vitoria - Acompañó el buen tiempo y la almendra regresó al medievo para mostrar a vitorianos y turistas una idea del pasado del Casco Viejo. Si el viernes, el mercado se abrió con un pregón humorístico a cargo del actor Iñigo Salinero, en la piel de Nostradamus, ayer, bajo los estandartes y banderolas, se sucedieron las acrobacias, comedias, danzas tribales, la música oriental y hasta los fakires. Los personajes más fantásticos se entremezclaron con juegos, magia y cuentacuentos infantiles. Y los militares y espadachines, con los personajes más bárbaros.

Cientos de vitorianos recorrieron ayer los 300 puestos de venta al tiempo que se topaban con buhoneros, juglares, malabaristas, bucaneros, saltimbanquis y demás actores de una Edad Media a la que Gasteiz homenajea un fin de semana de cada septiembre. No en vano, el barrio de los viejos oficios se ha convertido en una preciada joya para una ciudad que apuesta por el turismo sostenible, pero también por dar a a conocer a los visitantes su historia y patrimonio.

El XVI Mercado Medieval de Vitoria saca a la calle este fin de semana a más de 30 compañías de teatro, y música y circo para animar las calles del Casco Medieval con más de 200 pases y más de 150 horas de espectáculos en los que participan más de un centenar de artistas. El evento llega, además, esta edición con tres platos fuertes, tres culturas para degustar gastronomía cristiana, judía y musulmana y los concursos de fotografía, pintura infantil y disfraces. La plaza de las Burullerías, decorada como si fuera un palenque de justas, con tribunas para los visitantes. El torneo va acompañado de una espectacular animación a cargo de trapecistas y malabares, así como exposiciones de artículos de época y talleres artesanos. Por su parte, quienes se han acercado a degustar la cocina de la actividad Tres platos, tres culturas, han probado desde la sopa castellana hasta la halva y el falafel. Otro de los puntos a tener en cuenta en este recreado medievo es, sin duda, la plaza Santa María, al igual que el Machete, epicentro de los festejos, junto con los jardines de Echanove en los que se han instalado tres campamentos: cristiano, judío y árabe, con diferentes interpretaciones de cada cultura. Aún queda tiempo para adentrarse en el pasado. - DNA