Amurrio - A día de hoy, los embalses de Maroño y Artziniega, que suministran de agua a las poblaciones de todo el Valle de Ayala, se encuentran prácticamente llenos. Sin embargo, hablamos -entre los dos- de tres hectómetros cúbicos que, en una situación de sequía u otras consecuencias del cambio climático, resultarían del todo insuficientes para garantizar el suministro a una población de más de 40.000 habitantes que, entre la red de alta y baja que se gestiona desde el Consorcio de Aguas de Ayala Kantauriko Urkidetza (CAKU), se estima consumirá este año más de cuatro millones de metros cúbicos.

Para adelantarse a esta problemática, ya existen proyectos de infraestructura de abastecimiento básica comprometida, por valor de más de ocho millones de euros, pero que están pendientes de ejecutar. Para dar buena cuenta de la situación en la que se encuentra el CAKU -tanto a nivel de suministro como de saneamientos- el presidente de la entidad, Juanjo Yarritu, compareció el pasado día 7 ante la comisión de medio ambiente de las Juntas Generales de Álava, a solicitud de Gorka Ortiz de Guinea, portavoz del grupo juntero EH Bildu. En la actualidad, "faltan conducciones y depósitos sin acabar, por importantes montantes económicos, aunque están contemplados en acuerdos marco para la construcción de infraestructuras hidráulicas en el territorio histórico de Álava", explicó.

En el caso de la comarca ayalesa, entrarían en este particular listado de causas pendientes la reposición de la conducción para transportar los caudales de las captaciones de Amurrio a la estación de tratamiento de agua potable (ETAP) de Izoria; la construcción del nuevo depósito de 3.000 metros cúbicos en la zona amurrioarra de Lejarzo; la regulación de Llodio con la construcción de un nuevo depósito en San Bartolomé; la conexión de los sistemas de Artziniega y Maroño; el proyecto de abastecimiento a Aloria, Artomaña y Delika desde la ETAP de Orduña; y culminar el proyecto de red primaria de abastecimiento a Artziniega y Retes de Tudela, así como el trasvase del río San Miguel al embalse de Maroño. En esta tesitura, hasta 2016, el consorcio de aguas ayalés tiene previsto hacer mejoras en sus infraestructuras por valor de 1,3 millones de euros. Una de las más importantes es el plan para remodelar la automatización, incorporar al telemando y monitorizar la red de alta del consorcio. "Gracias a ello podremos controlar desde la central de Izoria el medio centenar de instalaciones que tenemos, entre las siete estaciones de tratamiento de agua potable, las cinco de bombeo y la treintena de depósitos y presas", enumeró el gerente de la entidad, José Ramón Toña.

De igual forma, este mes concluirá la redacción de los proyectos de reparación de los depósitos de Amurrio y Llodio, mientras que su ejecución, junto con la del depósito de Artziniega, se abordará por fases hasta 2016. Las que sí están previsto terminar dentro de este año son las obras de mejora necesarias para asumir las infraestructuras en alta del concejo de Madaria; comprar los terrenos para el proyecto de reposición de la tubería de casi cuatro kilómetros que conduce el agua desde la presa de Angostina hasta la estación de tratamiento de agua potable de Artziniega, y la compra e instalación de un grupo electrógeno móvil en diversas instalaciones de bombeo, "que nos permitirá garantizar el suministro cuando hay fallos en la red eléctrica", explicaron.

Saneamiento y depuración Otra obra que culminará este ejercicio es la construcción de la estación depuradora de aguas residuales de Zerrabe, para dar servicio a las localidades ayalesas de Zuhatza y Respaldiza, que se han visto obligadas a regularizar sus vertidos de aguas residuales al río Izalde.

Precisamente, otro asunto, no menos importante, que concitó el interés de los junteros fue el importante retraso que se va acumulando en el asunto de la depuración del Alto Nervión y las consecuencias que de ello se pueden derivar. De hecho, las depuradoras de Markijana y Basaurbe, deberían estar en funcionamiento en 2015 para eludir sanciones europeas, pero antes de un lustro será imposible que estén operativas.

El ministerio de Medio Ambiente tiene el proyecto ya redactado y se espera que para mayo se cuente con la Declaración de Impacto Ambiental. Será entonces cuando el Gobierno central pueda adjudicar una obra que, entre estaciones depuradoras y red de colectores, se estima costará más de 82 millones de euros. El Gobierno Vasco, a través de la Agencia vasca del Agua, URA, tiene el compromiso de poner a disposición del ministerio los terrenos, pero los ayuntamientos afectados, Llodio y Ayala, no tienen recursos ni las competencias para obtenerlos. "Nos preocupa que no estén hechas, pero sólo podemos insistir en que se hagan, porque depende del Gobierno central", apunta Yarritu, que estima que no estarán en funcionamiento antes de 2020-2021. Entonces llegará la hora de preocuparse por el fijo incremento que se dará en las facturas del agua, ya que las directrices europeas obligan a que su mantenimiento y coste de explotación -en torno a 1,8 millones de euros anuales- revierta en las tasas que paga la ciudadanía. Así, los retos de futuro se encuentran en las sanciones millonarias si no se depura la cuenca que "no sabemos aún sobre quién recaerán"; los costes de explotación de unos 950.000 euros anuales por EDAR; la recuperación íntegra de los costes a través de tasas; la puesta a disposición de los terrenos, y las amenazas en torno a la privatización de estas infraestructuras, entre otras. En resumen, el Alto Nervión tendrá un río saneado, que ya es hora, pero por otro lado, habrá que pagarlo, y esa es la mala noticia.