un sol esplendoroso acompañó ayer las actividades programadas en Elciego con motivo de la jornada de convivencia organizada junto con Idiazabal que tuvieron como escenario principal la plaza Mayor así como toda la hostelería repartida por toda la villa.

La jornada comenzó a las nueve y media de la mañana con las dianas musicadas por los txistularis de Idiazabal, ya que los viajeros habían llegado la noche anterior. Poco después se abrieron los puestos de los queseros de Idiazabal, así como otro con información turística de esa zona, mientras que en la fachada del Ayuntamiento se asaba una ternera con Eusko Label con la buena mano de Carlos Ibarrondo. En contrapartida la hostelería local llenó sus barras de pintxos y las estanterías de vino de Rioja Alavesa, mientras que los restaurantes se afanaban en menús espaciales.

Ioritz Imaz, alcalde de Idiazabal, reconocía que se sentían “de maravilla. El tiempo nos acompaña y una vez más se ve que los vecinos de los dos pueblos estamos involucrados”. Ése es el objetivo primordial de estos encuentros que se han celebrado ya en cuatro ocasiones: dos en Elciego y otros dos en la villa guipuzcoana, sobre los que Imaz opina que “cada año iremos mejorando y avanzando en los objetivos que nos habíamos marcado, que era poner en valor los productos y las labores que hacemos en los dos pueblos”.

Por su parte, Luis Aldazabal, alcalde de Elciego, destacaba “los lazos de unión, que son cada vez más de hermanos”. Según los datos que barajaba acudieron 120 personas de Idiazabal, 90 de ellas en autobuses y el resto en coches particulares. “¡Es una gozada! Que un pueblo esté a veces hermanado con otro de América al que no conoces de nada, o con otro del Japón, resulta bonito y exótico. Pero lo bueno es que el queso y el vino maridan muy bien y eso nos ayuda a estrechar amistad con quienes son nuestros vecinos”.