Ikaragarria o tremenda es como se puede calificar a la multitudinaria afluencia que recibió ayer en Amurrio el primer Euskararen Eguna conjunto que se celebraba en Aiaraldea, cumpliendo a pies juntillas la premisa de la jornada: “el euskera no necesita palabras bonitas, sino compromisos para ganar espacios y para fomentar su uso en la calle”. De hecho, así fue. Cientos de familias y asociaciones de los nueve municipios que integran la comarca (los alaveses de Llodio, Amurrio, Aiara, Artziniega y Okondo, y los vizcaínos de Orduña, Orozko, Arrankudiaga-Zollo y Arakaldo) no dudaron en secundar la iniciativa, surgida del consejo por la normalización del euskera del Valle de Ayala y el Alto Nervión, por la que mostraron en público sus compromisos a favor del euskera.
Los hubo pequeños como el de un grupo de madres que se comprometió a aprenderse los números en euskera, pero también enormes como el de las niñas saharauis Fátima y Sara que no se conformaron con haber aprendido la lengua vasca, sino que querían vivir en ella. Y es que -como bien señalaron desde el consejo organizador (una entidad creada para trabajar en colaboración y optimizando los esfuerzos a favor de la normalización de la lengua vasca, y que aglutina más de 40 entidades de la comarca entre grupos deportivos, centros educativos, asociaciones culturales, ayuntamientos y Cuadrilla de Ayala)- “los compromisos pueden ser grandes, pequeños, medianos, temporales o eternos, seamos vascoparlantes, hispanoparlantes, entendamos solo un poco de euskera o no lo hablemos”.
Todos ellos llegaron plasmados por escrito en centenares de molinillos de colores hechos a mano que cada compromisario fue colocando en unas mallas metálicas, preparadas en la plaza Juan Urrutia, hasta configurar un enorme jardín. “Los molinos de viento, como el euskera, necesitan nuestro aliento y soplo para moverse”, explicaron desde el consejo.
De forma previa, largas columnas de personas, llegadas desde cada pueblo a pie, en bicicleta, en patines, corriendo, en coche o en tren, se fundieron en una sola desde donde partieron en kalejira a tomar las calles del centro urbano. Los de Artziniega trajeron a su grupo de percusión Builaka, y los de Orduña a sus txistularis, por citar alguno de los grupos de animación que se sumaron a un gentío que portaba paraguas de colores.
El momento más esperado por todos fue la grabación de un flashmob gigante para mostrar el compromiso y amor de toda una comarca por el euskera. Y es que los niños y niñas de todo el valle llevaban muchas semanas ensayando los pasos de la coreografía a exhibir, y todos querían su hueco en una plaza que, pese a la gran organización, se quedó pequeña.
Su creadora, la dantzari amurrioarra Ainhize Solaun, acompañada de la profesora de zumba de Orduña, Izaskun del Cerro, hicieron de guías desde un escenario, que estuvo flanqueado por los otros protagonistas de la jornada: los creadores de la canción Euskararen haize-errota. Se trata del trikitilari amurrioarra Igon Olaguenaga y de la bertsolari laudioarra Izar Mendiguren, así como otros músicos de la comarca tales como Egoitz Uriarte, Chiki Lora, Jurgi Ibarretxe, Xabi Basterra, Sabin Guaresti, Olatz Gartzia, Irati Mendiguren, Garazi Abrisketa, e Igor Arzuaga. El Día del Euskera continuó por la tarde en Amurrio con la actuación de Irrien Lagunak, talleres infantiles y una chocolatada. Una vez metido el sol llegó la hora del encendido de cientos de velas para iluminar al euskera.