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El salario medio bruto en el área de hostelería es de 1.028 euros, aproximadamente. Si eres mujer y trabajas en este sector, la brecha salarial en este tramo equivale a un cerca de un 30,67%.
Que ellas perciben un sueldo menor que ellos es una realidad indiscutible, pero ¿cuánto menos y por qué? Según la catedrática de Economía de la UPV-EHU Sara de la Rica es ciertamente complejo dar respuesta a esta pregunta porque hay una paleta de matices grises que la frialdad de los números no es capaz de explicar. “Hay multitud de razones por las que las mujeres ganamos menos que los varones. En primer lugar, trabajamos menos horas de media que los hombres (casi un 20% de las mujeres lo hace a jornada parcial por sólo un 5% de los hombres). En segundo lugar, estamos en ocupaciones que de media tienen salarios medios menores (sanidad, educación). En tercer lugar, la antigüedad media en las empresas de las mujeres es menor que la de los hombres, y dado que los salarios en España crecen con la antigüedad, los incrementos salariales de las mujeres son menores. En cuarto lugar, incluso al comparar hombres y mujeres en las mismas empresas y ocupaciones, los hombres reciben complementos salariales superiores a las mujeres, bien sea por trabajar más a turnos, por antigüedad, o incluso por extras salariales debidos a bonos. Todos estos factores elevan la diferencia salarial media entre hombres y mujeres a día de hoy a un 26%”, explica De la Rica, presidenta del Comité sobre la Situación de la Mujer en Economía (Cosme).
sin engaños Las estadísticas no engañan, aunque pueden confundir. La última Encuesta Anual de Estructura Salarial que recoge el informe Trabajar igual, cobrar igual elaborada por UGT, indica que la igualdad continúa estando mucho más lejos de lo que nos gustaría.
¿Es injusto? Claro que sí. Pero es tan injusto como cierto, por mucho que algunos se nieguen a quitarse la venda de los ojos y se empeñen en autoconvencerse de que estas cosas ya hace tiempo que no pasan. La realidad es más bien la contraria: la brecha salarial entre ambos sexos no ha logrado reducirse en años.
Los altos niveles actuales de acceso a la educación de las mujeres no se traducen en el ámbito laboral. “Las mujeres se encuentran en los empleos más vulnerables”, añade Carolina Pérez de Toledo, presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias (AED).
Considera que los trabajos a tiempo parcial y el cuentapropismo responden a la necesidad de flexibilidad que tienen las mujeres, porque todavía son las que acarrean con la mayor responsabilidad en el cuidado de los niños y los ancianos. “Las mujeres seguimos haciendo labores familiares y ahí es donde entra el trabajo a tiempo parcial para podernos dedicar a esa otra parte, ya que hoy en día seguimos haciendo el 80% de todos los trabajos de casa. Eso significa interinidad en el trabajo. Y cuantas menos horas en el trabajo, pues menos sueldo” argumenta quien subrayando que esto también trae consigo aparejados altos niveles de informalidad legal laboral. En opinión de la presidenta de AED, en plena coincidencia con Sara de la Rica, otra brecha persistente tiene que ver con la segregación ocupacional. Mujeres y hombres se ubican en diferentes sectores, profesiones y tipos de empresas, algo que ocurre desde la selección de la carrera universitaria. “No hay suficientes mujeres en sectores como las ciencias o ingenierías: se siguen decantando por las humanidades, por carreras que están peor consideradas y pagadas”, acota Pérez de Toledo.
Pero, como señala la empresaria de AED, también ocurre que las profesiones que ofrecen salarios más altos están claramente masculinizadas, mientras que en aquellas que ofrecen sueldos más bajos hay un persistente predominio de mujeres, con el agravante de que la brecha salarial es menor en las ocupaciones masculinizadas que en las feminizadas.
Los trabajos para mujeres se pagan peor. No hay un solo sector en la moderna y diversificada economía española en el que las mujeres cobren un sueldo medio más alto que los hombres.
Carrera intermitente Según un estudio de CCOO, la distancia salarial entre un hombre con un contrato temporal y una mujer en la misma situación es del 14%. La estadística dice que si después de un tiempo ambos lograran un contrato indefinido esa distancia se ampliaría hasta el 32%. Aunque este automatismo no existe, la diferencia sí es real y responde a otros factores.
¿Cuáles? Por un lado, la mayor continuidad en la carrera laboral de los hombres, sin las interrupciones que se producen en la de las mujeres o, como dice CCOO, o con una mayor minimización del impacto de estas en los hombres.
Pero también por el mayor tiempo de permanencia en la empresa de los hombres con todos los complementos salariales que ello implica. Mientras el 45% de los trabajadores llevan más de seis años en su empresa, apenas el 35% de las trabajadoras está en la misma situación.
Los estudios , de hecho, dicen que la brecha salarial entre hombres y mujeres se va reduciendo a medida que avanza la vida laboral, siendo del 32% entre los trabajadores con menos de un año en la empresa y reduciéndose al 12% entre los que llevan más de treinta años.
‘the mommy tax’ Para Claudia Goldin, profesora de Economía en la Universidad de Harvard, el gran problema es que los estudios estadísticos no contemplan que, aunque las mujeres tienen la misma formación que los hombres y un peso importante en la fuerza laboral del país, están penalizadas por lo que ella llama “the mommy tax” (el impuesto de ser madre).
La maternidad juega un papel fundamental en las diferencias salariales, porque gran parte de las decisiones de las mujeres de trabajar menos horas, en ocupaciones de salarios menores, se deben a que buscan trabajos que sean compatibles con la maternidad. De hecho, las diferencias salariales entre sexos con niveles educativos similares comienza a partir de los 30 años, y se debe a que la mujer, si decide no abandonar el mercado laboral, se dirige a empleos más conciliables, lo que implica en general salarios más bajos”, añade De la Rica.
¿La solución vendría por darles a los varones las mismas facilidades para optar a la conciliación? “Sí. Conciliar no es sólo de mujeres y debe ser un derecho también para los hombres; lo importante es que los gobiernos se lo crean e impulsen políticas que vayan más allá de los 4 años de una legislatura. No se piensa en términos demográficos, cuando en Euskadi tenemos unas de las tasas más altas de envejecimiento. Los hijos ya no son un bien social opcional, sino imperiosa necesidad si no queremos desaparecer como comunidad; preocupemos de la demografía. Y eso pasa por la conciliación. Porque no tenemos niños”, subraya Pérez de Toledo.
En esta misma línea, la catedrática De la Rica sostiene un discurso similar al de la presidenta de AED, ya que España y Euskadi son sociedades con tasas de natalidad entre las más bajas del mundo. “Vivimos en una sociedad donde cada vez hay menos niños. ¿Para que haya más qué es preciso? Una mayor conciliación para hombres y mujeres. Se necesita incentivar esas medidas, pero no se está invirtiendo en eso, sino en otras cosas que dan votos a cuatro años; las políticas están siendo cortoplacistas y el tema de la demografía que es crucial para nuestra sociedad no se toca, porque no da réditos políticos”, sentencia Carolina Pérez de Toledo
-33%
Con un sueldo bruto medio de 1. 137 euros, el sector administrativo es uno de los más afectados por la desigualdad salarial, llegando a una diferencia de hasta el 33,07% entre el sueldo de un hombre y una mujer.