vitoria - Los agentes de la Policía Local de Vitoria que patrullan en motocicleta tienen como funciones principales la regulación y control del tráfico de vehículos dentro del término municipal, la supervisión de pruebas deportivas y el apoyo a las labores de seguridad ciudadana. A lo largo de los últimos años, el número de guardias urbanos adscritos a este servicio se ha reducido paulatinamente hasta llegar, en opinión de sus propios integrantes, a un punto “preocupante”. Tanto es así que los agentes primero responsables de los cuatro grupos de motoristas existentes en el cuerpo ha redactado y remitido al Ayuntamiento un exhaustivo informe en el que abordan todos los problemas de los patrulleros, desde los organizativos hasta los relacionados con el material de trabajo.

En este documento, al que ha tenido acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, aseguran que las órdenes de servicio establecidas se incumplen de forma “manifiesta” a causa de la falta de medios humanos para llevarlas a cabo, denuncian que varias de las motocicletas que emplean no son aptas para el servicio y lamentan que su grupo sufra un “agravio comparativo” frente a otras unidades de reciente creación, como el Grupo de Menores o los bicipolis, cuyas vacantes se cubren de forma inmediata.

“Los agentes primero motoristas le trasladamos nuestra profunda preocupación por la grave falta de motoristas y policía de barrio”, exponen los policías en el documento que han enviado a los responsables municipales. Tras precisar que algunos grupos de trabajo sólo tienen asignados tres motoristas y su agente primero, señalan que “no entendemos un planteamiento operativo eficiente si no es con la asignación permanente y consolidada de 7 policías motoristas por turno de trabajo para dar cumplimiento con los propios objetivos marcados por esta misma Jefatura”. “Cuatro policías con los que se pretende abordar, por turno, la regulación del tráfico en una ciudad de un cuarto de millón de habitantes”, ilustran los agentes. “En algunas ocasiones -amplían- esos cuatro agentes ni siquiera realizan servicio de motoristas por motivo de otras necesidades operativas o porque hacen uso de sus legítimos derechos laborales y libranzas”. Ante esta situación, solicitan que se saquen a concurso todos los destinos vacantes ante bajas prolongadas o permisos y licencias específicas.

Las tareas de regulación y control de tráfico, ante la ausencia de motoristas, las acaban ejecutando las patrullas operativas de seguridad ciudadana, PAI, y las patrullas de policía de barrio, LAGUN. Unidades “en la actualidad muy mermadas por la falta de recursos y su destino a otras funciones policiales”, según puntualiza el informe.

refuerzo Los motoristas aseguran que no es posible ofrecer un buen servicio a la ciudadanía si los esfuerzos organizativos del cuerpo se dedican a “ampliar campos competenciales dejando de cubrir nuestras labores básicas”. Por ello, consideran que es necesario reforzar la columna vertebral de la Policía Local, integrada por las PAI -Patrullas de Atención Inmediata-, motoristas y policía de barrio. “Es decir, la presencia uniformada de policías locales en nuestras calles desarrollando eficazmente las competencias que tienen encomendadas”, resumen.

Para alcanzar este objetivo proponen adoptar un replanteamiento operativo en el que realmente se asuma que el control del tráfico en vías urbanas es competencia exclusiva de la Policía Local y que los motoristas son la principal herramienta. Otras funciones y competencias añadidas deberán ser ejercidas en la medida de nuestras posibilidades. Además, proponen elaborar un plan operativo acorde a la realidad de los recursos existentes. “La carencia manifiesta de policías para poder cumplir con el actual diseño nos obliga a modificar dicho plan o a seguir trasmitiendo a la ciudadanía una realidad que no existe”, lamentan. Asimismo, demandan un tratamiento igualitario en la asignación de recursos entre los diferentes departamentos y unidades para abordar eficientemente esas competencias exclusivas.

De forma paralela, reclaman mejoras en formación, catalogación del puesto y remuneración, material y plano operativo. Dentro del apartado salarial, explican que el plus de penosidad que cobran asciende a 63,34 euros brutos mensuales, lo cual teniendo en cuenta las características del puesto y sus exigencias no lo hacen atractivo para los agentes. “No debemos olvidar que los policías de barrio, cuyo número es cada vez más exiguo, van obligados al destino una vez pasan a formar parte de la plantilla de Policía Local”, aclaran en este sentido.

estado de las motos En cuanto al material de trabajo, las motocicletas, los agentes explican que el origen del informe se encuentra “en el deficiente estado de las actuales motocicletas del parque móvil de esta Policía Local y la urgente necesidad de renovar estos vehículos”.

A partir de la información comunicada por los policías a sus agentes primero en día a día sobre averías, incidencias, faltas de material y apreciaciones particulares, así como de las propias valoraciones de los firmantes del informe, han elaborado un minucioso dossier que analiza, una por una, todas las motocicletas empleadas en el servicio. Dentro de las utilizadas por el grupo Bravos, los motoristas de tráfico, destacan que la antigüedad media de los vehículos es superior a los 11 años y medio y que proyectan “una imagen comprometida de la institución a la que pertenecemos. Sin embargo, subrayan que lo más preocupante son “las continuas averías y múltiples incidencias” que, advierten, son “un riesgo cada vez mayor de sufrir un accidente de consecuencias inciertas”. “Un accidente por razones mecánicas, por un mal mantenimiento u otro origen que no sea achacable propiamente al conductor, puede suponer una petición de responsabilidades a terceros, colocándonos en un escenario que hasta el momento no se ha dado en vehículos motorizados, pero que cada vez es más probable”, señalan.

En cuanto a las motos de pequeña cilindrada utilizadas por los policías de barrio, Lagun, precisan que su media de edad supera los 10 años y medio. “Este parque móvil tan viejo, en labores policiales, tiene las mismas graves consecuencias que en las motocicletas de mayor cilindrada, agravadas por el hecho de que son vehículos con una vejez peor que sus hermanas mayores”, sostienen.

La escasez de agentes en ambos grupos provoca que muchas de estas motos permanezcan largos periodos de tiempo paradas en el garaje, dando lugar a problemas de arranque y a otros fallos derivados de la falta de actividad. Por ello, los agentes primero instan a los responsables políticos a replantearse el número necesario de unidades y a valorar modelos de renting o leasing para reducir el gasto. A modo de conclusión dentro de este capítulo, plantean introducir nuevas motocicletas, todas iguales para lograr una imagen homogénea, tanto en los grupos motoristas como en la policía de barrio; una retirada progresiva de los vehículos viejos y con problemas mecánicos; un estudio y reconsideración del actual número de motos; y seguir avanzando en las labores de control e inspección en el mantenimiento.

Efectivos. Los agentes primero responsables de los cuatro grupos de motoristas de la Policía Local denuncian que el servicio pierde efectivos de forma progresiva y que, a diferencia de otras unidades más recientes, las vacantes no se cubren.

Organización. Debido a la falta de efectivos, los agentes aseguran que no es posible cumplir con las órdenes de servicio y reclaman que cada turno cuente, al menos, con siete agentes en moto. Actualmente cuentan con tres más un agente primero.

Medios. Las motocicletas son objeto de análisis. El informe alerta de que muchas son muy antiguas y pide que se reemplacen progresivamente debido a que sufren constantes averías.

Remuneración. El puesto de motorista lleva aparejado un plus de penosidad de 63,34 euros brutos mensuales. Una cantidad que, según explican los agentes, no compensa la dureza del trabajo, por lo que los policías no quieren acceder a estas plazas. Proponen que se incremente esta remuneración.