Vitoria - Las arañas dan forma a sus telas para alimentarse, reproducirse, protegerse o formar nidos. Sin embargo, hay un grupo de ellas en la capital alavesa que también teje por pura solidaridad. Es el caso de las “arañitas” humanas de la asociación Tejiendo en Vitoria-Gasteiz, un colectivo compuesto por una treintena de mujeres voluntarias fijas, con edades comprendidas desde los 30 hasta los 86 años, que cada tarde de los martes y jueves se reúne en la asociación de vecinos de Ipar-Arriaga para dar puntadas con el fin de entretenerse pero, sobre todo, de ayudar a otros. Es el mejor remate que pueden hacer a su afición del que ya son famosas por decorar con crochet varios árboles de la ciudad. “Todos los proyectos solidarios que hacemos los sacamos de las redes sociales. Las proponemos en el grupo y, si nos gusta, nos ponemos en contacto con las personas que lo llevan”, explica Piedad Santamaría, responsable de este colectivo de amables tejedoras.
Así surgió la última iniciativa a la que se han adherido, nacida en Dinamarca en el año 2013, que es de lo más curiosa. Se trata de unos pulpos tejidos a partir de hilo natural, cuyos tentáculos ayudan a los niños prematuros a sentirse más seguros ya que les recuerda el cordón umbilical. Cuendo están en las incubadoras, los pequeños se agarran las patitas en espiral de estos muñeco de ganchillo y se relajan. De hecho, tal y como han podido constatar los profesionales daneses, la presencia de los pulpos en estos pequeños espacios contribuye notablemente a que los bebés no se quiten las sondas que llevan puestas y, además, al sentirse más seguros y encontrarse más tranquilos, su respiración se hace más constante, lo que permite que su corazón empiece a latir de manera más regular y mejore el nivel de oxígeno en sangre.
Coordinación Desde la asociación danesa Spruttegruppen establecieron los materiales, medidas e instrucciones para confeccionar pulpos que fueran seguros para los prematuros. Hicieron un llamamiento a la sociedad en 2013 para que donaran pulpos y consiguieron repartir unos 22.000 de estos octópodos de punto. Desde el mes pasado, la iniciativa solidaria también ha llegado a las manos y agujas anónimas de diversos puntos del Estado, que se coordinan a través de grupos de Facebook, como el Proyecto Abraza Tu Pulpo o los Pulpitos Solidarios de Marcos, que inició la madre de un neonato ingresado en el hospital de Salamanca. Apenas sin dudarlo, la portavoz de Tejiendo en Vitoria-Gasteiz se puso en contacto “con una chica de Navarra” que ya hacía estos amigurumi o muñecos de ganchillo. “Hace poco (6 de marzo) hemos mandado 21 pulpos al Hospital Universitario Dexeus (Barcelona) y a Burgos. Según llenamos la caja, la enviamos”, añade la portavoz del colectivo de tejedoras de Vitoria. Su destino es el de la unidad de Neonatos de ocho hospitales del Estado, entre los que se encuentran los de Cruces (Bizkaia) o el Príncipe de Asturias de Madrid, “que están esperando pulpos”.
No en vano, según la Sociedad Española de Neonatología (SENeo), en el Estado nacen 29.000 prematuros anualmente, que significa un 75% de los ingresos en neonatos. Los destinatarios de estos peluches son prematuros por debajo de las 32 semanas o de un kilo y medio de peso, porque en ellos se ha comprobado el beneficio de esta terapia.
Los gastos de envío corren de cuenta de las propias voluntarias, como los hilos, que en este caso, deben de ser de algodón con el fin de pasar los estrictos controles de calidad que requieren los bebés hospitalizados. “A veces a través del llamamiento que hacemos en redes sociales hemos conseguido que nos donen ovillos, como los que nos ha dado la tienda Tejiendo Sueños con Maritxu, de Lakua. Son de 100% de algodón, así que son caros”, precisa.
Las estrictas pautas para elaborarlos son la otra dificultad de esta iniciativa. “Te mandan un listado con los hilos que puedes usar y que no lleven tinte, como los de 100% algodón o 100% bambú”, añade Santamaría, que empezó a tejer hace cuatro años mientras acompañaba a su hermana enferma, gran aficionada al ganchillo “la ayudaba y ella me enseñó”. El tamaño del muñeco es otra cuestión a tener en cuenta. “Los tentáculos, por ejemplo, también tienen que tener la medida adecuada porque si no, te los echan para atrás”, precisa. Todos los muñecos, elaborados con la técnica de punto bajo en espiral, tienen que ser como marcan las normas “para que las fuerzas empleadas y el dinero sean bien empeñados”, destaca la portavoz del colectivo de tejedoras.
En el caso concreto de Santamaría sólo necesita una hora para tener acabado un pulpo. “Aunque hay gente que le cuesta porque tardan más en tejer o porque no se les acaban de rizar los tentáculos. Cada una va a su ritmo porque lo importante es que esté bien hecho”, afirma. Además de pulpos, también han elaborado osos solidarios, destinados a campamentos de refugiados de Siria. “Y eso que eran de tela, con trabajo de costura, cuando lo nuestro es tejer”, matiza.
Cada 17 de noviembre, Día del Niño Prematuro, envían gorros y patucos. “Hacemos muchos ‘kits’ para bebés”, especifica la responsable de Tejiendo en Vitoria, donde también elaboran vendas para leprosos. “Siempre estamos haciendo cosas”, remarca. Y tanto. Este miércoles ya tenían lista otra tanda de pulpos para viajar hacia sus nuevos dueños.
Pulpos solidarios. La iniciativa surgió en Dinamarca en 2013 y el pasado febrero llegó a diversos puntos del Estado. La capital alavesa es una de las que recientemente se ha sumado, gracias a Tejiendo en Vitoria-Gasteiz.
Cordones umbilicales de ganchillo. Los profesionales sanitarios daneses han constatado que la presencia de los pulpos en las incubadoras contribuye a relajar a los prematuros. Los tentáculos de los cefalópodos les recuerdan a los cordones umbilicales y al agarrarlos los bebés, dejan de arrancarse las sondas que llevan puestas. Además, su respiración se relaja, por lo que sus latidos del corazón se hacen más regulares y se aumenta así el nivel de oxígeno en la sangre de los pequeños que están ingresados.
Unidad de Neonatos. Los pulpos van a la unidad de Neonatos de una decena aproximada de hospitales repartidos por el Estado. Entre ellos, el de Cruces (Bizkaia) o el Príncipe de Asturias (Madrid). Los de Álava, de momento, no se han sumado.