agurain - La plaza de San Juan de Agurain se convirtió durante la mañana de ayer en un magnífico escaparate para productores, artesanos y artistas de la Llanada Alavesa, para reivindicar la identidad de una comarca, la de Lautada, con sello único. Las joyas gastronómicas y la artesanía se convirtieron por unas horas en las joyas gastronómicas de la tercera edición del Lautada Eguna, una cita organizada por la Asociación de Desarrollo Rural.
Las tallas de madera de Benito Ocariz recibían a aquellos que entraban a la plaza de San Juan por el Portal del Rey. Batones, dedales, llaveros, cucharas o palilleros formaban parte de un stand cuyos productos han sido por sus manos durante los últimos quince años de manera autodidacta. Acudió al evento por segunda vez, en representación de todos aquellos artesanos y artesanas de la comarca. Un total de 25 puestos completaron el escaparate de la feria rural con manjares de todo tipo.
La segunda edición del Lautada Eguna comenzó a las 8.30 horas con una salida de Nordic Walking. En total participaron una treintena de personas que disfrutaron el recorrido donde pudieron admirar “la belleza de la Llanada”. Desde Elburgo hasta Ilarduia, pasando por Alegría y San Román o desde Barrundia hasta Egino pasando por Zalduondo. Todos sus vecinos y visitantes fueron bienvenidos a Agurain en una jornada que no tiene otro fin que “exaltar la cultura, el producto y la artesanía local”, según explicó Ernesto Sainz, teniente de alcalde de Agurain en la presentación de la jornada. La de ayer fue, en palabras de la presidenta de la Cuadrilla de Llanada, Ana Gorospe, una jornada que busca “lograr una cohesión comarcal que favorezca el sentimiento de pertenencia a la comarca y la mejora de la calidad de vida de los vecinos y vecinas, y un desarrollo sostenible de los recursos”. En el arranque de la mañana estuvo presente el diputado de Agricultura, Eduardo Aguinaco, quien destacó este tipo de ferias basadas en la vida rural y tradicional, y apuntó que el mundo rural es patrimonio de toda la sociedad. Tras la apertura protocolaria, los asistentes comenzaron su visita a los puestos. Los más txikis se decantaron por el taller de cocina preparado por Slow Food Araba. Con una espátula en la mano y sus gorros de cocineros los peques de la casa elaboraron ricas tapas de verdura a la plancha. Brócoli, zanahoria, calabacín o calabaza fueron algunas de las verduras locales cocinadas. “Los niños han gozado con los gorros y cocinando, y los aitas se han quedado impresionados”, comentan desde la organización.
Olga mostró su amplio surtido de cajitas de madera elaboradas a mano. Leire expuso sus pendientes, collares y gorros de lana. Ana sus rico queso de Munain. Belén las bondades de las cremas regeneradoras de la asociación Argia de Elburgo. Villar mostró las verduras de su huerta de Heredia. Y los miembros de la pastelería de Araia su suculento pastel vasco o pan casero. El puesto de Ekaia ponía el punto ecológico y sostenible a la jornada, junto con la gestión de residuos y el reciclaje de materia orgánica para la creación de compost de Mertxe Miguel.
El imponente sonido de las campanas, de intérpretes como Serafín, de Heredia o José Luis, puso el punto final a una jornada en la que se demostró que la Llanada sigue abonada a lo rural. - E.S.P. / Fotos: E.S.P.