Twitter es una barra de bar llena de lenguas desatadas, el altavoz de los filósofos sin titulación, la nueva valla propagandística de los famosos, el antifaz de los cobardes, el vellocino de oro de la clase política. Una plataforma única de comunicación democrática, lo más parecido a una editorial capaz de publicar indiscriminadamente todo lo que le llega, donde las jerarquías del mundo real pueden llegar a revertirse igual que a un calcetín se le da la vuelta. Un cualquiera en la calle tiene la posibilidad de lograr una influencia brutal en el nido del pajarito azul. Y el que vuela alto en la realidad corre el riesgo de ser desplumado virtualmente. El universo de los 140 caracteres se rige con otras reglas del juego. Lo de menos son las categorías tradicionales de nuestra sociedad, ésas que distinguen ricos de pobres, blancos de negros, anónimos de populares. Todos los usuarios disfrutan de la oportunidad de decir lo que piensan, dando o no la cara. Y de lo único de lo que deben preocuparse es de cómo aprovecharla para que sus palabras tengan repercusión. Porque al final se trata de eso. De generar debate, de dar que hablar, de hacer reflexionar, de venderse... De lograr el impacto buscado, el que sea en cada caso, sumando fans y retuits. Para ejemplo, nuestros alaveses más seguidos, activos y aplaudidos, constructores y referentes de opinión del territorio en su versión 2.0 día a día.

¿Que quiénes son ellos? Hay un poco de todo. La lista de los twitteros influyentes se reparte de forma bastante equilibrada entre dirigentes políticos, deportistas, periodistas, gente que ha hecho de Internet y sus posibilidades un nuevo oficio y personas a las que solamente conocían en casa hasta que consiguieron popularidad a golpe de ingenio, protegidos o no por un seudónimo. También tienen éxito varios fakes que parodian a usuarios reales. La genialidad de quienes se esconden detrás de esas cuentas reside en su capacidad para balancearse entre la realidad y la ficción sin perder el equilibrio, atentos a la actualidad que generan aquéllos a los que caricaturizan, con un humor ácido que divierte a los opositores del personaje verdadero y enrabieta a sus admiradores. Otra cuestión es que se pasen de frenada tanto como para que, a golpe de denuncia, sean fulminados de este universo virtual. A veces ha sucedido. Claro que del mismo modo que han muerto han vuelto a resucitar. Es el poder del ave fénix 2.0: un ligero cambio de nombre y a volar otra vez.

Y ahora entremos en harina. En el apartado de políticos situados en lo alto de la lista alavesa, que valora no sólo los seguidores de una cuenta sino, más importante si cabe, la interactuación, aparecen entremezclados dirigentes de primer y segundo orden. Entre los pesos pesados destacan el alcalde de Vitoria, Javier Maroto; Rafa Larreina, histórico dirigente de EA; el diputado general, Javier de Andrés; y Ramiro González, candidato a arrebatarle el mando por el PNV. También hay viejos conocidos e integrantes del Consistorio gasteiztarra, como Patxi Lazcoz, exprimer edil del PSE, y sus hasta ahora compañeros de partido Maite Berrocal y Juan Carlos Alonso; del PNV, Gorka Urtaran, Nerea Gálvez y Blanca Guinea; y Kike Fernández de Pinedo y Antxon Belakortu por parte de EH Bildu. Desde Juntas Generales es habitual oír los ecos de Nerea Gálvez, portavoz de Ezker, o de Luis María Salgado, de la izquierda abertzale. Y entre los rostros nuevos suenan ya con fuerza Eider Gorostiza, de Hemen Gaude, y Óscar Fernández, de Irabazi Gasteiz. Para ellos, la red social es clave si quieren darse a conocer en tiempo récord.

Aquéllos cuyas fotos forran carpetas, decoran paredes y llenan álbumes de cromos también están predestinados a ocupar una posición twittera privilegiada, aunque no son demasiados los que se cuelan en el top alavés. Tal vez porque muchos de ellos no encuentran tiempo para escribir, no les interesa o no han descubierto sus ventajas. Entre los vinculados al ámbito deportivo se cuelan en lo más alto Ibon Navarro, entrenador del Baskonia, y sus jugadores Mike James y Fernando San Emeterio; Eneko Llanos, nuestro triatleta más internacional, e Iván Fernández Anaya, al que el mundo conoció por su lección de honor en un cross en Burlada; el ciclista Joseba Beloki, guipuzcoano de nacimiento pero afincado en Vitoria antes de que le quitara los ruedines a la bici; y Julián Cerdá Vicente, futbolista del Alavés. En el mundo artístico, el que la peina es el actor Unax Ugalde. Y no sólo por sus más de 13.000 seguidores, que también, sino porque se mantiene al día de la actualidad alavesa, tuiteando y retuiteando con el ímpetu del que reside en Vitoria y conoce a la perfección su actualidad.

Saber qué se cuece es importante en Twitter, pero soltarla antes que nadie o hacerlo con un puñal bien afilado funciona todavía mejor. De ahí que en la lista de los usuarios más animosos y seguidos se encuentren unos cuantos periodistas. Algunos han hecho de su fuerte el adelanto de noticias. Otros, la crítica feroz. Todo depende de los medios a los que pertenecen y su margen de independencia. La lista incluye, aunque no son ni de lejos los únicos, a David Ortega y Alberto Abaitua, de Diario de Noticias de Álava; Iker Armentia, Naiara López de Munain y David Yurre, de la Ser; Iñaki Iriondo, de Gara; Alberto Ayala, de El Correo; Iñaki Larrañaga y David Sáenz, de Radio Vitoria; Raquel Ecenarro, CEO en RpuntoE; Oiane Domaika, jefa de prensa del Baskonia; o Igor Marín, de eldiarionorte.es. A su vez, todos aprenden de la habilidad de quienes se han convertido por gusto o vinculación profesional en gurús de las redes. En esta provincia tenemos unos cuantos de ésos. La bloggera Cristina Juesas, el informático Alberto Cabello, la experta de ecommerce Iruri Knörr, el crítico -porque le gusta criticar- Xabier Cortés, el diseñador 3D Iker Rmz. de la Piscina o el irremediablemente geek Fernando Cuesta. Se les conoce por sus nombres, pero a veces mucho más por sus apodos, caso de @maripuchi o @pixelillo.

Y llegamos a los fakes. Se suele decir que no hay reconocimiento más significativo de la autoridad de alguien que su parodia. Las cuentas más potentes son caricaturas del alcalde de Vitoria: Maroto tontolnabo y Javier Moroto not, últimamente muy atareadas a cuenta de la campaña para restringir las ayudas sociales y estigmatizar a los inmigrantes. Ambas suman más seguidores que muchos políticos de verdad. A la gente le gusta la burla, sobre todo si está trabajada. Y estos twitteros, cuya identidad es tan secreta como la composición de la Coca-Cola, suelen recurrir a programas informáticos para rematar sus satíricos comentarios con imágenes puñeteras. Atacar al poder político es un juego con múltiples posibilidades. Y eso que el cuarto tampoco se libra. Hay pantomimas de Diario de Noticias de Álava, Gasteiz Hoy, El Correo o Norte Exprés, aunque no todas están igual de activas. A fin de cuentas, para sacar chispas a este campo de batalla virtual hacen falta varias herramientas: tiempo, ingenio y que la otra parte lo ponga muy fácil.

A flor de piel. Es tiempo electoral y se nota en Twitter, aunque de todos los partidos el PP acapara más protagonismo que el resto por su arriesgado marketing. Son campañas que lo mismo generan rechazo infinito que respaldo incondicional. Y es que eso es lo que busca. Generar emociones extremas, pues la tibieza vende menos. Se verá, no obstante, si esa presencia mayoritaria se traslada luego a las instituciones. El nido del pajarito azul es un buen termómetro, pero el mundo real sigue siendo mucho más grande.