Cuando en mayo pasó a ser portavoz de Podemos en las Juntas la situación de su grupo era muy complicada, con enfrentamientos internos entre los ocho junteros. ¿Ha llegado la paz?
-Sí, ahora todos estamos trabajando, cada uno especializado en sus propias comisiones. Yo estoy contenta con el trabajo que se está haciendo desde que llegué a la portavocía.
¿A qué se debieron los problemas entre ustedes?
-Tuvo que ver con llegar a un sitio en el que entre nosotros no nos conocíamos y de repente se nos presentó de golpe un trabajo complicado. No sabíamos cómo afrontar los problemas que iban surgiendo y aquello hizo que nos pusiéramos un poco nerviosos, porque cada uno entendía las cosas de una manera. Pero ha pasado un año, cada cual está en su sitio y conoce la forma de trabajar de los demás.
¿Ahora el clima es mejor?
-Sí, nos tomamos juntos el café por las mañanas y el ambiente es más relajado. Todo es más operativo, que era lo que nos faltaba por no saber cómo funcionaban las cosas.
Koldo Martín, el anterior portavoz, y usted tienen perfiles casi opuestos, pese a ser del mismo partido. El suyo es un discurso más moderado, menos combativo.
-Es obvio que somos diferentes, aunque yo también tengo genio. Tengo un carácter más dialogante y tranquilo, más de llegar a acuerdos, porque es la única forma de sacar el trabajo adelante y ser útiles en esta institución.
Me decían en otro grupo juntero que ahora las negociaciones con ustedes son más sosegadas.
-Trato de entender lo que nos proponen desde otros grupos. Si te dicen eso es porque probablemente entienden que soy una persona más fácil de convencer, aunque no sé si eso es bueno (ríe). De cualquier forma, en su momento hicimos un cambio tranquilo en la portavocía, las ocho personas del grupo juntero apostamos por el cambio junto con el Consejo Ciudadano de Euskadi, nuestros jefes políticos, que estudiaron las posibilidades que había para dar un cambio a la situación del grupo. Sobre lo que se hizo antes de llegar yo a la portavocía sólo puedo decir que agua pasada no mueve molino.
¿Cree al gobierno foral cuando asegura que no habrá recortes pese a no haber alcanzado la previsión de recaudación?
-Desde luego algún recorte tendrá que haber, porque con 50 millones de euros menos de recaudación en algo se tendrá que notar. Posiblemente proyectos que están previstos para 2017 se vayan a retrasar. No sé si puede influir por ejemplo en las OPE, como las de Bienestar Social y el Organismo Autónomo de Bomberos, además de que en 2017 se tiene que construir el parque principal de Iruña de Oca. No tengo por qué no creer al diputado general cuando dice que no habrá recortes, pero entiendo que habla de que no se producirán en cuestiones especialmente sensibles, como Bienestar Social. Pero las cuentas son las que son.
Ustedes presentaron su propio plan de reforma fiscal con EH Bildu e Irabazi, pero no ha salido adelante tras el rechazo de las Juntas.
-Según el estudio que realizaron dos expertos de la UPV como Ignacio Zubiri y Carmen Gallastegui, en el País Vasco el fraude fiscal alcanza los 2.320 millones de euros anuales, de los que a Álava le corresponden alrededor de 400 millones de euros. El dinero para recursos públicos tiene que salir de la recaudación, y la recaudación tiene que salir de una política fiscal progresiva en la que pague más quien más tiene. Y eso ahora no se está dando.
¿A qué impuestos quieren meter mano?
-Nosotros presentamos modificaciones normativas en el Impuesto de Sociedades, el de Actividades Económicas y el de Patrimonio. Por ejemplo, pedimos que las exenciones que tiene la Iglesia sobre el IBI desaparezcan. Es una forma de empezar a regularizar la tributación en Álava. Es necesario recaudar más para evitar recortes, porque la política fiscal que hagamos entre todos va a conformar nuestro estado del bienestar.
¿Les convencen las nuevas medidas que se van a poner en marcha para combatir el fraude fiscal?
-El fraude fiscal se tiene que atajar de una forma mucho más activa. Cuando nos presentaron los presupuestos pedimos ocho inspectores fiscales más, Al final saldrán dos en la primera OPE, luego cinco más adelante... pero eso no significa que de los 26 que hay actualmente vayan a ser 31, porque también habrá jubilaciones, así que se quedarán en 28 o 29. Por eso pedimos que se concedan más atribuciones a los inspectores auxiliares a la hora de hacer inspecciones. Esto y ausencias como la puesta en marcha de un observatorio del fraude fiscal nos lleva a pensar que la lucha contra el fraude no es una prioridad de este gobierno foral, aunque nos lo presenten como una de las líneas estratégicas del Departamento de Hacienda. Controlar las cajas registradoras de los bares o de las panaderías no es luchar contra el fraude fiscal.
¿Esperaban realmente encontrar nexos de unión con PNV y PSE en materia fiscal?
-Lógicamente en política fiscal el PNV se parece más al PP que a EH Bildu o a nosotros. No vemos las cosas de la misma manera, así que cuando empezamos a hablar del Impuesto de actividades Económicas o de Patrimonio no tenemos las mismas cifras en mente, ni que se tribute a partir de las mismas cantidades.
En breve arrancarán las negociaciones presupuestarias. ¿Hay alguna opción de que Podemos apoye los presupuestos forales del gobierno PNV-PSE?
-Nosotros estamos dispuestos a trabajar, como hicimos el año pasado, para presentar enmiendas y solicitar que se introduzcan partidas en diversas cuestiones. Luego lo que el PNV y PSE decidan hacer, y con quién decidan pactar, es harina de otro costal. Nosotros el año pasado presentamos propuestas, como hizo EH Bildu, y de la noche a la mañana nos encontramos con que el gobierno foral había pactado con EH Bildu todas las partidas y sólo iban a salir adelante las suyas. A nosotros nos aprobaron dos o tres porque éramos nuevos y para que no nos desanimáramos en los primeros tres meses, supongo.
¿Cómo puede afectar la nueva composición del Parlamento Vasco a lo que suceda en las Juntas?
-Está claro que en el Parlamento Vasco no pueden gobernar solamente PNV y PSE, necesitarán una tercera fuerza. Personalmente, después de lo que vi hace unos días en el Pleno de Política General de las Juntas, con el señor Ramiro González insistiendo en que si esto y lo otro había salido adelante gracias al acuerdo presupuestario con EH Bildu, me pareció que estaba invitándoles a seguir por el mismo camino y reeditar el acuerdo. Les pasó la mano por la espalda constantemente. Además creo que el PNV tiene una visión más general que incluirá un acuerdo en el Parlamento Vasco y en las Juntas.
¿Descarta unirse a ese acuerdo presupuestario PNV-PSE-EH Bildu si se reedita?
-No descarto nada. Primero habrá que ver los presupuestos y si nos dejan presentar nuestras propuestas. Si aceptan lo que propongamos, no descarto nada.
¿Y qué van a proponer?
-Lo principal, por encima de todo, las cuestiones relacionadas con el desempleo: encontrar salida a las personas paradas de larga duración, los mayores de 45 años... En la Diputación hay un departamento, Fomento del Empleo, donde lo único que están haciendo es ofrecer cursos de formación, como las lanzaderas de empleo para enseñar a los parados a realizar su curriculum y poner en valor sus capacidades. No nos parece que ésas sean políticas de empleo reales. Nosotros hemos propuesto crear una mesa interinstitucional por el empleo, con Gobierno Vasco, las tres diputaciones, Eudel, los sindicatos, los empresarios y los centros de formación.
¿Cómo valora el trabajo del gobierno foral hasta la fecha?
-Se han hecho pocas cosas, todo va demasiado lento. Se limitan a seguir la rutina, que pasen las hojas del calendario a ver si ninguna plataforma sale en el periódico denunciando algo o sale publicada alguna avería por la que tengan que ponerse manos a la obra. Tal vez sea por mi inexperiencia en el mundo de la política, pero yo pensaba que aquí se venía con un programa y tu trabajo, si llegabas al gobierno, era seguirlo. Por eso me sorprende que un diputado general como Ramiro González, que creo que lleva nueve años en las Juntas Generales y conoce bien en qué situación está el territorio y la propia Diputación, esté tardando tanto en poner cosas en marcha. Desde junio de 2015 que fue nombrado diputado general no sacó el documento con su plan estratégico hasta marzo. Incluso a día de hoy hay departamentos que no nos han presentado su plan, como el de Euskera, Cultura y Deportes.
Algunos acuerdos con el gobierno sí han alcanzado, como los relacionados con el Organismo Foral de Bomberos de Álava.
-Fue el primer tema sobre el que hablamos, allá por septiembre del año pasado, y hace poco acaba de aprobarse la norma foral para su creación, un año después. ¿Cuántas normas forales han salido adelante por ahora? Tenemos ésa, la norma foral de transparencia, la de subvenciones, que es importante para evitar que las empresas que han recibido ayudas se vayan a Toledo o Polonia sin devolverlas... y poco más.
¿Considera suficientes las plazas que saldrán en las OPE del IFBS, del Organismo de Bomberos y de la plantilla de la Diputación?
-Son claramente insuficientes, pero es cierto que existe una Ley de reposición en las administraciones que fija una tasa y no permite sacar más. La plantilla en Diputación, como en otras administraciones, está muy envejecida, y el problema es encontrar quién puede sustituir a los que se jubilan, porque los jóvenes de Álava se nos han ido todos a Berlín o al Reino Unido. Yo misma tengo un hijo que acaba de terminar la carrera y se va a marchar a Londres. La OPE que sí que me parece adecuada es la del Organismo de Bomberos, porque para abrir las UCEIS 24 horas es necesaria una bolsa de trabajo importante y se van a sacar las plazas bajo mínimos.
¿Qué esperan del nuevo mapa de servicios sociales?
-Los servicios sociales eran y son el buque insignia de la Diputación y han funcionado hasta que las políticas de recortes del PP los dejaron en su mínima expresión. Hay que hacer un diagnóstico de la situación en la que se encuentran con ese mapa de servicios sociales, pero además informar de los recursos que la gente puede encontrar en Álava. Nos llama cantidad de gente para preguntarnos adónde tienen que acudir para solicitar una silla de ruedas para su padre o su madre.
Hablemos de dos temas sobre los que su grupo se ha posicionado claramente en contra: el embalse de Barrón y el dique de Zaia.
-Me gustaría tanto que ninguno de los dos se llevara a cabo...
¿Cree que se acabará echando atrás el proyecto del embalse?
-Es una apuesta faraónica. Estamos a favor del regadío, de que el agua sea barata para los agricultores porque ahí se juegan la ganancia para poder vivir o no de sus tierras, pero eso es una cosa y otra construir un embalse de semejantes características, lo que nos hace pensar para qué otras necesidades puede estar pensado ese embalse.
La Diputación asegura que los agricultores de la zona están a favor del regadío.
-El diputado general me dijo hace poco que él va mucho por Valdegovía y allí nadie le ha dicho nunca nada en contra del embalse, que están todos contentos. Creo que él y yo vamos a reuniones diferentes, porque en Espejo, en Barrón y en Guinea hay reuniones semanales. Que escuche a los vecinos, que están alucinados.
¿Y el dique de Zaia?
-Sorprende que a URA, que no tiene prisa por llevar adelante los convenios para las depuradoras de Agurain o Alegría, de repente le parezca urgente evitar que el aeropuerto de Foronda se inunde, aunque precisamente fue construido en una cota más elevada para evitarlo. Ahora nos cargamos decenas de hectáreas del mejor terreno de la Llanada para poner un dique y que no se inunde una parte del aeropuerto, porque dicen que es fundamental para el futuro parque industrial, el VIAP, cuando Jundiz, Miñano, Gojain, Gamarra, Ali Gobeo y Casablanca 2 en Laguardia son polígonos con muchísimas naves vacías.
¿No ve necesario el VIAP para el futuro de Foronda?
-Ni siquiera tengo claro si será un polígono logístico o aeronáutico, pero resulta que es fundamental para que vengan empresas aeronáuticas y generen empleo de alta calidad. Se ve que los puestos de trabajo del sector primario no valen, tal vez porque crear cinco puestos de ingenieros aeronáuticos da más brillo y esplendor que de agricultor. Además tiene que construirse sí o sí justo al lado del aeropuerto. Miedo me da que algún día una gran empresa quiera instalarse en plena calle Dato y tengamos que levantar un polígono allí mismo. La política de crear parques industriales es de 2002, cuando creíamos que la vida era un carnaval.
¿Qué le parece la vuelta de Ryanair a Foronda?
-No estamos a favor de subvencionar vuelos continuamente. Como no parece que las compañías se peguen por venir nos dicen que no hay más remedio que subvencionarlos, pero eso es la pescadilla que se muerde la cola. Ahora al menos en el pliego de condiciones se ha incluido que en el caso de marcharse antes de tiempo tendrían que devolver un montón de dinero, así que igual se lo piensan.