Vitoria - Trataron de estafar a una anciana empleando el clásico timo de la estampita y el tiro les salió por la culata. Cuando tenían toda la trama encarrilada, las sospechas de un empleado de banca y la intervención de la Ertzaintza desbarataron sus planes y dieron lugar a una peligrosa persecución por las calles de Vitoria que, finalmente, acabó en detención lejos de la capital alavesa. El Juzgado de lo Penal número 1 juzgará el próximo viernes a dos personas, una de ellas acusada de un delito de estafa en grado de tentativa, de otro contra la seguridad del tráfico y de un tercero de atentado contra agente de la autoridad, y a una segunda como presunta responsable de un delito de estafa. El Ministerio Público pedirá para la primera 6 años y cinco meses de prisión, mientras que para la segunda reclamará únicamente cinco meses por considerarla responsable tan sólo de la intentona de estafa.

Todo comenzó el 30 de junio de 2015 en una calle del barrio de Salburua. La pareja de acusados, acompañada de una menor, abordaron a una mujer de 76 años. Le mostraron el cebo, una riñonera repleta de billetes que portaba la niña, y comenzaron a confundirla hasta convencerla de que la menor le entregaría el dinero a cambio de 2.500 euros.

La mujer, diagnosticada de un deterioro cognitivo, aceptó lo que le proponían y dejó que a partir de ese momento los integrantes del grupo llevaran la batuta. Como no llevaba encima el dinero que le reclamaban, permitió que le subieran a un coche y que, todos juntos, acudieran a su domicilio para recoger la libreta de ahorros. Acto seguido, acudirían a una sucursal de la Caja Laboral, la mujer extraería el efectivo, se lo entregaría a los timadores y obtendría a cambio el suculento fajo al que se aferraba la menor. ¿Qué podía salir mal?

Cuando llegaron a la oficina bancaria de la calle Logroño, todo marchaba según el guión previsto. Los acompañantes aguardaron en la calle y la mujer entró sola a por el dinero, pero el empleado de la ventanilla sospechó que la mujer estaba siendo víctima de un engaño y llamó a la Ertzaintza. No hizo el reintegro y le fue dando largas para protegerla.

A los pocos minutos, un agente de paisano entró en la sucursal y escuchó el relato de los testigos. Salió a identificar a los sospechosos, que esperaban en el coche con el motor arrancado. Se identificó como agente y pidió que apagaran el vehículo. Lejos de cumplir sus órdenes, cuando el ertzaina metió el brazo por la ventanilla del conductor y quiso sacar las llaves del contacto, el piloto aceleró bruscamente y se dio a la fuga. El policía tuvo que apartarse para no resultar atropellado.

Un coche patrulla de la Ertzaintza que había acudido al lugar inició una persecución a toda velocidad, con las señales luminosas y sonoras activadas, por las calles Valladolid y Obispo Ballester. Los acusados fueron saltándose cuantos semáforos y señales hallaban a su paso y, al llegar a Portal de Betoño y Portal de Gamarra, circularon en dirección contraria a 120 kilómetros por hora. Finalmente, tomaron la carretera N-240 y los agentes les perdieron de vista en las proximidades de Legutio.

Veinte minutos después, otra patrulla localizó el vehículo en la localidad vizcaína de Galdakao. Cuando los agentes detuvieron al grupo, se ocuparon de un peluquín y de un bolso con 720 euros en billetes del cual trató de desembarazarse la acusada. Entre los tres ocupantes -la pareja y la menor-, portaban 940 euros en metálico.

agresión sexual La Audiencia Provincial de Álava juzgará el próximo jueves a un joven de 25 años acusado de agresión sexual a una menor de edad. Según consta en el escrito de acusación de la Fiscalía, los hechos tuvieron lugar a finales de julio de 2011 en Vitoria. A las 8.30 horas, dos hermanas menores de edad entraban en su portal cuando fueron abordadas por el acusado. En primer lugar, les robó sus pertenencias a punta de navaja y, posteriormente, usó el arma para amenazar a una de ellas mientras le decía “ahora déjame tocarte”. Como consecuencia de estos hechos, la joven sufrió erosiones superficiales en el brazo derecho y en el cuello. Su hermana trató de ayudarle retirando la mano del agresor e inició un forcejeo con él, recibiendo un corte superficial.

Durante la disputa, las jóvenes lanzaron gritos de auxilio, por lo que el atacante huyó del lugar llevándose la cartera de una de ellas. Permaneció en paradero desconocido hasta diciembre de 2017, fecha en la que fue detenido y fue recluido bajo orden de prisión provisional sin fianza.

La Fiscalía le imputa diversos delitos, entre los que destaca el de agresión sexual con instrumento peligroso, por el que pide seis años de cárcel. Además, por los dos de lesiones, y por el de robo con violencia e intimidación en casa habitada y uso de instrumento peligroso, la pena reclamada asciende, en total, a diez años y medio de prisión.