Vitoria - Alrededor de un centenar de menores alaveses en situación de desprotección, 105 según el último recuento realizado por la Diputación foral, viven actualmente en el seno de una familia de acogida, una alternativa a los recursos residenciales públicos muy beneficiosa para su bienestar y desarrollo. Y que el propio ente foral quiere potenciar más, mirando sobre todo a los niños que no han cumplido los tres años. “Para ellos estar en una familia es lo ideal. En esto sobran las explicaciones”, apunta en declaraciones a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Eva Hernández, trabajadora social del programa de acogimiento familiar, que se encuentra bajo el paraguas del Instituto foral de bienestar social (IFBS). Por desgracia, el territorio carece a día de hoy de una bolsa suficiente de familias acogedoras para dar respuesta a todas sus necesidades y más de 200 menores tutelados residen también en la actualidad en centros forales de acogida, el doble de los que lo hacen en un hogar.
Aunque el acogimiento familiar es siempre temporal, su duración depende tanto de las necesidades del menor como del tiempo que sus progenitores necesiten para solucionar los problemas que han impedido la convivencia conjunta, una realidad en la que suelen confluir distintas circunstancias. “Lo que les une a todos es que hay una situación de desprotección grave que ha ocasionado un daño al niño”, puntualiza Hernández. Los menores han vivido en todos los casos situaciones difíciles que les han dejado “huella” y, por ese motivo, necesitan una familia que les ofrezca un apoyo incondicional y un entorno seguro que favorezca la superación de esas dificultades, manteniendo además la relación con sus madres y padres mediante visitas concertadas. En bastantes ocasiones, los menores necesitan ser acogidos junto a sus hermanos.
modalidades El programa de acogimiento se articula mediante distintas modalidades. Existe uno permanente, con una duración no determinada y siempre superior a dos años, que está dirigido a las situaciones en las que no existe un pronóstico claro de retorno del menor a su hogar original, aunque la vinculación emocional de éste con su familia sí debe mantenerse. Es la más habitual y, de hecho, a fecha del pasado 31 de diciembre daba acogida a 81 de los 105 menores beneficiarios de este programa. Los 24 restantes se encontraban en la modalidad de acogimiento temporal -22 en total, con una duración máxima de dos años- y de urgencia -dos, con una duración que no supera los seis meses-. Esta última modalidad trata de evitar que muchos de estos menores, especialmente bebés, tengan que vivir en un recurso de acogida residencial en un momento tan clave de su desarrollo. Existe también un tipo de acogimiento especializado, de duración variable, que se dirige a grupos de hermanos y a menores con necesidades especiales o problemáticas complejas.
De ese centenar largo de menores beneficiarios del programa según el último recuento, 48 eran chicas y 57 chicos, de los cuales 72 se encontraban acogidos por otros miembros de su familia -generalmente abuelos o tíos- y 33 en familias ajenas. “Cuando se dan casos de desprotección, primero se busca cerca. Culturalmente, aquí nos guiamos más por los lazos de sangre”, justifica Hernández. A lo largo de todo el ejercicio 2018 fueron acogidos un total de 129 menores en 98 familias distintas, 57 de las cuales eran extensas -otros miembros de la familia- y 41, ajenas.
El acogimiento está abierto tanto a familias grandes como a personas que viven solas, tengan o no hijos, que deben superar un proceso de formación previa para conocer en profundidad en qué consiste este programa y, después, otro de valoración psicosocial. Una vez seleccionadas, el IFBS ofrece una ayuda económica mensual a las familias para afrontar los gastos derivados del acogimiento y otros apoyos extraordinarios para compensar otros posibles gastos. Por otra parte, un equipo técnico multidisciplinar da apoyo a lo largo de todo el proceso de acogida tanto a las familias de acogida y de origen como a los menores de edad.
Quien lo desee, puede ponerse en contacto con el número de teléfono 945 77 30 52 o puede dirigirse a la dirección de correo electrónico acogimiento@araba.eus. “La gente desconoce mucho que existe este programa, a diferencia de lo que pasa con la adopción”, lamenta Hernández, que anima a todas las familias que se lo hayan planteado en alguna ocasión a dar el paso. “Aunque no sea una experiencia fácil”, matiza.