La historia de la central de Garoña añade otro capítulo a su palmarés que la ratifica a la cabeza de instalación nuclear más veterana del panorama español.

Muchos y variados han sido los intentos que la han abocado a las puertas del cierre definitivo en los últimos años, pero siempre se ha topado con el exceso de responsabilidad de los actores implicados que no terminaron por pulsar el botón de la desconexión total del circuito energético. Ni siquiera ser una instalación gemela a la japonesa accidentada de Fukushima y la posterior catástrofe que generó ha sido argumentos que pudieran haber desembocado en el cierre. El socialista José Luis Rodríguez Zapatero fue el político que más cerca estuvo de su cierre al anunciarlo para el año 2013. Sin embargo, el gran peso de los poderes energéticos le hizo rectificar esa decisión, proclamada en 2011, y Garoña siguió en activo. También a nivel local, políticos como Alfonso Alonso o Javier Maroto mostraron su oposición a Garoña, aunque una vez en el gobierno su discurso viró de rumbo por completo.