendario. También el traslado de fechas hacia la parte final de junio se plantea como opción, aunque corresponde al entorno universitario concretar esa decisión así como los programas sobre los que examinar a los alumnos. "Se han hablado y se han oído muchas cosas", apuntan desde el colegio ubicado en Luis Heintz. En el caso de Escolapios, esta cuestión no les incumbe al no contar con este ciclo en el centro.
La paralización de las clases presenciales en los centros de Álava no ha frenado la marcha en la educación. "Se está avanzando la materia y esa es la orden de Educación", remarca Esther García. Se cumplen ya dos semanas desde que hubo que orientar la manera de impartir las clases desde la distancia y recurriendo a las herramientas informáticas de las que se ha dotado cada centro. Este tiempo discurrido es suficiente para que, tanto desde Escolapios como desde Marianistas, se haga una evaluación positiva de los métodos implantados y la respuesta del alumnado. "Aplicamos el método del ensayo-error para avanzar en esta nueva era de dar clase", apunta García, profesora también de matemáticas y física en tercero y cuarto de la ESO. Eso también ha supuesto "superar la brecha digital que existe en el amplio colectivo del profesorado, pero que gracias al trabajo conjunto y colaborativo de todos hemos conseguido superar", pone en valor la directora académica de Escolapios.
La experiencia de dos semanas en la teleenseñanza lleva a los docentes a "trabajar por ser creativos en la evaluación", apunta García. Más allá de remitir los planes de trabajo semanales o la batería de ejercicios, las nuevas formas de impartir las clases se orientan a las "videoconferencias, vídeos tutoriales y las conversaciones entre profesores y alumnos", explican desde Escolapios. Esa distancia mantenida en el tiempo lleva también a "analizar la situación de los alumnos más pequeños y brindarles formas de protección ante esta situación de confinamiento. No es cuestión del temario, sino buscar acompañarles en otros aspectos", concluye Alain Ruiz desde Marianistas.
"De mayo a final de curso hay un mes y medio en el que poder recuperar el programa"
Directora académica de Escolapios
"Hemos abocado a los alumnos al trabajo personal y que respondan de su trabajo"
Portavoz de Marianistas