vitoria - Bioaraba, el instituto que aglutina toda la investigación pública de la Organización sanitaria integrada (OSI) Araba, comienza a destacarse en otras áreas distintas a en las que ya constituye un referente internacional, como son la Salud mental, las Enfermedades cardiovasculares y los Trastornos del sueño. Una de ellas es la Oftalmología, donde Bioaraba está participando de forma activa en distintos proyectos destinados a mejorar los tratamientos, los pronósticos y, en definitiva, la calidad visual de los pacientes afectados por algunas de las patologías oculares más frecuentes asociadas a la vejez.
Se trata, en concreto, del glaucoma, la degeneración macular y las cataratas, que están detrás de entre el 75 y el 80% de las 75.000 consultas que, aproximadamente, se ven cada año en las consultas de esta especialidad centralizada desde 2016 en el HUA-Santiago. “Estamos entrando de forma importante en la investigación”, certifica Gonzaga Garay, jefe de la unidad de gestión clínica de Oftalmología en la OSI Araba, que ha abierto las puertas de su casa profesional a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA para charlar sobre las iniciativas más importantes en marcha.
El área “más consolidada” en lo que toca a la Oftalmología es la referida al glaucoma, a cuyo cargo está el doctor Haritz Urcola, un referente a nivel estatal en la investigación de técnicas avanzadas de cirugía, indicada en la mayoría de los casos moderados y severos de esta enfermedad irreversible. Bioaraba estudia los resultados en salud en los pacientes con glaucoma que pasan por el quirófano “para saber con qué técnicas se obtienen los mejores resultados”, dado que siguen surgiendo nuevas terapias indicadas para unos u otros. De esta forma, “se consigue que tengan una calidad visual adecuada durante el mayor tiempo posible”, según resume Garay.
El instituto dependiente de Osakidetza se ha introducido “recientemente” ademas en la investigación de Big data e inteligencia artificial en torno al glaucoma, basada en la recogida de datos de determinados pacientes oftalmológicos y el análisis de los resultados asociados a las cirugías o los tratamientos a los que son sometidos. De una forma más “incipiente”, la OSI está trabajando también en sistemas de teleoftalmología, que con base en la inteligencia artificial busca tratar y controlar de la forma más adecuada, “y con las menores molestias posibles” a los pacientes que presentan glaucomas leves y moderados, para tratar por ejemplo de reducir las consultas en el especialista.
Otra de las grandes novedades en este campo es la participación de Bioaraba en dos proyectos de investigación mundial que vienen de la mano de Ichom, un consorcio internacional sin ánimo de lucro que se dedica a la medición de resultados de salud mediante la colaboración de distintos centros e institutos sanitarios. Bioaraba toma parte en un proyecto que busca, en esencia, mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufren degeneración macular, una lesión irreversible de la zona central del ojo causada por distintas patologías y cuya evolución natural lleva a la ceguera, y en otro que analiza el tratamiento de las cataratas.
El proyecto se basa en ambos casos en la recogida de datos a través de planillas proporcionadas por Ichom y estandarizadas sobre las consultas que pasa cada paciente o sus pautas de medicación, que en el caso de la degeneración macular consiste en un tratamiento paliativo -no curativo-, mediante inyecciones en el ojo, que requiere numerosas visitas al especialista. Al margen de la medición de estos resultados, que al poder compararse entre los centros permiten ver “qué tal lo estás haciendo” y las posibles áreas de mejora, los pacientes reciben también un cuestionario sobre su calidad visual y su satisfacción que sirve para analizar su evolución desde su entrada en el circuito asistencial.
Aunque la degeneración macular es también más habitual entre los pacientes de edad avanzada, de una media de 80 años según Garay, la patología englobada bajo su paraguas que “está despuntando más” a día de hoy es el edema macular diabético, que puede darse en pacientes más jóvenes. Bioaraba participa en este proyecto, impulsado en un inicio por un instituto australiano, junto a nueve hospitales más del Estado y varios más de todo el mundo. Superadas sus fases iniciales, la unidad gasteiztarra ha comenzado ya a recoger los datos de todos los pacientes que sufren esta dolencia y pretende llegar hasta los 520 a finales de este año. “Hay que hacer frente a esta situación y éste es el camino”, remarca el especialista, consciente del “muy sensible” problema de salud que supone la ceguera por su carácter altamente incapacitante.
estandarizar El otro proyecto, también basado en la recogida de datos y el análisis de la evolución de los pacientes mediante encuestas personalizadas, pasa por “estandarizar” el tratamiento de los usuarios del sistema que sufren cataratas, basado en este caso en una cirugía que deja unos resultados visuales “muy buenos” en un altísimo porcentaje. Junto a la OSI Araba, participan en esta segunda iniciativa tanto el Hospital Clinic de Barcelona como el Torrecárdenas de Almería.
“En ambos casos, sentimos la necesidad de saber para qué estábamos trabajando, qué resultados teníamos con las actividades que estábamos haciendo. Si lo estábamos haciendo bien, si podíamos mejorar... Buscar resultados y luego áreas de mejora. Y cuando ves que los resultados mejoran, te entran más ganas de seguir buscando más”, resume Garay, que avanza que en un tiempo estas metodologías se irán integrando en la historia electrónica de Osakidetza para que todos los centros de la red pública afronten el diagnóstico y el tratamiento de estas patologías “de la misma manera”. Como datos destacados, en la OSI Araba se aplican entre 7.000 y 8.000 inyecciones al año para tratar la degeneración macular y se operan del orden de 2.500 ojos con cataratas.
Bioaraba tiene además “en cartera” la adhesión a un tercer proyecto impulsado por Ichom, aunque todavía está “muy verde”, según Garay, lo que vuelve a demostrar que esta área emergente de investigación comienza a serlo cada vez menos en la red pública local.