Vitoria - No hay detenidos todavía por los dos episodios de las botellas explosivas, pero sí tres adolescentes de quince años identificados que estarían vinculados con al menos uno de los sucesos. Por eso, la Ertzaintza ha iniciado el proceso habitual dentro de la investigación abierta para remitir toda la información recabada a la Fiscalía de Menores de Vitoria. La labor que se desarrollará desde el ámbito judicial irá encaminada a dirimir la responsabilidad de los chicos señalados tras las pesquisas iniciales y, de existir indicios de la comisión de una falta o un delito, continuar con las diligencias oportunas. Los hechos son especialmente delicados porque los estallidos de las bombas caseras este pasado sábado en la plaza de Abastos primero y en la calle José Erbina después hirieron a cuatro personas, de las cuales una de ellas, menor de edad, permanecía ayer ingresada en Cruces por la gravedad de las lesiones.

Según el último parte médico, la niña, de quince años y estudiante del mismo colegio que los supuestos agresores, sufre quemaduras de tercer grado en un muslo. En ese nivel, el más grave, las erosiones penetran por todo el espesor de la piel, incluyendo terminaciones nerviosas y vasos, destruyendo los folículos pilosebáceos y las glándulas sudoríparas, hasta comprometer la capacidad de regeneración. Dado el alcance de las heridas, tras acudir a Urgencias del Hospital Santiago, se decidió trasladar a la chica a Cruces, único centro con Unidad de Quemados en la CAV. Un equipo de esta área especializada se ocupa desde entonces de ella, aunque la paciente está ingresada en el área de Pediatría para que pueda beneficiarse de un contexto más amable.

Calificar de gamberrada los hechos que han acabado con semejante lesión sería de una gran benevolencia. Según fuentes de la investigación policial, el primer estallido se produjo el sábado por la tarde en la plaza de Santa Bárbara. Una abuela y su nieto resultaron heridos después de que el pequeño, de cinco años, diera una patada a una botella abandonada a su suerte en la zona. A las 19.45 horas, la Ertzaintza recibía el aviso desde el Hospital Santiago. Poco después, a las 21.15, llegaría el siguiente. Esta vez, de acuerdo a las primeras versiones, dos chicas estaban en los soportales de Renfe cuando se les acercaron tres estudiantes de su mismo colegio con una botella y se la lanzaron, estallando al caer al suelo y causando heridas a ambas niñas. En ambos casos, los recipientes contenían "un líquido ácido corrosivo", de acuerdo a las informaciones proporcionadas desde la propia Policía autonómica.

Fuentes cercanas a la menor herida han llegado a concretar el contenido de los artefactos explosivos. Al parecer, se trata de una combinación de sosa cáustica, agua y aluminio, muy sensible al movimiento por la presión que genera la mezcla cuando se encierra. Su fabricación es sencilla, dada la facilidad para encontrar los distintos elementos. Además, existen numerosos vídeos en Internet que explican con todo lujo de detalles qué cantidades utilizar de cada uno de los componentes y cómo llevar a cabo el cóctel para conseguir una perfecta bomba casera. Tal vez los menores identificados y relacionados con una de las agresiones tomaran la idea de la Red o puede que se les ocurriera probar el experimento a raíz de los numerosos bulos que han corrido por las redes sociales acerca de botellas explosivas abandonadas por las calles de distintas ciudades, no sólo de España sino también de Latinoamérica.

De la misma manera que hay en Internet vídeos para elaborar estos artefactos, también existen unas cuantas entradas que hablan de esos rumores y advierten de su falsedad para llamar a la calma. Por desgracia, esta vez, lo que comenzó siendo rumor que se propagó este fin de semana por toda Vitoria se confirmó como realidad. Qué sucederá a partir de ahora es, relativamente, una incógnita, puesto que la investigación sigue abierta y quedan flecos pendientes que cerrar, como la autoría del incidente en Abastos. La Ertzaintza y la Fiscalía de Menores habrán de trabajar codo con codo para esclarecer la verdad. Los chavales señalados siguen, mientras tanto, yendo a clase con normalidad, aunque el colegio ha puesto los hechos en conocimiento de Inspección de Educación para que le oriente sobre qué debe hacer.

¿Cuántos autores? La Ertzaintza ha identificado a tres menores por su presunta vinculación con uno de los incidentes, concretamente el de la calle José Erbina. Las niñas heridas pertenecían al mismo colegio que los tres chavales señalados y tenían la misma edad. No obstante, no se les ha relacionado oficialmente con la botella que estalló en Abastos un poco antes e hirió a una abuela y su nieto.

¿Por qué? En distintos medios de comunicación se habla de los hechos como una gamberrada que se extralimitó. No obstante, esta línea de la investigación también se mantiene abierta.

¿Cuál era el líquido? La Ertzaintza continúa hablando de "un líquido corrosivo", aunque fuentes cercanas a la menor herida grave han concretado a DNA que la botella contenía una mezcla de sosa cáustica, aluminio y agua, muy sensible al movimiento.

19.45

El sábado, a las 19.45 horas, la Ertzaintza recibe aviso desde el Hospital Santiago, donde acababan de ingresar la abuela y el nieto tras estallar la botella abandonada en la plaza de Abastos.

21.15

El mismo sábado, a las 21.15 horas, la Ertzaintza recibe un segundo aviso desde el mismo hospital. Esta vez, las heridas son dos niñas de quince años, que cuentan cómo unos compañeros del colegio les han lanzado una botella en José Erbina. Una de ellas es trasladada a Cruces por la gravedad de las quemaduras.