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La cesta de la compra parece resistirse a transportar brotes verdes. Por ahora casi todos los productos cuestan lo mismo o más que en 2013, un año que fue catastrófico para las economías domésticas por la subida media de un 1,4% en la alimentación, el incremento en más de un 20% en artículos tan básicos como las patatas, el aceite de oliva, las manzanas, las peras o los pimientos y, sobre todo, por el draconiano recorte del presupuesto familiar. Son estos malos tiempos para los consumidores, quienes difícilmente podrán alegrarse de que de momento parte del género mantenga los precios anteriores a la Navidad dado que su capacidad adquisitiva no ha dejado de disminuir por la congelación de los salarios y el desgaste de los ahorros. Y son peores aún para quienes viven en Álava, una de las provincias del Estado donde más caro resulta llenar la nevera para saciar el hambre. Cuatro comerciantes tradicionales de Vitoria ponen sobre el mostrador los números del nuevo año, una lista de sube y bajas del género más demandado en sus establecimientos, principalmente fresco, a los que no siempre se encuentra una explicación.

A las nueve de la mañana, Mari Mar Plaza ya está a plena actividad al otro lado del mostrador de su tienda de charcutería y alimentación en el número 10 de la calle Adurza. Hace años que está al frente del negocio que abrió su madre en los ochenta y forma parte de la cooperativa Covirán, una estrategia que le permite impulsar ofertas para no ser devorada por las grandes superficies. No obstante, la pequeña empresaria reconoce que en ocasiones se ve obligada a reducir muchísimo su margen de beneficio para atraer clientela. La gente compra menos que antaño y cuando lo hace recurre a lo más barato. "La crisis se nota", lamenta la comerciante, antes de empezar a desgranar los tiras y aflojas de la actual cesta de la compra. Empezando por las buenas noticias, los productos de su especialización que han bajado de precio -y lo han hecho en casi un 10%- son el aceite, con la garrafa de oliva a 11,95 euros, la mayonesa, con botes por un euro, casi todas las legumbres, que están a 2,15 el kilo en el caso de las lentejas pardiñas y los garbanzos pedrosilleros, y los zumos, fijados ahora en 79 céntimos el litro.

Más larga es la lista contraria. Los productos básicos que se han encarecido son los huevos, al pasar del euro que costaba la docena en Navidad a 1,9, la pinta alavesa, que ya está en 6,20 el kilo, y el conejo, que desde otoño del año pasado ha ido engordando hasta pasar de 4,75 a 5,99 euros. "Y aún más están subiendo los espárragos, incluidos los chilenos y los peruanos, que registran ya un incremento de alrededor del 15%", apostilla Mari Mar Plaza, consciente de la dificultad de darles salida. Precisamente por ese motivo, ahora mismo no dispone en su local de jamón ibérico, el único producto de charcutería que se ha disparado y que lo ha hecho a lo grande. "La última vez que compré, la paleta estaba a 36,90 euros", asegura. Por suerte, el resto de embutidos se mantienen respecto al año pasado, con el jamón york a 6,75, la mortadela a 5,95, el queso de barra a 11,50 o el chorizo "casero de La Rioja" a 9,95 euros el kilo.

El portal siguiente al de la charcutería de Mari Mar también lleva su nombre. Es una frutería, la que abrió junto a su marido en 2007. Y es él, Javi Legarda, quien la comanda desde entonces. Dentro, un gran expositor muestra un multicolor abanico de artículos de gama media-alta cuyas etiquetas siempre están bailando. "En general, todo ha subido un poco, pero en este caso el precio del género depende sobre todo de la climatología, ya que si cae pedrisco lo poco que hay se revaloriza, y de que éste es un producto más perecedero", explica el comerciante. Él ha llegado a comprar "tres veces en una semana y las tres con un coste diferente". Por eso, resulta difícil que en esta especialidad el cliente pueda planificar de antemano la compra si lo que va buscando es gastar lo menos posible. Empezando por la fruta, la piña es la única que ha bajado con el comienzo del nuevo año. "En Navidades ha estado casi a dos euros ", reconoce este pequeño empresario, "y ahora la tengo a 99 céntimos, supongo que porque no se habrá vendido mucha y los productores e intermediarios quieren dar salida a las sobras". Los demás productos más o menos se mantienen congelados, con las mandarinas a 45 céntimos la unidad, la naranja a 50, la pera conferencia a casi 2 euros el kilo, las manzanas de importación a 2,40 y las que trae de Gerona a 1,60.

Cada vez que Javi da precios incluye un "ahora mismo" para no caer en errores. Con ese matiz, y adentrándose en el mundo de las verduras, la coliflor "apenas se ha movido, con una oscilación máxima de treinta céntimos", el pepino sigue igual que hace unos días, así como las lechugas o los puerros, los pimientos verdes y los rojos "están especialmente caros" y la judía verde ha pasado de costar 1,20 euros la semana pasada a 1,90 en ésta. En este último caso, este minorista desconoce el por qué de semejante fluctuación, ya que "no se trata de un producto perecedero". Sin embargo, este "misterio" que sólo pueden conocer los productores e intermediarios ha sucedido en otras ocasiones. "Al final, en líneas generales, nos encontramos con subidas periódicas de entre 5 y 15 céntimos y a veces con otras muy considerables de hasta 1 y 2 euros que no siempre repercuto en el precio de venta", aclara el comerciante, consciente de las dificultades económicas que atraviesan sus clientes. También son duras para él.

Otra mercancía que igualmente está sometida a los caprichos de la meteorología es el pescado. Bien lo sabe Imanol Martínez, un alegre comerciante de la Plaza de Abastos que regenta el negocio abierto por su ama en los orígenes del mercado. "Le afecta mucho el tiempo, no tanto que haga frío o calor, sino el viento, porque salvo cuatro barcos que salen a la mar los demás se quedan en el puerto, así que hay menos género y se encarece", explica. Ése es el motivo de que hasta esta misma semana sus productos hayan arrastrado los altísimos precios inflados por Navidad. "Pero por fin han bajado, aunque en general van más altos que el año pasado", apostilla, antes de iniciar el repaso centrado en los artículos más demandados por sus clientes. El gallo, según dice, está ahora a 23 euros el kilo, cuando lo habitual en el último ejercicio han sido 20. La merluza mediana de anzuelo cuesta 17 euros, unos tres más que antes de las celebraciones de diciembre. El bacalao, por contra, ha vuelto a los 18 euros el kilo, tras unas semanas en que estuvo a 26. La anchoa, que puede subir o bajar cuatro euros de golpe, está ahora a 12,30. Y la almeja, la fina de Pontevedra, producto estrella de su selección de marisco, se ha disparado cinco euros y se sitúa en la actualidad en torno a los 33 el kilo.

No es extraño que con la crisis haya descendido la compra de pescado en beneficio de la carne. La chicha ha soportado mejor los avatares de la crisis y partía ya de precios más bajos, dadas sus características. Un compañero de Imanol y portavoz de los minoristas de Abastos, Manuel Rabasco, da fe desde su pollería. "Más o menos los precios se contuvieron el año pasado y éste seguimos igual, e incluso hay algunos descensos", asegura, para alegría del consumidor, este dicharachero comerciante. El cordero de su puesto ha pasado de los 11 euros el kilo en Navidad a 9,90, el pollo sigue en torno a 4 euros el kilo y el de caserío Lumagorri está a 6,50. La codorniz tampoco ha variado, a 1,75, mientras que el precio del conejo ha descendido de 6,90 a 6,50 en un mes. Los huevos, tan habituales en todas las neveras, mantienen el tipo, a 1,70 euros la docena de la talla L, a 2 la XL y a 2,70 los que presumen de Label vasco.

Muchos de los artículos de Rabasco podrían encontrarse más baratos en un supermercado, aunque probablemente no serían los mismos. Este empresario apuesta por "la calidad del producto noble" frente a los chollos de las cadenas porque tiene la certeza de que muchos vitorianos "prefieren hacerse una tortilla con un huevico de categoría que sepa a gloria que con dos y arruinar el plato". No obstante, la realidad también indica que son cada vez más las personas que acuden a las grandes superficies. Allí es donde están las marcas blancas, salvavidas para muchos hogares. Y, por ende, allí es donde muchas familias hacen la compra completa. Eso sí, dependiendo de cuál se elija, es posible ahorrar unos cuantos euros. El último estudio realizado hace unos meses por la Organización de Consumidores y Usuarios deja bien claro las diferencias entre las distintas empresas. Buscando la cesta más económica, la opción más rentable en ese momento era Lidl, seguida de Aldi, Simply, Mercadona, Dia, Eroski, E. Leclerc y Carrefour. Estas tres últimas, además, llegaron a incrementar los precios de los productos más baratos por encima del 5%. Subidas que en la mayoría de artículos se mantienen.