vitoria - Aquí no ha pasado, pero eso no significa que no pueda acabar sucediendo. La sombra del expolio arqueológico acecha muy cerca. En los últimos años, Castilla y León ha sufrido robos en importantes yacimientos, como el de Baños de Valdearados o la ciudad romana de Clunia. Del primero, los ladrones se llevaron un mosaico. Del segundo, unos relieves fálicos. Piezas únicas de indudable valor, con laboriosa colocación en un mercado abierto, lo que pronto hizo sospechar que se trataba de encargos de coleccionistas concretos y, por tanto, que difícilmente podrían recuperarse. Fue un mazazo. A las clásicas sustracciones de personas que recorren estos lugares con sus detectores de metales se sumaba la aparición de redes organizadas dedicadas específicamente a saquear. Y con este nuevo peligro emergió una evidencia: que las medidas de seguridad establecidas no estaban siendo, ni de lejos, efectivas.
Ante este panorama, hace aproximadamente dos años, el Instituto Alavés de Arqueología se puso en contacto con la Diputación. A su juicio, podía ser interesante aplicar medidas activas de protección y no sólo pasivas. Y había una forma de conseguirlo sin que conllevara ningún coste especial añadido. “El control de infracciones en el medio ambiente lo lleva una división de Miñones, los llamados Miñones verdes. Pensamos que era factible que no sólo tuviesen entre sus funciones las que tienen establecidas, sino que, puesto que patrullan por espacios abiertos, se encargaran, además, de controlar los yacimientos existentes en el territorio”, cuenta el presidente de la entidad, Armando Llanos. Al tiempo, el experto logró una entrevista con la responsable foral del área, Marta Alaña, y le expuso la idea. Parecía que le había gustado mucho, pero no fue suficiente.
En aquella entrevista, la diputada valoró muy positivamente la propuesta del Instituto Alavés de Arqueología y se comprometió a estudiarla. Pero, desde entonces, nunca más se supo. “Era una acción concreta, bien razonada, que suponía aprovechar lo que ya había, sin coste. Y esperábamos una respuesta, aunque fuera por educación, pero todavía la estamos esperando”, lamenta Llanos. Como siempre, cada cual tiene sus prioridades. - J.S