el consumo excesivo de alcohol entre los menores alaveses no es un asunto nuevo, siempre ha estado ahí, pero el Gobierno Vasco ha decidido marcar un punto de inflexión en la lucha contra este nocivo hábito. Según se extrae de distintas encuestas de ámbito autonómico, la media de edad con la que los adolescentes se inician actualmente en la toma de este tipo de bebidas se sitúa en los 14,8 años, apenas 0,7 más que en el ya lejano año 2000. Además, un tercio de los jóvenes de entre 15 y 18 bebe de forma abusiva cuando llega el fin de semana. “Un verdadero problema de salud pública” según ha advertido hace escasos días el Departamento vasco de Salud, sólo por detrás del consumo de tabaco y la hipertensión arterial. La Organización Mundial de Salud (OMS) considera al tabaco como una de las drogas más peligrosas para la salud física, psíquica y social, incluso por encima de sustancias como la cocaína, los estimulantes sintéticos, los alucinógenos o los derivados del cannabis.
Frente a la gravedad de este diagnóstico y con el objetivo de atajar el “clima social de permisividad” que continúa rodeando al consumo en el territorio, Salud acaba de poner sobre la mesa el programa más ambicioso que se recuerda sobre esta materia, denominado Menores y Alcohol. Un plan que desplegará una completa batería de medidas para frenar el consumo compulsivo entre los menores, la edad más adecuada para atajarlo, desde el entorno comunitario y educativo, en el terreno de las adicciones, en el campo de la sensibilización y la difusión y, por supuesto, en el de la atención sanitaria. “El éxito dependerá de este abordaje colectivo, porque lograremos diversificar las actuaciones”, explica en este sentido la directora vasca de Salud Pública y Adicciones, Miren Dorronsoro.
Las numerosas actuaciones que el programa prevé se extenderán “durante muchos años”, aunque serán visibles ya desde este mismo verano que acaba de comenzar, una época especialmente crítica al hablar de este tipo de consumo. “Tenemos un patrón de festejar muy ligado al alcohol y es una temporada problemática, con vacaciones, fiestas y más fiestas”, remarca la especialista. Históricamente arraigado y socialmente aceptado en Euskadi, muchos niños y adolescentes perciben el consumo de alcohol como algo normal, algo que se une a la gran aceptabilidad, presencia y disponibilidad de las bebidas alcohólicas.
DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA analiza las características de este proyecto que, de entrada, parte con una extensa lista de objetivos que alcanza el decálogo. Menores y Alcohol pretende, en primer lugar, “intensificar la acción institucional”, disminuir la cifra de menores que comienzan a consumir, retrasar la edad de inicio, reducir los consumos de alto riesgo y su frecuencia, abordar los problemas asociados a ello, incrementar la participación de los jóvenes en las políticas de salud, mejorar sus conocimientos y sensibilización, reducir las “presiones para beber” a las que se ven sometidos, ofrecerles alternativas de ocio sanas y promover hábitos saludables entre ellos.
¿Pero por qué ahora? “Es verdad que el consumo global no va a más, pero hablamos de unas cifras muy importantes. Es el momento de actuar, de modular la actitud de los jóvenes para que vayan a por unas actividades saludables”, certifica Dorronsoro. Pese a que la ingesta de alcohol entre semana mantiene una tendencia estable en los últimos años, se observa cada vez un consumo más “temprano e intensivo”, consolidado como algo “necesario e imprescindible” para las relaciones interpersonales de los adolescentes. Tal y como explicó gráficamente en una reciente comparecencia parlamentaria el consejero Jon Darpón, Salud pretende “eliminar la variable alcohol de la ecuación juventud y fiesta” progresivamente con la puesta en marcha de este plan.
Actualmente, el gran salto hacia el consumo se produce cuando los jóvenes alaveses tienen entre 16 y 18 años, momento en el que ya prácticamente el 80% lo toma. Ocho de cada diez escolares alcanza la mayoría de edad habiendo probado el alcohol y la mitad de la población escolar de entre 14 y 15 años lo consume. Además, la prevalencia del consumo habitual entre las chicas tiende a acercarse al de los chicos, con una edad media de inicio de 17,1 años y 15,8, respectivamente, una realidad que contrasta con lo que ocurre en la población de más edad, en la que el consumo de alcohol por parte de los hombres es tradicionalmente mayor.
no en la vía pública Entre las acciones prioritarias previstas por el plan se encuentran esas intervenciones encaminadas a erradicar los consumos en la vía pública que siguen produciéndose tanto en los pueblos alaveses como en la capital, pese a tratarse de una práctica prohibida. Hasta la fecha se han empleado distintas fórmulas como la retirada de botellas a los menores que estén consumiendo, el apercibimiento y aviso a los padres de éstos y también las sanciones económicas, no sólo para quien bebe sino también para el adulto que compra la bebida a los menores. Ya en el año 2006 el Gobierno Vasco puso en marcha el programa Ir de litros para abordar y poner freno al fenómeno del botellón, una vieja moda que sigue estándolo con la llegada de nuevas generaciones a las edades de consumo prematuro. Uno de los datos más significativos de las últimas encuestas realizadas en la CAV es que el patrón de consumo compulsivo -o de fin de semana- entre las mujeres mayores de edad es entre diez o doce veces menor que entre las menores, un problema sin duda de grandes dimensiones.
Los establecimientos hosteleros también serán a partir de ahora objeto de una vigilancia y control “más exhaustivo” por parte de la Administración vasca en colaboración con las diputaciones forales, los ayuntamientos de las tres capitales de la CAV y Eudel. Entre los planes previstos por Menores y Alcohol se incluyen también las campañas de sensibilización y de información a los propietarios de estos locales sobre la regulación y las sanciones de hasta 3.000 euros contempladas por ley para aquéllos que vendan alcohol a menores . También se pondrá en marcha en los centros de salud un cribado de alcohol para menores de edad, habrá un protocolo de tratamiento asistencial y al mismo tiempo se hará un seguimiento a los jóvenes que puedan encontrarse en una situación de riesgo. Asimismo, se intensificarán los protocolos de coordinación entre las distintas policías y servicios de emergencia y sanitarios en todo lo relacionado con el consumo de alcohol por parte de los menores.
Con el objetivo de acercarse a los jóvenes y poder prevenir consumos de riesgo, este mismo verano se instalarán carpas informativas en más de 60 eventos festivos a lo largo y ancho de la geografía vasca. El programa contra el alcohol también estará presente en las redes sociales y con una pequeña campaña en los medios de comunicación mediante inserciones publicitarias. Lakua también estudia, como ya hizo el año pasado en algún evento puntual, convertir a los propios jóvenes en agentes de consumo responsable de alcohol, aunque es consciente de la dificultad que entraña involucrarlos en esta tarea. Sabedor de que solucionar este problema pasa por “la educación, la cultura y las costumbres”, tal y como enfatizó la propia Dorronsoro recientemente en el Parlamento, el trabajo comenzará ahora pero en el plazo de tres años “se volverá a revisar”.
Pese a todo, Salud ya ha asignado sus primeros recursos económicos al plan para ir dando forma y pulir sus líneas estratégicas. Además de un técnico del Departamento de Salud que ya se está dedicando en exclusiva a Menores y Alcohol, el área de Darpón destinará en lo que queda de año un total de 350.000 euros al proyecto. Además, en el programa de ayudas de adicciones de la consejería, cuyo presupuesto supera los 1,3 millones de euros, está previsto darle prioridad a los programas de prevención comunitaria y a los relacionados con el tercer sector.