gasteiz - Veinticuatro años después de entrar como concejal en el Ayuntamiento de Vitoria, ayer Patxi Lazcoz se despidió de forma oficial de la política activa defendiendo su gestión durante los cuatro años en que fue alcalde, atacando duramente a su más acérrimo enemigo político, Javier Maroto; y reivindicando su peso en un partido dividido en Álava y en el que trató de hacerse un hueco visible sin éxito. “Me voy, no me echan”, afirmó el edil, que habló ayer de establecer su propio “despacho profesional” a partir de mayo.
Su órdago al partido es la razón que esgrime Lazcoz para afirmar que su salida de la política es una decisión personal adoptada “hace muchos meses”. Lazcoz no estaba a favor de celebrar un congreso a menos de un año de unas elecciones. “La gente se pregunta cómo vas a gobernar mi ciudad si no eres capaz de gobernar tu partido”, argumentó el exalcalde, que se postuló para ser secretario general, con la condición de imitar el modelo del PNV y renunciar a dirigir ninguna institución si accedía al cargo, y perdió.
Y aunque Lazcoz dio un voto de confianza a quien ganó, Cristina González, para recuperar la unidad del partido, el todavía portavoz municipal del PSE no se mordió la lengua a la hora de hacer balance de la guerra banderiza que ha padecido el PSE alavés. Bajo el argumento de que tanto él como sus compañeros de batallas internas pertenecen a una generación “que representa al pasado”, Lazcoz invitó a “algunos actores” a seguir su estela y “dar dos o tres pasos atrás”, sin concretar nombres, para sembrar la unidad en el partido.
dardo a juan carlos alonso Sí entró en detalles al contar que no duda de la gestión económica de Txarli Prieto, pero le afeó que no quisiera presentar las cuentas del partido cuando dejó la secretaría general, un reproche tras cuya publicación, afirmó, no estaba él. Relativamente conciliador con Prieto, Lazcoz sí lanzó un dardo en toda regla a Juan Carlos Alonso, cabeza visible del sector renovador del PSE y también enemigo irreconciliable del exalcalde, además de compañero en el grupo municipal. “Me pedía que me fuera porque él era el número 2 en la lista y si me iba yo él iba a ser el portavoz”, sentenció sin pelos en la lengua.
Ajustadas las cuentas con el partido, Lazcoz tuvo que responder a las inevitables preguntas sobre su difícil relación con el actual alcalde. “Dame un Alfonso Alonso antes que diez marotos”, dijo el concejal del PSE con respecto al político popular, al que reprocha principalmente dos cosas. Mientras Alonso representa a “la derecha civilizada”, Maroto es para Lazcoz “un Gallardón, la derecha rancia”, un político que durante tres años se ha posicionado como un “verso suelto, el progre del PP”, para dar un giro de 180 grados en la precampaña y, sin “ningún escrúpulo político, desparramar queroseno por las calles de Vitoria”.
Lazcoz cree que el debate sobre los inmigrantes, más allá de su fin electoralista, trascenderá para provocar una mutación en la sociedad gasteiztarra. “No me cabe duda de que Maroto no será alcalde, pero el que llegue heredará un incendio”, afirmó Lazcoz, quien cree que el PP perderá la alcaldía si empata a concejales con otra formación, aunque el popular sea el candidato más votado.
la corrupción La otra cuestión que el exalcalde afea a su sucesor tiene que ver con el irrespirable clima de corrupción política que se vive en el Estado y con la reacción de cada cual cuando la mancha de aceite se acerca a sus dominios. “El Ayuntamiento está bajo sospecha por algunos casos perfectamente conocidos, tenemos asuntos en la Audiencia Nacional, en el Tribunal de Cuentas del Reino y en el del País Vasco, y el actual gobierno municipal no está cogiendo el toro por los cuernos”, dijo Lazcoz, para quien está reacción “puede dar la sensación de que se están ocultando cosas, como le pasa al presidente del Gobierno de España”. Lazcoz no quiso emplear la palabra corrupción para hablar de Gasteiz, pero sí habló de “sospechas”, y de que “cuando alguien miente -el edil recordó que Maroto ha sido reprobado por hacerlo en el caso de los locales de San Antonio- es porque trata de ocultar algo”.
También él fue alcalde. ¿Tuvo en su mano actuar de forma deshonesta? ¿Fue alguien a tentarle a su despacho alguna vez entre 2007 y 2011? “Una cosa es tener necesidades, y yo las tengo, y otras cosa es tener precio, y no lo tengo”, aseveró Lazcoz, quien dijo que en la primera Junta de Gobierno Local que celebró como alcalde comunicó a su equipo que fulminaría a quien protagonizara cualquier affaire de este tipo antes incluso de que actuara la Justicia. “Me siento especialmente orgulloso -sentenció- de que el primer gobierno socialista de Vitoria no haya dado de qué hablar” en ese sentido.
Lazcoz advirtió a toda la clase política sobre el punto de crispación social al que se está llegando a cuenta del saqueo que está sufriendo el Estado. “Casi todos tenemos casos de corrupción, estamos al límite, nos estamos jugando la credibilidad del sistema”, alertó.
Desde 1991. Patxi Lazcoz Baigorri pasó directamente de militar en las juventudes socialistas a tener responsabilidades de gobierno en 1991, cuando Javier Rojo le llamó para incorporarse al Ayuntamiento vitoriano, que ya no dejaría hasta concluir su carrera política. Lazcoz formó parte del gobierno de coalición del PSE con el PNV, y ya en el nuevo siglo, tras la marcha de Jesús Loza, concurrió por primera vez como candidato a alcalde. En 2007 salió elegido y en 2011 perdió en favor de Javier Maroto.