llodio - El entorno de la ermita de San Juan de Larrazabal en Llodio será testigo mañana, por tercer año consecutivo, del encendido de una pequeña hoguera con cuyas brasas la gente que se acerque a eso de las 12.00 horas podrá asar tocino y chorizos -traídos cada uno de su casa- pinchados en un palo y degustarlos en hermandad. Se trata de una fiesta antigua en honor al bosque que -bajo el nombre de Kanporamartxo o Basaratuste, según las zonas- se realiza el domingo previo a Carnaval y que, en realidad, son las reminiscencias de un antiquísimo rito consistente en hacer un sacrificio animal para ofrendarlo al bosque con la intención de que éste nos devuelva el favor con prosperidad y abundancia.

"Creo que puede afirmarse con cierta rotundidad que los vascos, al igual que la mayoría de las culturas antiguas de Europa, hemos sido adoradores de árboles y bosques, concebido este entorno como un espacio morada de divinidades y fuerzas sobrenaturales a las que había que contentar para recibir su favor", relata el investigador local Félix Mugurutza. Y es que, precisamente, una reminiscencia de aquella forma de interpretar el universo que nos rodea es "la humilde fiesta que aún se mantiene en varias localidades: el Kanporamartxo o Basaratuste, el carnaval del bosque (conocido también con otros nombres). Una ofrenda que los humanos hacían a las masas frondosas para contentarlas", explica.

Además, curiosamente, consiste en asar tocino ensartado en un palo, "el atributo característico de la diosa céltica Carna, la que probablemente da origen al término Carnaval y que luego, en la Edad Media la iglesia reinterpretó para su conveniencia como carne levare (apartarse la carne)", apunta Mugurutza.

El roble Guzuraretx En el caso de Llodio, valiéndose de esta fiesta, plantaron el año pasado un retoño del no menos simbólico árbol de Gernika (tramitado a través de las Juntas Generales de Bizkaia), en recuerdo de un conocido roble llamado Guzuraretx, que estuvo en las cercanías de la ermita de San Juan de Larrazabal o Astobiza. Su nombre (gezur+haritz, roble de las mentiras) se debía a que estaba en un cruce de antiguos caminos, en donde se contaban los compañeros de andanzas, antes de separarse, aquellas buenas ventas hechas en la plaza, los grandes idilios amorosos, etc. Todo engrandecido o inventado como mentira con la que aumentar la baja autoestima.

La fiesta de este año consistirá en cantarle al retoño Gernikako arbola y El roble y el ombú. A continuación se medirá el perímetro del tronco para comprobar cuánto ha engordado, un ritual que pretende repetirse cada año. Inmediatamente después se asarán el chorizo, el tocino etc. - Araceli Oiarzabal