una cigüeña afectada por la radiación nuclear sobrevoló a mediodía de ayer el barrio gasteiztarra de Abetxuko. Lo hizo a la misma hora a la que, muy lejos de allí, en Madrid, se tomaba una decisión trascendental sobre el futuro de la central de Santa María de Garoña. Afortunadamente, el ave sólo formaba parte del videoclip del grupo euskaldun Ordago Folk, que con su Garoñako Zikoina -disponible ya en YouTube- denunciaba los riesgos asociados a una planta como la del Valle de Tobalina, enclavada a escasos 50 kilómetros de Vitoria, al tiempo que exigía su clausura. Tras la presentación, una vez conocida la decisión del Ministerio de Industria sobre el cierre definitivo de la central nuclear, todo fueron celebraciones, abrazos y felicitaciones entre los miembros del grupo y los integrantes del Foro contra Garoña, encargados de presentar el evento. “Lortu dugu! Azkenean!”.

El ánimo con el que los que los representantes del colectivo ciudadano y los componentes del grupo arrancaron la presentación, no tuvo nada que ver con el que mostraron a su conclusión. Vista la decisión que con anterioridad había tomado el Consejo de Seguridad Nuclear, CSN, sobre dar luz verde con condiciones a la reapertura de la planta, la mañana arrancaba con cierta preocupación. Pese a todo, era un momento de alegría ya que Ordago Folk presentaba su canción Garoñako Zikoina. Una fábula de tono humorístico en la que su protagonista, la cigüeña de Garoña, llevaba bebés con malformaciones a distintos puntos de Euskadi. La visión de los infantes, con color naranja, aspecto de zombi o tres ojos en la cara, conducía a la reflexión ciudadana y al inevitable planteamiento: “Ote gara suizida?”. La canción no se detenía en la demanda de cierre para Garoña, sino que invitaba a ir más allá. A vetar prácticas como el fracking o a prescindir del empleo de pesticidas tóxicos. En una palabra, a cuidar de la naturaleza.

Al concluir la presentación, uno de los fotógrafos asistentes al acto llevaba la buena nueva desde la pantalla de su móvil. “¡La cierran!”, exclamaba Oskar González, representante del Foro contra Garoña. “¿Es de verdad? ¿No me mientes? ¡Es que no me lo puedo creer!”, aseguraba justo antes de salir corriendo para abrazarse con el resto de sus compañeros.

“Estamos en estado de shock. Después de años de pelea constante, tanto desde la iniciativa Araba sin Garoña, como desde el Foro contra Garoña, otros grupos ecologistas y partidos políticos comprometidos, hemos conseguido algo difícil de creer. Vemos el fruto de la lucha de la sociedad, de la gente, del pueblo. Surge un atisbo de esperanza sobre otro modelo energético posible. Ahora toca seguir trabajando para cerrar las otras cinco centrales nucleares que operan en el Estado, al igual que lo están haciendo Francia o Alemania. Dentro de poquito toca decidir el futuro de Almaraz, construida en 1973. Esa será nuestra próxima batalla”, indicaba González.