os alaveses supieron por primera vez del coronavirus de Wuhan a mediados del pasado mes de enero, cuando el agente patógeno comenzaba a provocar sus primeras muertes, en un constante goteo, en esta metrópoli china. Los especialistas no tardaron en encontrar similitudes a la enfermedad con otros síndromes respiratorios agudos previos como el SARS-CoV surgido en 2003 en el sudeste asiático, que provocó una gran epidemia, o el todavía más mortífero MERS-CoV de Oriente Medio, identificado en 2012. Sin embargo, el paso de las semanas comenzó a constatar las importantes diferencias de ambos virus con el ya rebautizado como Covid-19. Tanto por la más reducida mortalidad asociada a este último como por su alta transmisibilidad, que lo hizo saltar sin control a la mayoría de países del entorno y, después, a Europa, con un altísimo impacto sobre Gasteiz.

El Departamento vasco de Salud confirmó los dos primeros casos de coronavirus en la capital alavesa a última hora de la tarde del viernes 28 de febrero. Poco más de dos semanas después, los positivos se elevan ya a 360 en toda la provincia, que ha registrado 13 fallecimientos por el coronavirus.Tras varios días en una fase de pretendida "contención", sin más medidas que las recomendaciones higiénicas básicas, uno de los grandes puntos de inflexión de esta crisis tuvo lugar este pasado lunes 9, cuando los casos de Covid-19 confirmados en Álava experimentaron su incremento más importante hasta entonces, de 79 a 122 en sólo un día. Fue la antesala de la escalada de restricciones que las autoridades sanitarias de Madrid y Vitoria han ido decretando durante estos últimos días y que han dejado a todo el territorio al borde de la parálisis, en un escenario nunca antes conocido por sus vecinos.

Las calles de Gasteiz han presentado durante toda esta semana, especialmente a partir del martes, un aspecto cada vez más desértico. Un día antes, el Gobierno Vasco ponía sobre la mesa el primer paquete de medidas de choque para contener la propagación del Covid-19, que incluyó la clausura de las guarderías, los colegios e institutos o el campus universitario de la capital, en principio, hasta el próximo martes 24. Un cierre temporal que se extendió a todos los centros de titularidad municipal, como las haurreskolak, o a los centros cívicos, así como a los colegios de Labastida y el instituto de Laguardia.

Un día después, y por recomendación del ministerio español de Sanidad, se decretó la suspensión temporal de todas las actividades colectivas previstas en espacios cerrados y que implicasen a más de 1.000 personas, así como la obligatoridad de reducir la capacidad de los espacios más pequeños a un tercio de su aforo. Esta medida derivó en los días siguientes en la cancelación de gran parte de la actividad cultural programada en la ciudad de cara a las próximas semanas, a la que ha seguido, coincidiendo con la llegada del fin de semana, el cierre voluntario de un gran número de establecimientos hosteleros y comerciales.

Tras confirmarse el positivo por coronavirus en una docena de menores, y justo el día en que la organización mundial de la salud (OMS) declaraba el brote de coronavirus pandemia global, Salud extendía el miércoles el cierre de las aulas a todo el territorio alavés o a los hogares de jubilados de todo Euskadi. Ya el jueves, que hasta ahora ha marcado el récord de nuevos positivos en Álava -con 58-, la clausura escolar llegaba a todo Euskadi, que a marchas forzadas ha ido adaptándose al nuevo escenario con las clases a distancia y el teletrabajo en numerosas empresas.

Coincidiendo con una progresiva cuarentena autoimpuesta por miles de vecinos y hosteleros de Vitoria y todo el territorio, que ha dejado las calles semi vacías durante este fin de semana, el Gobierno central decretaba el viernes el estado de alarma y el Vasco, la emergencia sanitaria. Los cierres voluntarios se convertirán desde hoy en obligatorios y a partir de mañana comenzará a extenderse la restricción de la movilidad y el confinamiento de la población, dando paso a un nuevo escenario de aislamiento para contener al virus.

Durante todo este tiempo, el HUA-Txagorritxu, centro de referencia para la atención de las personas hospitalizadas por coronavirus en Gasteiz, ha habilitado cinco de sus sieste plantas con áreas de aislamiento para atender a los afectados, entre otras medidas organizativas internas. El centro gasteiztarra ha sufrido especialmente el impacto del Covid-19, al convertirse en uno de los primeros focos de expansión del virus y tener a decenas de sus profesionales en cuarantena durante casi dos semanas.

Todas las restricciones aprobadas durante estos últimos días han tratado de reducir la transmisión del virus en las zonas más afectadas y espaciarlos en el tiempo, con la intención de evitar el colapso del sistema sanitario y un impacto mayor sobre los grupos de riesgo. Según avanzó el pasado miércoles el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, los efectos reales de estas medidas de choque serán inmediatos, pero a buen seguro sólo se reflejarán en las cifras de afectados a partir de finales de la próxima semana. En el mejor de los casos, el especialista habló de un plazo de "un mes y medio o dos meses" para que vaya recuperándose la normalidad. En el peor, de cuatro.

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Fue el día en que el Departamento vasco de Salud confirmó los dos primeros casos de coronavirus en el territorio alavés, hace poco más de dos semanas. Ayer eran ya 360.