Vitoria - Una llamada de CuadraBus y setenta trabajadores que ya descansaban en casa, algunos remoloneando en el sofá, otros dormidos, salieron de casa a todo correr. La nave que su empresa tiene en el polígono industrial de Jundiz se estaba quemando y, aun con la intervención de los Bomberos, iban a necesitarse todas las manos posibles para reparar los autobuses salvados in extremis del incendio, reorganizarse con las sedes de Bizkaia y Gipuzkoa para traer tantos vehículos como los devorados por las llamas y poder estar a las siete de la mañana ofreciendo un servicio tras otro como si, al menos para los usuarios -beneficiarios, por ejemplo, de los servicios sociales de Álava-, no hubiera pasado nada. Fue la noche más larga de la compañía en mucho tiempo. Complicada y agotadora. Pero también satisfactoria. La gente se volcó al límite, unida por un sentido de compromiso y responsabilidad que la gerente, ayer, con las llamas ya apagadas, no podía dejar de agradecer.
La pesadilla empezó a medianoche, cuando un vigilante de la empresa vecina, Ausa Aceros Especiales, se percató del humo. Salía de la nave de 4.600 metros cuadrados que CuadraBus tiene en la calle Paduleta. Inmediatamente, dio la señal de alerta. Los Bomberos llegaron al poco y, durante cuatro horas y media, se pelearon con el incendio hasta controlarlo. Usaron tres líneas de agua, una exterior y dos interiores, y otra línea de espuma. Las llamas habían empezado en la zona posterior del local, justo donde estaban estaciones siete microbuses, y eso generó muchísimo humo, que se fue extendiendo por la fachada y la cubierta. “Pero, por suerte, son instalaciones nuevas con unos equipos muy preparados para este tipo de situaciones, que han permitido que el fuego no sea tan dañino, al propagarse hacia arriba y no en horizontal”, se alegró Idoia Cuadra, la gerente.
Y aun así, dada la importante magnitud del incendio, las complicaciones fueron inevitables. De los 24 vehículos que había en el pabellón, los siete microbuses que estaban en la zona donde comenzó el incendio quedaron totalmente calcinados y unos cuantos se vieron afectados por el humo y el calor. Ésos fueron los que se sacaron de la nave para su puesta a punto, a la vez que se hacían mil trámites para procurar que el nuevo día pudiera desarrollarse sin complicaciones. “Vino toda la gente de la plantilla de Vitoria y de la de Amurrio, 70 personas. Y la organización ha sido estupenda. Han sacado los autobuses que se habían salvado y los que estaban algo afectados. Los han limpiado, arreglado... Los equipos técnicos han estado fabulosos. Lo mismo que los encargados de la logística, que han conseguido traer vehículos de Bizkaia y Gipuzkoa”, afirma Cuadra.
El objetivo de CuadraBus era poder ofrecer los servicios al día siguiente sin problemas y se logró. Por eso, la gerente sólo tiene “palabras de agradecimiento”. Para los trabajadores y también para los Bomberos y la Er-tzaintza. “Llegaron muy rápido, nos facilitaron las labores, actuaron con mucha eficacia...”, asegura. Ahora, ya sólo queda esperar a conocer el origen del incendio, en principio parece ser que fue fortuito, y de puertas para dentro recuperar la normalidad.