Hasta el día 30 de noviembre se puede visitar en la Casa Garcetas, en el centro de Laguardia, la exposición sobre la Guerra Civil, en la que se pueden ver parte de los fondos conservados por la Sociedad de Amigos de Laguardia. La muestra se reparte en dos plantas y permite observar numerosos objetos, tanto bélicos como de la vida cotidiana, así como una gran cantidad de material impreso, tanto documentos personales u oficiales, como cartelería.
Esta exposición se inauguró junto a la presentación del libro Álava, una provincia en pie de guerra. Voluntariado y movilización durante la Guerra Civil, de Germán Ruiz Llano, doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid.
Ese libro, editado por Ediciones Beta, narraba que en julio de 1936 Álava se convirtió, tras Navarra, en la provincia con un mayor porcentaje de población masculina alistada voluntariamente para combatir contra la República, sobre todo, en el requeté carlista. El porqué y el cómo de aquella masiva movilización para acabar con la primera experiencia plenamente democrática en España, los factores de la victoria de los sublevados y el establecimiento y orígenes de la dictadura del general Franco conforman el trabajo de Ruiz Llano.
Ambos actos se habían organizado con motivo del 80 aniversario de la Guerra Civil tras el golpe fascista, una efemérides que servía para sacar a la luz la enorme colección que habitualmente se guarda en el museo de la Sociedad y que pasa por ser uno de los mejores de nuestro país, hasta el punto de que parte de esos fondos se mostraron hace años en una muestra mucho mayor organizada por el Ministerio de Cultura. Propaganda política, pasquines informativos, insignias y pins, sellos, vales, billetes y moneda, así como banderas y cartelería propagandística, mapas, munición o equipos de combate, pasando por cartas y notas personales, cartillas de racionamiento y un largo etcétera de piezas de toda índole, se pueden volver a ver hasta el día 30.
Una zona tranquila La colección es fruto del esfuerzo de búsqueda de los componentes de la Sociedad de Amigos de Laguardia desde 1939 que, sin embargo, no disponen de un local donde mostrar, con carácter permanente, todos estos objetos, no sólo para que lo visiten quienes todavía mantienen recuerdos de aquellos años, sino “las nuevas generaciones, para que conozcan los horrores de las guerras”, como señalaba una visitante a la muestra.
Afortunadamente, Rioja Alavesa no se vio excesivamente sacudida por actos bélicos. El inmediato control requeté de la zona, la prudencia de los políticos locales, el hecho de que muchos vecinos fueran movilizados para la protección de Vitoria o las campañas del norte y sobre todo, la campaña de terror impuesta por Millán Astray, a través de las sacas o los paseíllos evitaron males mayores, aunque no todos.
Así, la Sociedad de Ciencias Aranzadi, vinculada a la UPV, logró identificar tres asesinatos cuyos restos se encuentran en el camposanto del municipio de Laguardia, pero los vecinos también conocen la existencia de una fosa común cerca del yacimiento arqueológico de San Juan ante Portam Latinam, que se prefirió dejar como estaba para no levantar más dolor entre sus familiares, ni más polémicas sobre la convivencia.