Históricamente Vitoria ha sido siempre una ciudad en la que es muy difícil adoptar decisiones de calado. Durante legislaturas, en el Ayuntamiento los grupos municipales de todo signo y condición se han mostrado incapaces de alcanzar grandes consensos, salvo contadas excepciones, y han hecho cierta la máxima de que los políticos no son sino el reflejo de la sociedad a la que representan. Ahora está sobre la mesa la remodelación total del transporte urbano, un plan llamado a fijar un modelo para las próximas décadas, y mientras en el Consistorio lo que hace escasos meses era un acuerdo total ahora es un sobresalto constante, en la calle la gente tampoco se pone de acuerdo.
Zabalgana pugna por acabar con la incomunicación que sufre el barrio, sea con el tranvía o con el BRT; Salburua cree que el proyecto de metro ligero que se está diseñando se queda un poco corto, y en Adurza y San Cristóbal no quieren saber nada del tranvía, o al menos eso manifestaron buena parte de los vecinos que tomaron la palabra en la exposición del proyecto del pasado lunes, y que se quejaban sobre todo de la eliminación de aparcamientos y de la contaminación acústica que puede generar este medio de transporte.
Al margen de los residentes a título individual, en el Consejo de Olarizu sí quieren el tranvía, pero creen que el trazado propuesto no es el más apropiado para dar servicio a los 20.000 habitantes del sur, entre otras cosas porque consideran un despilfarro meterlo por el puente de Las Trianas. Sin embargo, esta parada es estratégica para el Gobierno Vasco, pues aunque no es una zona de gran concentración de población, sí conectará directamente con la alta velocidad y los trenes de cercanías, con lo que los viajeros que lleguen a Gasteiz tendrán acceso a la red pública de transporte urbano con sólo andar unos pocos metros.
En Salburua sí quieren el tranvía, hasta el punto de que el proyecto en el que trabaja el Gobierno Vasco se les queda corto. Las subestaciones eléctricas existentes en la red del metro ligero sólo pueden alimentar un nuevo ramal hasta la altura de la torre roja de Salburua, lo que deja sin servicio a la parte más antigua del barrio, la zona de la Avenida Juan Carlos I. “Debería ir por el bulevar de Salburua como mínimo hasta las letras del parque, y mucho nos tememos que no va a ser así”, señala el presidente de la asociación Salburua Burdinbide, Ioseba Martínez de Guereñu. En Salburua entienden, en todo caso, que antes de hablar de prolongaciones en este barrio hay que atender a Zabalgana.
Efectivamente, en el distrito del oeste de la ciudad la necesidad de un medio de transporte de alta capacidad apremia. En el barrio la gente está nerviosa porque ven que en los proyectos del Gobierno Vasco la solución a su problema está en último lugar -seguramente por ser la más cara y dificultosa desde el punto de vista técnico-, aunque el alcalde repite siempre que tiene ocasión que ni él ni el ejecutivo de Iñigo Urkullu se olvidan de Zabalgana. El compromiso es que a finales de legislatura haya un proyecto listo para ejecutar a partir de 2019, y por ello van a pelear en la asociación Zabalgana Batuz. Javier López de Robles, portavoz del colectivo vecinal, recuerda en todo caso que el año pasado debería haber estado listo el estudio que ahora hay que llevar a cabo sobre los habitantes que hay en Zabalgana, adónde van a cada día a trabajar, qué medio de transporte usan en su tiempo de ocio, datos imprescindibles para decidir de forma seria qué tipo de solución dar al barrio. Hay que tener en cuenta que los últimos análisis a este respecto se hicieron cuando en Zabalgana vivían 6.700 personas, frente a los más de 20.000 vecinos que hay hoy en día.
En la asociación vecinal del barrio no quieren tener mañana, o para la semana que viene, un proyecto de tranvía o BRT para el barrio, pero sí demandan información puntual sobre lo que se está haciendo, y voluntad real en los políticos para que los técnicos puedan ponerse a trabajar. “Para lanzar una opinión alguien tendrá que sacar un estudio con datos, y para eso hace falta invertir dinero, no queremos perder oportunidades y queremos que se haga bien”, asegura.
Zabalgana ha sido precisamente el principal punto de fricción entre el gobierno municipal y la oposición en lo relativo a la reforma del transporte urbano en la ciudad. Los grupos advirtieron al alcalde Urtaran de que sin una solución para el barrio no habría consenso en el Ayuntamiento, y ahora que ha llegado un primer estudio sobre el BRT y no hay noticias sobre Zabalgana las alarmas se han disparado en la Corporación. Los partidos se sienten engañados y el primer edil afirma que no se pueden trabajar a una misma vez los proyectos de implantación del BRT, la extensión del tranvía al sur, el ramal a Salburua y la prolongación a Zabalgana.
100 millones de euros Todas estas obras juntas suman una inversión cercana a los 100 millones de euros, de los que el Gobierno Vasco pagará un 65%, si es que se llega a alcanzar ese acuerdo de consenso que esta misma semana la consejera de Política Territorial y Medio Ambiente, Ana Oregi, ha pedido a la Corporación y que tan difícil es de conseguir tanto en el salón de Plenos como en la calle. Oregi apelaba al consenso acordado en su día con el Pacto por la Vivienda para que el tren no descarrile. De hecho, el tranvía llegó a Vitoria quince años tarde porque en la primera ocasión en que se barajó su puesta en marcha la gente dijo que no. Luego llegaron las líneas de Ibaiondo y Abetxuko, y salvo el hecho cierto de que en General Álava e Independencia no cabe más actividad que el movimiento de los convoyes, por una simple cuestión de espacio, la nueva infraestructura fue acogida con los brazos abiertos en la ciudad.
En plena euforia por el éxito conseguido, se decidió subir el tranvía hasta lo más alto de Abetxuko por el mismo trazado que los vecinos rechazaron tres años antes, y hoy es el día en el que en algunas casas del barrio tiembla el suelo cada quince minutos.
Lo hecho está, en todo caso, pero no así lo que queda por hacer. Por ello el debate en el que está ahora sumida la ciudad y al que se suma la alternativa Araba Tran, que defienden los grupos de izquierda del Ayuntamiento de la capital alavesa y que prevé habilitar un servicio ferroviario que una Salburua y Zabalgana, pero que también llegue a Jundiz, e incluso a Miranda de Ebro o Altsasu.
Las claves. El sistema de transporte en el que trabajan las instituciones alavesas y vascas pasa por contar con una línea norte-sur de tranvía, y un eje este oeste, con un tranvía a Salburua y ésta u otra solución de transporte de gran capacidad para Zabalgana. Una línea periférica de BRT unirá los extremos de las líneas de tranvía, una especie de rueda cuyos radios serán las líneas de metro ligero, y todos estos elementos se alimentarán con el suministro eléctrico del tranvía.