Caballos que ayudan a tomar la rienda emocional
Seis alumnos, de entre 16 y 20 años, del aula de aprendizaje de tareas del colegio Paula Montal asisten a un taller psicoeducativo con equinosLa Fundación Vital financia este proyecto que imparte la asociación Ikiriki
Vitoria - Se subieron al autobús urbano de Vitoria de la línea 7 de Borinbizkarra con la intención de bajarse al de poco en la calle Prado, para hacer transbordo con la línea 4 y así llegar a Armentia. La misión, de aquel 15 de noviembre, de Ariadna, Karima, Esti, Paula, Dani y Unai, alumnos de entre 16 y 20 años, de las aulas de aprendizaje de tareas (AAT) del colegio Paula Montal, era llegar a la hípica Zaldiaran, acompañados de sus profesores Beñat, Lore y Vicky. Y vaya si lo lograron, estos estudiantes con diversidad funcional, tanto ese día como el 4 de octubre, con el fin de aprender todo lo posible y disfrutar al máximo durante las dos sesiones del taller psicoeducativo a lomos de un caballo que la asociación Ikiriki diseñó y desarrolló para ellos. Se trata de una actividad financiada por la Fundación Vital, que en total ha hecho posible ocho sesiones (dos en cada centro educativo), tanto en Paula Montal-Escolapias, como en el colegio Calasanz-Escolapios y en dos aulas en Los Herrán.
Como explica la tutora de estas aulas de aprendizaje de tareas, Lorena Arriaga, que se encarga de fomentar su preparación laboral y tránsito a la vida adulta, “el objetivo dentro del programa de nuestro aula AAT es desarrollar un conjunto de habilidades y actitudes para el aumento de la competencia social, resolución de conflictos... Es por ello, que este año nos hemos propuesto trabajar este fin a través del contacto e interacción con animales, en concreto, el caballo”.
Meta que finalmente han conseguido atravesar, gracias a este proyecto, en el que han trabajado diversas destrezas, rutinas y valores que tienen relación directa con el objetivo que quieren trabajar en el aula, en un escenario diferente al habitual. “La verdad es que ha sido una experiencia muy bonita y enriquecedora”, describe Arriaga.
La encargada de impartir estos talleres, dedicados a complementar los objetivos curriculares de estas aulas, con una metodología diferentes, que proporciona aprendizajes experimentales en un ambiente natural y con un elemento fuerte de motivación como son los equinos, es la asociación Ikiriki, de Gasteiz, pionera y especialista en intervenciones y actividades asistidas con caballos. Animales elegidos porque a través de sus características naturales, “nos invitan a centrarnos en nosotros mismos, sin juicios de valor, sin crítica y sin prisa. Nos ofrece una reacción inmediata a nuestra forma de proceder, quizá éste es uno de sus potenciales: su amable sinceridad. También su cerebro de animal presa (no es un depredador), nos ofrece una manera de entender el mundo muy concreta, para la que están ‘diseñados’, y que los humanos tenemos que entender, para adaptarnos y conseguir su cooperación”. El lugar “ideal” para ello es la hípica Zaldiaran, elegida por Ikiriki debido a su carácter familiar, que dirigen sus dueños Pilar Revuelta y Diego Cano, “donde nos sentimos acogidos, los animales están cuidados y las instalaciones están a un paso de la ciudad”, por lo que se puede acceder a pie, en bicicleta, o en urbano, como fue este caso.
Los profesionales de Ikiriki, Luis Salazar, educador social y maestro, y Sandra Vadillo, psicóloga sanitaria y psicoterapeuta familiar y de pareja, les enseñaron unas normas que había que cumplir: no gritar, no correr o no saltar para que todos estuvieran tranquilos y, sobre todo, los propios caballos, para velar también por el bienestar animal. “Aspecto siempre muy importante -como destaca Vadillo- en intervenciones asistidas por animales. Para esto es imprescindible, además de la práctica, la formación y el estudio del animal”.
Como especifica la psicóloga sanitaria de Ikiriki, los ejercicios se han diseñado teniendo en cuenta los objetivos curriculares del proyecto educativo del aula. En cada sesión de horas, se ha podido trabajar, por ejemplo, la identificación y expresión emocional a través del lenguaje no verbal de los caballos o la planificación y ejecución de tareas mediante instrucciones construyendo una gymkana que luego recorrían los caballos. “Son muchos los ejercicios que se pueden crear. La clave está en qué objetivo queremos conseguir y en abrir paso a la creatividad”, resalta Vadillo.
Los ejercicios En esas dos horas de sesión, la estructura es similar: acogida del AAT en el txoko de la hípica, donde se explica la actividad del día y les preguntan cómo se encuentran esa jornada. Luego se pone en marcha como tal la actividad principal de ese día, junto a los caballos en el exterior. Las medidas de seguridad y de prevención de accidentes en las intervenciones asistidas con animales son una prioridad, es por eso que el número de caballos no suele ser muy elevado, “de modo que en pista, no solemos trabajar con más de dos o tres caballos simultáneamente”.
En concreto, ese primer momento del taller consistió en mostrarles unos papeles de pictogramas para leerlos y comentar a continuación qué es lo que habían interpretado. “Nos preguntaron si nos acordábamos de la última clase que estuvimos y Luis y Sandra. Les resumieron las cosas que habían aprendido, aunque nos acordábamos de muchas de ellas”, aseguran estos aplicados adolescentes.
Así, en esta sala de la hípica, nos presentaron la actividad: una gymkana con obstáculos (de palos largos de madera zigzag con conos y aros) que teníamos que recorrer con el caballo en parejas, encima de él o llevándolo con la correa.
Primero, cada equipo construyó su propio obstáculo. Cada uno, tenían una pareja para trabajar con los caballos. “Antes de montarnos, cogimos poco a poco fueron confianza con los caballos”, relatan. Para tal fin no dudaron en hacerles una visita a los establos, para saludarles e incluso a darles un beso de bienvenida cerca de su hocico. “Caballos, yeguas, ponis, dos perros mastines, gallinas, ovejas... Preguntan por el nombre de todos y cada uno. El vínculo que se forma es muy bonito y también un trampolín al mundo emocional de quien lo experimenta. Pero el top 5, podría ser, según el alumnado, Yuma, Flyka, Reverte, Ringo y Colorado... aunque todos son especiales”, precisa Vadillo.
Después, “vino lo difícil”: Fueron tomando contacto con los caballos y aprendiendo en parejas a dirigirlos a través de esa carrera de obstáculos. La clave consistía en compenetrarse bien. Para ello, uno iba montado en el animal y el otro, desde el suelo, sujetando sus riendas para dirigir al compañeros correctamente para que superara las pruebas, mientras esquivaban conos naranjas al tiempo que les guiaban por un sendero de arena en zig-zag, sin que saliera del camino, intentando que el caballo fuese por el recorrido?
Por último, se produjo el cierre de la sesión de nuevo en el txoko, donde se recogen, entre otras cosas, cómo se han sentido y qué es lo que han aprendido. “Hemos trabajado la confianza, la comunicación y la empatía. Los profes nos ayudaron un montón y estábamos todos muy colaborativos”, aclaran Ariadna, Karima, Esti, Paula, Dani y Unai.
Gracias a ello, fueron quitando sus reticencias iniciales con los caballos, a medida que iba aumentando su cariño y respeto por ellos, y quitaron algún miedo, que tenían “y nos montamos todos, hasta los profesores” y, en definitiva, cogiendo las riendas de sus habilidades sociales. En este sentido, puntualizan que les ha sorprendido la tranquilidad que les ha trasmitido un caballo, pese a su gran tamaño, y la “total autonomía” que han demostrado con ellos.
“Fue una experiencia inolvidable y muy auténtica. Nos encantaría repetir”, desean estos chavales. De ello, depende que el proyecto encuentre financiación para incluir este taller en el proyecto curricular de las AAT, de manera que pudieran asistir, por ejemplo, una vez por semana, durante un trimestre.