AGURAIN - Vecinos de Agurain han dado la voz de alarma para denunciar “la destrucción” de setos que crecían en los márgenes de diferentes carreteras y viales de la localidad. “En el seto que bordeaba el tramo que une la carretera que desde el cementerio va hasta la antigua N1, frente al garbigune, la degollina ha sido completa, llevándose por delante no solo la vegetación que crecía en el margen de la carretera, sino la de la cuneta y todo el talud”, advierte Alfredo Uriarte Ruiz de Arbulo, miembro de Amalur Natur Elkartea, asociación nacida para promover, alentar y asegurar la conservación de la fauna y flora, de los paisajes, de las aguas, de los suelos y de los demás recursos naturales de nuestro territorio.
A juicio de Uriarte, “la imagen que ofrece ahora este lado del camino a los numerosos paseantes habituales de la zona no puede ser más desoladora”. Donde antes crecían los arbustos y plantas, “ahora tan sólo quedan los restos de plásticos y demás basura, ahora visible al haberse destruido toda la vegetación que la cubría”. A esto hay que sumar además, según sus palabras, “el aspecto que ofrecen los tallos de los arbustos desmochados y desgarrados por la implacable máquina”.
La denuncia realizada por los vecinos de Agurain incluye los trabajos realizados en la calle Urepel, que une el barrio de la Madura con el de La Magdalena, ya dentro del casco urbano. En ese punto, explica el ecologista, “el destrozo ha afectado a parte de la extraordinaria orla arbustiva que adornaba el talud de la cual formaban parte los boneteros, especie no muy común en la zona, llamados así porque en el otoño sus frutos por la forma y el color semejan bonetes”. De hecho, “a los que pasábamos por allí nos recreaba la vista y agradaba el olfato con su fragancia”. Para más inri, Uriarte alerta de que “se da la triste paradoja de que estos setos han sido destruidos cuando estaban en su apogeo de floración y belleza”, justo en ese momento.
Según explica este vecino de Agurain, “los setos representan nuestra biodiversidad”. Y si bien entiende que deban “ser reducidos o eliminados en aquellos casos en que supongan un peligro para la circulación, caso de falta de visibilidad de señale e incluso que se limpie un pequeño margen de los caminos y carreteras para evitar que estas se cierren de maleza”, también tiene claro que “de manera general los setos han de ser respetados y defendidos”.
Para Uriarte su presencia porta más ventajas que inconvenientes, ya que en estas zonas es donde se suelen refugiar los pájaros y demás seres vivos del entorno. Tampoco hay que olvidar que la agricultura que se practica es mayoritariamente agroquímica. “Nuestros campos son monocultivos donde el uso de fertilizantes y herbicidas es masivo, de ahí el efecto corrector de estos setos vivos”, apuntilla el experto.
Otros de los beneficios aportados por este tipo de seto, según Uriarte, son el “enriquecimiento del paisaje, ya que dan sombra en los días soleados, el hecho de que cobijan y alimentan a nuestra fauna”. Y que suceda una destrucción así en esta zona es especialmente sangrante para el ecologista. “Vivimos en un entorno privilegiado por su gran riqueza natural tanto en paisajes como en su extraordinaria biodiversidad”, apuntilla.
La Llanada alavesa se encuentra situada en una zona de transición entre el clima oceánico de costa que se da al otro lado del sistema montañoso que nos separa de Bizkaia y Gipukoa, y el ambiente más mediterráneo que existe al otro lado de la cadena montañosa que se forma desde Urbasa-Entzia hasta los montes de Vitoria y que delimita con la Llanada por el sur. Los diferentes climas, ambientes y paisajes que se dan en estas zonas y en las vecinas crean una gran variedad de organismos y especies distintas. “En un radio de unos 100 kilómetros, que partiera desde el centro de la Llanada, existe más variedad y más riqueza de flora que en gran parte del Oeste de Europa”, ejemplifica Uriarte. Y a su juicio, esta singularidad constituye “algo que debemos poner en valor y que cada vez va a tener una mayor importancia, más teniendo en cuenta la extinción de especies que se está dando en el mundo”.
El miembro de Amalur Natur Elkartea alerta a las instituciones de que, “de seguir destruyendo este tipo de hábitats, se podrían perder especies asociadas a este tipo de vegetación como sagutxos o pájaros”. Además, Uriarte denuncia la suciedad presente en el ribazo. “Son visibles los plásticos o las botellas que antes estaban escondidos por la maleza, por lo que el cambio ha sido muy dramático”, concluye, con la esperanza de que, por lo menos, no vuelvan a destruirse más setos.