quejana - La espadaña gótica que, aunque cubierta de maleza, recibe cada año a los miles de visitantes que se acercan a conocer el conjunto monumental de Quejana fue ayer privada de sus moradoras. Dos enormes campanas de bronce con inscripciones de varios siglos de antigüedad, que siempre han pasado un tanto desapercibidas para el turista si se las compara con el patrimonio que encierran las vecinas edificaciones que del siglo XIV al XVI fueron el antiguo solar de los Ayala.

“Creo que son del siglo XVIII, aunque tampoco me atrevo a asegurarlo, y nadie en el pueblo sabe cuándo, ni cómo, ni quiénes se las han llevado. Puede que esta noche pasada o en la madrugada de hoy, 19 de mayo. El caso es que ningún vecino se ha enterado del robo y, al parecer, ha sido la propia Ertzaintza la que ha avisado a la presidenta de la Junta Administrativa, que vive a escasos 100 metros del lugar”, relataba ayer a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Santiago González, vecino de esta pequeña localidad ayalesa.

En concreto, fueron agentes de la comisaría de Llodio los que se personaron en el lugar de los hechos, poco después de recibir el aviso del robo “por parte de un particular en torno a las dos de la tarde”, momento en el cual pusieron en marcha una investigación que, al cierre de esta edición, aún seguía abierta.

Los ladrones, desde luego, preparados estaban, a tenor del rastro dejado a los pies del ahora desnudo campanario. “La escalera de acceso a la torre esta en muy mal estado y ya hace dos años que el pueblo colocó una verja para impedir el paso y prevenir accidentes, pero los chorizos han traído una escalera de cocina vieja que han dejado tirada”, relata González, quien también cree que “una vez desatornilladas de sus ajustes las han arrojado al suelo y, para amortiguar el ruido, han colocado gomaespumas viejas de colchón en el suelo, para después arrastrarlas hasta las furgonetas o camión que han utilizado para su transporte”.

No en vano, entre los matorrales que invaden el suelo que rodea la espadaña se han encontrado restos de este material acolchado, una pequeña barra de uña y algunas cuerdas, así como la citada escalera que “suponemos también han usado para ayudarse a arrastrar las campanas”, sentencia este vecino, “disgustado con este asalto a nuestro patrimonio”.

El robo de ayer en Quejana recuerda, por el material en el que están hechas las piezas sustraídas, a otro sucedido en mayo de 2013 en Okondo, cuando arrancaron de su base al perro pastor que acompañaba a su dueño en el monumento homenaje al pastor vasco. Una escultura inaugurada el 9 de diciembre de 2000 y para cuya realización el Ayuntamiento desembolsó en torno a 3,2 millones de las antiguas pesetas. En el caso de Quejana el valor de las piezas robadas es mucho mayor, no solo ya por su peso en bronce, sino por su antigüedad. - A.O. / Fotos: DNA