Vitoria. El Centro Internacional de Congresos, Exposiciones y de las Artes Escénicas se asienta desde ayer sobre un pilar fundamental, más allá de los cimientos que empezaron a excavarse a mediados de febrero en la plaza Euskaltzaindia. El motivo no es otro que el visto bueno por parte de la Junta de Gobierno Local del proyecto de actividad de este equipamiento, que aspira a ser un referente de las artes escénicas, expositivas y congresuales.
Una aprobación que, a juicio del alcalde de Vitoria, Patxi Lazcoz, supone "dar un nuevo paso a favor de este proyecto para aprovechar nuestras potencialidades como ciudad". Se trata de pisar fuerte y sin pausa, ya que las actuaciones del Bai Center se han aceptado "con muchos meses de antelación a lo que tendría que hacerse para que se haga con transparencia". Tal celeridad obedece a su objetivo, el de superar las "enormes deficiencias", como así las califica Lazcoz, que arrastraba Vitoria desde hace más de 20 años en cuanto a la oferta cultural y congresual.
Se refería a lo pequeño que ya desde su nacimiento prácticamente quedó el Palacio Europa, inaugurado en 1989, época en la que era alcalde José Ángel Cuerda, y lo grande que aspira a ser el nuevo complejo de Lakua. Un proyecto tan ambicioso que ha suscitado una oleada de críticas por parte de vecinos y grupos municipales como PP y PNV, que dijeron no al Bai Center. Los populares querían parar los trabajos y los jeltzales "repensarlo" para que salga más barato. Un clamor que se queja de los 89 millones de euros de obra civil, más otros 25 de equipamiento. En total, 114. Y el resto, hasta los 157 millones presupuestados, están reservados a estudios de control de calidad y posibles imprevistos. En resumidas cuentas: sus opositores no quieren hipotecar Vitoria por tirar ahora la casa por la ventana con este gasto millonario para las arcas municipales en plena recesión económica. Pero de desembolso nada para el primer edil de la capital, "los objetivos son muy moderados por la crisis", recalca, puesto que para él es una inversión en toda regla. "El Centro Internacional de Congresos generará durante su construcción en torno a 2.643 puestos de trabajo, que ya hay en marcha desde que las obras empezaron", precisó Lazcoz en referencia a los recursos que necesitará el palacio y que no sólo serán de tipo humano.
También serán económicos, puesto que la infraestructura revertirá en el sector servicios, así como en el turismo expositivo y congresual, gracias a las 300.000 personas que se espera que participen en los diversos actos que se programen. Un nuevo reclamo que dejará a la ciudad más visitantes cuando ésta acabe su reinado como Green Capital. Y, por ende, más dinero. En concreto, se espera que produzca 64,6 millones de euros de impacto económico anuales al Producto Interior Bruto (PIB), "convirtiéndose en motor y dinamizador de la vida económica". A pesar del rechazo inicial que el BAI Center ha suscitado, el alcalde confía en que cuando pasen las elecciones del próximo día 22 habrá más votos a favor. En cualquier caso, Patxi Lazcoz insiste en que las obras del centro cultural y de congresos ya no se pueden parar. Si ello ocurriera, asegura que Vitoria cometería el mismo error que con el tranvía, que llegó a la capital alavesa con doce años de retraso.
El diseño De acuerdo al diseño de Mariano Bayón, el equipamiento contaría con cuatro estructuras diferenciadas. La denominada Arena se dedicaría a todas las exposiciones, festivales musicales, banquetes o cualquier evento en general. La segunda área es el llamado Palacio de Congresos, destinado al turismo de negocios más los espectáculos de pequeño tamaño. Estaría enmarcada entre el anterior edificio y otro: la Sala Vanguardia, para música coral o conciertos de jazz, entre otros. Pegado a él estaría el Auditorio, también conocido como sala sinfónica porque se dedicará al ciclo de grandes conciertos, incluidos los de ópera. También se reserva el espacio Área ciudad, para tiendas y gastronomía, más un aparcamiento para más de 600 plazas.