vitoria - Las asociaciones de cazadores de Álava exigen que se investigue de forma concienzuda la muerte por envenenamiento de los dos animales que ingirieron trozos de carne, intoxicados con aldicarb, en la Zona de Especial Conservación (ZEC) de Entzia. Los resultados de la autopsia confirmaron la colocación de veneno en un coto de caza privado de la sierra alavesa, lo que llevó ayer a los cazadores del territorio a “lamentar” lo sucedido y a reclamar “que se identifique al culpable y se le aplique la Ley con máximo rigor”.
Los colectivos Araba Cazadores Gestión y la Sociedad Salvaterrana de Caza sostienen que agrupaciones como Ekologistak Martxan están aprovechando este caso “para acusar al coto donde ha aparecido el veneno, y por tanto a los cazadores” y dejar caer que “es una práctica poco menos que habitual”. El colectivo ecologista había reclamado de hecho el cierre del coto privado de caza donde aparecieron muertos un zorro y una garduña tras haber ingerido trozos de carne con aldicarb, un peligroso plaguicida cuya tenencia y uso está prohibida en la Unión Europea desde 2003.
“El colectivo de cazadores está totalmente en contra del uso del veneno. No se les puede culpar siempre que ocurre algo en un monte”, lamentaba ayer Oskar Berdión, técnico de Araba Cazadores Gestión. Por su parte, el presidente de esta agrupación, José Miguel Sobrón, y su homólogo de la Sociedad Salvaterrana de Caza, Juan Carlos López de Aberasturi, firmaron un comunicado conjunto de condena emitido tras la publicación en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA de los resultados de la autopsia a los dos animales. Los primeros gestionan más de la mitad de los cotos alaveses, mientras los segundos son adjudicatarios desde hace treinta años de los de Agurain, Entzia e Iturrieta, entre ellos el VI-10163, ubicado en la ZEC Entzia, en el que el responsable de los hechos depositó la carne intoxicada.
“No sólo condenamos la colocación de veneno, sino que exigimos que las autoridades administrativas y policiales hagan el mayor esfuerzo posible para identificar al culpable”, esgrimen. Con todo, dar con el autor del envenenamiento del zorro y la garduña, que casi acabó también con la vida del perro del paseante que encontró los cuerpos, pues en la zona había un tercer trozo de carne, se antoja enormemente complicado, aunque el caso está en manos de la Diputación, que hace un mes abrió una investigación al respecto.
De cualquier forma, los cazadores recuerdan que “esto ha sido un caso aislado, porque en Álava el uso de veneno está completamente olvidado” y reclaman rigor a los colectivos que “lanzan acusaciones gratuitas y frívolas basadas en prejuicios o inquinas al gremio de los cazadores”. “Cualquier prueba que delate a quien delinque debe ser aportada a la policía o al juzgado”, subrayan antes de asegurar que solicitar el cierre cautelar del coto de caza en el que aparecieron los animales envenenados “es una acusación intolerable porque no hay pruebas de la autoría”. “Pudo haber sido cualquiera”, recuerdan desde Araba Cazadores Gestión.