Madrid. La niña bonita de la décima edición del Congreso Nacional de Medio Ambiente, Vitoria, hará de 2011 el año de la energía. El objetivo es llegar a la celebración de la Green Capital 2012 con índices menores de consumo y, a la vez, con más vatios producidos a través de fuentes naturales. Así que el Ayuntamiento ya se ha puesto a trabajar con un listado de acciones entre las que destaca, por su novedad, la colocación de paneles fotovoltaicos a modo de tejavanas sobre los distintos aparcamientos disuasorios de la ciudad para llegar a producir la energía equivalente a la que genera la trigésima parte de las farolas que campan sobre las calles de Gasteiz.
La idea es empezar la materialización de este ambicioso reto por el parking del Buesa Arena, con una inversión que correría a cargo del Ente Vasco de la Energía. "El Ayuntamiento ya ha iniciado las conversaciones, y también hay que hablar con la Diputación", explicó ayer, durante la animada inauguración del stand de Vitoria en Conama, el jefe del Servicio de Planificación Ambiental del Consistorio, Andrés Alonso. Eso sí, una vez instalados los techos en el aparcamiento que toca las orillas del humedal de Salburua, el reto proseguirá por el resto de estacionamientos para conquistar entre 10.000 y 20.000 metros cuadrados de superficie y producir nada menos que un megavatio de energía al año.
En ese afán por fabricar energía limpia, el Ayuntamiento también pondrá en marcha en 2011 el proyecto para convertir los rechazos de la planta de biocompostaje de Jundiz, más de la mitad del material tratado, en combustible sólido con destino a las cementeras. "Hemos aprobado un segundo convenio con el instituto para la diversificación y ahorro de energía, y queremos que esta actuación se ponga en marcha ya", subrayó Alonso. La actuación será útil por partida doble: no sólo permitirá alargar la vida del vertedero de Gardelegi sino que, además, optimizará el funcionamiento del equipamiento, que ahora sólo es capaz de convertir el 5% de los desechos que recibe en abono para los campos.
Como menos es más, Vitoria también focalizará sus esfuerzos en 2011 en reducir el consumo de energía en cuatro ámbitos: luz, calefacción, agua y residuos. El primero vendrá acompañado de la esperada renovación del alumbrado del Casco Viejo, un proyecto que se pondrá por fin en marcha tras la experiencia piloto realizada en una calle del barrio y el proceso de participación ciudadana que la acompañó. Además, continuará colocando reguladores para reducir hasta un 40% la intensidad de las farolas a determinadas horas de la noche sin perder calidad, y la sustitución de las 1.400 farolas-bola que proyectan la luz hacia el cielo por sistemas más modernos. Hasta ahora, esa acción ha permitido una iluminación más eficiente y un ahorro de energía del 40%.
mucho dinero Son datos que emocionan a Alonso, aunque desvela que hay una iniciativa aún más ambiciosa que está por venir: reducir de 32 a 23 los gigavatios por hora al año que consume la ciudad. Para lograrlo se necesita mucho dinero, una inversión de siete millones de euros. Y, por muy green que pinte Gasteiz, seguimos en época de vacas flacas. No obstante, hay tantos retos sobre la mesa que es imposible que Medio Ambiente espere sentado. El Ayuntamiento seguirá trabajando para reducir los niveles de gasto térmico -agua y calefacción- de sus edificios, que ya están "muy controlados", y se comprometerá el próximo año a dar "un arreón" al asunto de la iluminación en el interior de los equipamientos municipales. Falta le hace. Además, seguirá adelante con el Plan Futura de ahorro de agua: cuanto menos consuma, menos energía producirá el Consistorio en el proceso de llevarla desde el pantano hasta devolverla a la depuradora.
La gestión de los resíduos también se sumará a los hitos del ahorro. El jefe de Planificación Ambiental desveló el interés del Ayuntamiento en introducir mejoras en los aspiradores que succionan a modo de ventilador las basuras de los buzones de recogida neumática. "Se puede reducir el consumo eléctrico y lo vamos a hacer", afirmó Alonso. Energía, al contarlo, no le falta.