agurain - La edad no está reñida con la fiesta. Si en días anteriores los más pequeños han tenido un gran protagonismo en las fiestas de Agurain, ayer fueron los veteranos los encargados de poner color a las calles de la capital de la Llanada. Con sus mejores galas, los abuelos y las abuelas cogieron el testigo de sus nietos para celebrar por todo lo alto el de los jóvenes de ayer.

Ya fuera en el homenaje a los jóvenes de ayer, en el baile-vermú o en la comida, los más veteranos demostraron que también saben pasarlo bien. Atrás ha quedado el bullicio de las primas horas festivas. En un ambiente más íntimo y hogareño, alejado del bullicio y los excesos del fin de semana, la localidad vivió una tercera jornada festiva caracterizada por una temperatura templada y un cielo azul. La jornada comenzó temprano, a las once de la mañana.

En la plaza del Ayuntamiento y en el interior de la sala Harresi, autoridades municipales y voluntarios esperaban la llegada de los veteranos, ansiosos por comenzar un largo día de emociones, ratos de alegría y risas. Con el objetivo de coger energía para la jornada que se presentaba por delante los presentes hicieron una parada técnica para reponer energías. Unas galletas y un vaso de moscatel o mosto bastaron para coger fuerzas para la dura jornada de diversión.

Uno a uno fueron recibiendo el pañuelo conmemorativo de la jornada, este año de color rosa y con el logotipo del Ayuntamiento. Sin tiempo para la nostalgia, los jubilados se sumaron al homenaje municipal de entrega, a los vecinos de más edad de la villa, de un ramo de flores. El matrimonio formado por Sebastián López de Eguilaz, de 92 años, y su mujer Florencia, de 89, compartieron protagonismo con Patxi, en representación del hombre de más edad de la localidad. Además, el matrimonio de Alejandro Centol, de 89 años, y Nati Barreno, de 84, también fueron reconocidos por acumular 59 años juntos. Ayer lucieron sus mejores galas para recordar el largo trayecto hasta formar una gran familia con hijos y nietos, presentes en el acto. Reconocen que “para estar tanto tiempo casados hay que llevarse bien y aguantarse mucho el uno al otro”. A todos ellos les gusta mucho la fiesta y no dudaron en apuntar que “ya echaremos algún baile que otro”. En total, más de trescientos años para demostrar que la fiesta no está reñida con la edad.

El alcalde de Agurain, Iñaki Beraza, con Alejandro y la concejala Ana Gorospe, cogida del brazo de Nati, encabezaron la comitiva hasta la iglesia de San Juan donde celebró la misa cantada por el coro Eguzkilore de la localidad. Tras ellos, Txari Martín llevaba del brazo a Patxi, quienes enfilaron el pasillo hasta los primeros bancos del templo, que se completaron en pocos minutos. Begoña, fue la encargada de acompañar a su madre, Florencia hasta el templo del Casco Histórico de la localidad seguidas del concejal Xabier Urkioa, que agarraba a Sebastián. Los más de trescientos jubilados participantes en el acto se mostraron orgullos de contar con un día para ellos en las fiestas. “Que el año que viene podamos estar aquí también”, comentaba un grupo de mujeres, mientras los hombres reconocían que “vamos a tratar de pasarlo lo mejor que podamos”.

Tras el oficio religioso, el carácter festivo de la jornada inundó los cuerpos de los más añosos que no dudaron en dirigirse a la plaza de Santa María para disfrutar de unos bailables amenizados por la Banda Municipal.